Garz¨®n, en el punto de mira
El Tribunal Supremo est¨¢ a punto de sentar en el banquillo al 'superjuez'
Van a por el superjuez y adem¨¢s quieren que se note. La Sala Penal del Tribunal Supremo ya ha pronunciado su delenda est Garz¨®n. La reapertura de la investigaci¨®n sobre las remuneraciones del juez en Nueva York, archivada tres veces, una por la propia Sala Penal, no deja lugar a dudas. Ya no se trata de un par de avisos. Nunca antes la Sala de lo Penal hab¨ªa machacado as¨ª a un juez, tramitando contra ¨¦l querellas en cadena. Baltasar Garz¨®n, el magistrado de la Audiencia Nacional que ha enviado a prisi¨®n a m¨¢s de un millar de etarras, que retir¨® de la circulaci¨®n a los GAL y orden¨® la prisi¨®n de Pinochet, puede acabar los pr¨®ximos d¨ªas en el banquillo por querer investigar el franquismo.
Luciano Varela tiene en sus manos llevar a juicio al magistrado
Si finalmente es encausado, el Poder Judicial le suspender¨¢
Varela investig¨® las remuneraciones de Garz¨®n en Nueva York y no vio delito
El proceso al franquismo le rest¨® apoyos del Gobierno y la Judicatura
El magistrado instructor del Supremo, Luciano Varela, es quien tiene en sus manos el futuro de Garz¨®n. Cuando era juez de instrucci¨®n de Pontevedra en 1985, Varela conden¨® a un funcionario que consideraba que el derecho de huelga era "contrario a los Principios Fundamentales del Movimiento". De ah¨ª a convertirse en el posible aliado del franquismo residual para sentar en el banquillo al juez que intent¨® investigar los cr¨ªmenes de Franco median 25 a?os de magistrado, una trayectoria de radicalismo izquierdista y un ego tan desmedido como el de su famoso imputado, el juez Baltasar Garz¨®n.
Fundador y l¨ªder de primera hora de Jueces para la Democracia (JpD), Luciano Varela fue pronto conocido entre sus compa?eros como O guerrilleiro, por la radicalidad de sus posiciones. Eran los a?os ochenta y en los congresos de JpD, Varela acusaba al entonces Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez (PSOE) de "no defender los principios y garant¨ªas constitucionales", o tildaba al Consejo del Poder Judicial de ser proclive a "desencadenar los mecanismos disciplinarios". En alguno de sus informes se pas¨® tanto de rosca que ni siquiera los sometieron a votaci¨®n.
Pese a su cr¨ªtica a los "mecanismos disciplinarios", sali¨® bastante bien librado en las ocasiones en que pas¨® por el Poder Judicial. Por ejemplo, en 1990, cuando fue denunciado por el fiscal de Galicia por menospreciar a los fiscales en sus sentencias. Varela les criticaba por su "falta de seriedad de la acusaci¨®n", les reprochaba "serias faltas de calidad jur¨ªdica" o les atribu¨ªa "una sorprendente inercia burocr¨¢tica". El Poder Judicial apenas le dio un ligero tir¨®n de orejas por "criticar gratuitamente" la actuaci¨®n de los fiscales. Tampoco es que los fiscales tengan mejor opini¨®n de ¨¦l: "Es muy dictadorcito", aseguran los del Supremo.
Que se sepa, Luciano Varela y Baltasar Garz¨®n s¨®lo han tenido un punto de contacto en toda su carrera. En 1989, un recluso de la prisi¨®n de Pontevedra, Ricardo Portabales, denunci¨® que su cabeza ten¨ªa precio. Sus revelaciones sobre el narcotr¨¢fico al juez Luciano Varela hab¨ªan trascendido a la opini¨®n p¨²blica. Portabales fue trasladado a la Audiencia Nacional, donde Garz¨®n constat¨® su credibilidad, le dio el estatus de arrepentido, y prepar¨® el m¨¢s c¨¦lebre operativo antidroga practicado nunca en Espa?a: la Operaci¨®n N¨¦cora. A partir de entonces, los integrantes del clan de los Charlines, y capos como Oubi?a o Sito Mi?anco cobraron dimensi¨®n nacional e hicieron correr r¨ªos de tinta. Garz¨®n se colg¨® todas las medallas y reforz¨® su dimensi¨®n estelar como superjuez, no s¨®lo antiterrorista, sino tambi¨¦n como azote del narcotr¨¢fico.
Ninguna de las fuentes consultadas, sin embargo, sit¨²an en este episodio la inquina de Varela por el juez al que ahora puede sentar en el banquillo. Garz¨®n y sus m¨¦todos expeditivos nunca han gozado de simpat¨ªa en un amplio sector de la judicatura progresista. Pero, bien porque Garz¨®n andaba entonces en operaciones anti-GAL, bien por la dificultad de criticar abiertamente sus operaciones antidroga o contra ETA, el malestar se iba aposentando o expres¨¢ndose s¨®lo a trav¨¦s de difusas cr¨ªticas a los jueces estrella.
Amigo de la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, Varela intent¨® en varias ocasiones acceder al Supremo, pero debido al veto de vocales afines al PP, no lo consigui¨® hasta enero de 2007. En la carrera est¨¢ considerado como un hombre de la vicepresidenta.
