Las elecciones de siempre en Alemania
La actual campa?a de las elecciones legislativas de Alemania es la que re¨²ne m¨¢s m¨¦ritos para ganarse la calificaci¨®n de la m¨¢s aburrida en toda la historia de la Rep¨²blica Federal. La reacci¨®n mayoritaria entre los comentaristas ante el ¨²nico debate televisado entre la canciller Angela Merkel y su oponente, el ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, celebrado dos semanas antes de los comicios, fue un bostezo colectivo, lo que resulta tanto m¨¢s notable en vista de los acontecimientos hist¨®ricos que eclipsan estas elecciones.
Hace veinte a?os, el Muro de Berl¨ªn se desplom¨®, lo que desencaden¨® un cambio s¨ªsmico que traslad¨® las fronteras de la antigua Rep¨²blica Federal y de la Europa Occidental en su conjunto a centenares de kil¨®metros m¨¢s al Este. El inmenso imperio sovi¨¦tico hizo su hist¨®rico mutis por el foro sin que se disparara un solo tiro. Este aniversario ofrece suficientes razones para que ahora se estuviera desarrollando un debate acalorado sobre los ¨¦xitos y los fracasos de la reunificaci¨®n alemana y para ofrecer una visi¨®n a Alemania y a Europa de cara a los pr¨®ximos veinte a?os.
Vuelve el FDP, el partido que s¨®lo defiende la libertad de los especuladores
En cierta ocasi¨®n, el ex canciller alem¨¢n Helmut Schmidt dijo en broma que los pol¨ªticos que tienen una visi¨®n deben ir a revisarse la vista. Esa advertencia ten¨ªa sentido en la d¨¦cada de 1970, cuando incluso los j¨®venes parlamentarios de su Partido Socialdem¨®crata so?aban con una revoluci¨®n, pero Schmidt nunca habr¨ªa imaginado que llegar¨ªa un d¨ªa en que no habr¨ªa pol¨ªtico alguno en busca de una revisi¨®n de la vista.
En el oto?o de 2008, la amenaza de un Armagued¨®n financiero coloc¨® al borde del desastre no s¨®lo a Alemania, sino tambi¨¦n a todo el mundo. Lo peor ha quedado mitigado y desdibujado en los pa¨ªses ricos mediante el recurso a unos niveles de deuda sin precedentes, pero cualquier persona m¨ªnimamente espabilada sabe que la pr¨®xima generaci¨®n -e incluso la siguiente a ella- estar¨¢ pagando los excesos cometidos por los banqueros de inversi¨®n. No podemos por menos que sentir asombro ante la discreci¨®n con que est¨¢n abordando ese asunto Merkel y Steinmeier en sus respectivas campa?as.
Preg¨²ntese a los estrategas de los partidos y dir¨¢n que la crisis financiera es un asunto para perdedores; los votantes quieren o¨ªr algo positivo. El electorado est¨¢ viviendo el mayor desplome desde 1929 como si fuera un mal sue?o que ya casi ha pasado... y los pol¨ªticos no quieren despertarlos. Los llamados "aut¨®nomos" -radicales violentos de izquierdas- de Berl¨ªn-Kreuzberg disfrutan incendiando coches de lujo, pero no se ha roto ni un solo escaparate de un banco en toda Alemania.Tampoco se ha llevado ante la justicia a un solo financiero-especulador que enga?ara a los reguladores con cifras ama?adas. Al contrario, esos artistas de la bancarrota est¨¢n recurriendo a la justicia para obtener las primas de millones de d¨®lares a que consideran tener derecho. No pocos de ellos est¨¢n de vuelta ante la mesa de juego especulando con el dinero de los contribuyentes y vendiendo sus nuevos "productos financieros". Saben que, cuando llegue el pr¨®ximo desplome, el contribuyente no tendr¨¢ otra opci¨®n que volver a rescatarlos.