Y es por ah¨ª por donde todas las fuentes consultadas sit¨²an el origen de la operaci¨®n contra Garz¨®n. No es que el Gobierno en pleno est¨¦ contra el magistrado, pero un influyente sector del mismo, que cuenta con antenas en el Poder Judicial y en el Supremo, fue el que urdi¨® la operaci¨®n para impedir su acceso a la presidencia de la Audiencia Nacional, en la que Varela fue decisivo.
Siempre en el ojo del hurac¨¢n, el superjuez no tuvo problemas mientras fue evidente que levantaba el pie durante el proceso de negociaci¨®n con ETA. Pero rotas las negociaciones, exasper¨® al Supremo al adelantarse con la suspensi¨®n de actividades de ANV. Y el que se considera su definitivo error fue la apertura del proceso al franquismo, que al poner en evidencia las carencias de la Ley de Memoria Hist¨®rica, le rest¨® muchos apoyos en el Ejecutivo y en la Judicatura, le enfrent¨® a la Fiscal¨ªa y le puso enfrente a toda la derecha espa?ola. La instrucci¨®n del caso G¨¹rtel aliment¨® la presi¨®n con las sa?udas quejas del PP contra Garz¨®n por investigar la trama corrupta en la que aparecieron implicados altos cargos del partido.
En junio de 2008, Varela fue designado ponente de una querella montada a partir de un libro de investigaci¨®n que atribu¨ªa a Garz¨®n haber cobrado 1,7 millones de d¨®lares por sus actividades docentes en Nueva York, como contraprestaci¨®n por el archivo de una querella contra el presidente del Grupo Santander, Emilio Bot¨ªn. La querella era tan burda y las cantidades estaban tan infladas que Varela tuvo que rechazar los delitos de prevaricaci¨®n y cohecho. Pero en vez de detenerse ah¨ª, buce¨® sinuosamente entre las remuneraciones de Garz¨®n como profesor invitado de la Universidad de Nueva York y dio traslado al Poder Judicial, apuntando que Garz¨®n habr¨ªa incurrido en "falta muy grave" al no notificar al Poder Judicial que iba a percibir una "n¨®mina". Una falta que podr¨ªa haberle costado la suspensi¨®n de funciones.
Fue el primer intento en toda regla de liquidar al superjuez, que s¨®lo prosper¨® parcialmente. El Poder Judicial archiv¨® todas las denuncias y dio por buenas las remuneraciones de Garz¨®n. Pero para entonces, en medio de la algarab¨ªa, Garz¨®n hab¨ªa quedado apartado de la carrera para presidir la Audiencia Nacional. Despu¨¦s de dos archivos del Poder Judicial y otro de Varela, ahora la propia Sala ha reabierto la investigaci¨®n.
El otro extremo de la tenaza lo sostiene el magistrado Adolfo Prego, ponente en la admisi¨®n de la querella del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias contra Garz¨®n por su investigaci¨®n del franquismo. Durante su etapa como consejero del Poder Judicial fue el principal art¨ªfice de los nombramientos de al menos media docena de sus compa?eros conservadores. Ahora los lidera con comodidad, mientras se perfila como posible candidato al Tribunal Constitucional. El PP busca un penalista que cumpla el mismo papel que el fallecido Roberto Garc¨ªa Calvo y Prego cuenta con el mejor perfil para el cargo. Y m¨¢s desde que admiti¨® la querella de los franquistas contra Garz¨®n, que el PP festej¨® enardecidamente.
Aunque Prego ya dej¨® en el Poder Judicial constancia de sus posiciones ultraconservadoras, fue la admisi¨®n de la querella contra Garz¨®n la que proyect¨® a la luz p¨²blica su vinculaci¨®n con la Fundaci¨®n para la Defensa de la Naci¨®n Espa?ola (Denaes), de la que es patrono de honor, entidad que ha compartido con Manos Limpias iniciativas pol¨ªticas contra el Gobierno, una com¨²n animadversi¨®n por el juez Baltasar Garz¨®n y una oposici¨®n radical a la Ley de Memoria Hist¨®rica y a los procesos de localizaci¨®n de fosas de asesinados en la Guerra Civil.
Su reconocida capacidad de maniobra -fuentes judiciales le definen como "encantador de serpientes"- le ha procurado una suerte de alianza con su oponente ideol¨®gico, Luciano Varela, en la operaci¨®n de derribo de Garz¨®n. La querella de Manos Limpias ya concit¨® la unanimidad de cuatro magistrados conservadores y tres progresistas en el tr¨¢mite de admisi¨®n. Ahora se han sumado otros tres jueces conservadores para reabrir el asunto de Nueva York, lo que da idea de que la Sala casi al completo respalda la operaci¨®n.
A partir de esta semana, Luciano Varela es quien tiene que tomar la decisi¨®n de archivar la querella de Manos Limpias o sentar a Garz¨®n en el banquillo. Si ¨¦ste es procesado, el Poder Judicial seguramente le suspender¨¢ en sus funciones judiciales. Fuentes judiciales creen que esto es s¨®lo el principio y que a las querellas de Manos Limpias podr¨ªan sumarse otras en curso, para vestir mejor la suspensi¨®n de funciones. Sea cual sea la decisi¨®n de Varela, los s¨ªntomas no dejan lugar a dudas: en el Supremo el vaso se ha desbordado y si no es esta vez, ser¨¢ la siguiente.
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