S¨®lo algunos incondicionales repiten t¨ªmidamente la incendiaria pregunta formulada por Mackie Navaja en la ?pera de tres centavos de Bertolt Brecht: "?Qu¨¦ es el robo en un banco comparado con la fundaci¨®n de un banco? ?Qu¨¦ es una ganz¨²a comparada con una participaci¨®n en una emisi¨®n de obligaciones?". Pero ese lema es de la d¨¦cada de 1920 y parece un recordatorio nost¨¢lgico de una agitaci¨®n del pasado que preferimos ver tan s¨®lo en un escenario teatral.
El mayor milagro en esta campa?a electoral de 2009 es el resurgimiento del Partido Dem¨®crata Liberal (FDP). De hecho, el paisaje pol¨ªtico alem¨¢n nada necesita m¨¢s que un partido verdaderamente liberal, en el sentido que tiene ese t¨¦rmino en los Estados Unidos: un adalid de la causa de la libertad individual. Lamentablemente, bajo la demasiado prolongada direcci¨®n de Guido Westerwelle, el FDP ha degenerado hasta convertirse en un partido notable por defender ¨²nicamente la libertad de unos pocos privilegiados: los banqueros y los hombres de negocios.
Hace tan s¨®lo un a?o, el FDP se aten¨ªa fervientemente a la religi¨®n de los neoconservadores americanos, seg¨²n la cual los mercados se autorregulan. As¨ª pues, se opuso vigorosamente a todos los intentos -poco entusiastas por lo dem¨¢s- de regular el sector financiero. En fecha tan tard¨ªa como el pasado mes de mayo, el FDP defend¨ªa los derechos de propiedad del multimillonario estadounidense Christopher Flowers, importante accionista del fracasado banco alem¨¢n Hypo Real Estate, quien fue rescatado del olvido mediante garant¨ªas estatales que ascend¨ªan a m¨¢s de 100.000 millones de euros de los contribuyentes.
No obstante, en un momento en que las finanzas est¨¢n bajo sospecha, el partido que defiende la libertad de los especuladores financieros frente a la del individuo est¨¢ granje¨¢ndose el favor del electorado m¨¢s que ning¨²n otro. El FDP puede contar con entre el 13 y el 14%, aproximadamente, del voto, lo que significa que podr¨ªa unirse a la Uni¨®n Cristianodem¨®crata de Angela Merkel para formar Gobierno.
No puedo explicarme esa din¨¢mica. No creo en las leyes de hierro de la historia citadas por Karl Marx. Aun as¨ª, una ley hist¨®rica s¨ª que parece aplicable: en una crisis econ¨®mica inmensa, los votantes se mantienen fieles a aquellos en cuya competencia econ¨®mica han confiado tradicionalmente, es decir, los mismos precisamente que los condujeron a la ruina.
Pero toda regla tiene su excepci¨®n. En este caso, es el ex Partido por el Socialismo Democr¨¢tico (PSD), el sucesor del partido gobernante de la antigua Alemania Oriental. Los disidentes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) tradujeron ese nombre como "Pr¨¢cticamente lo Mismo". Dicho partido, que ahora usa el presuntuoso t¨ªtulo de "La Izquierda", se ha afianzado en la Alemania Occidental con sus imposibles promesas de unas pensiones mayores, un salario m¨ªnimo por hora de trabajo de 10 euros, grandes planes de inversi¨®n p¨²blica y desaparici¨®n del desempleo: en una palabra, el tipo de para¨ªso socialista precisamente que fracas¨® en la Alemania Oriental.
Y, naturalmente, "La Izquierda", que a¨²n cuenta con un gran n¨²mero de personas que pertenecieron a la antigua Stasi entre sus miembros, pide tambi¨¦n una reevaluaci¨®n de la propia Alemania Oriental; muchos veteranos del partido rechazan el t¨¦rmino "dictadura" para esa fase de sus vidas. As¨ª, pues, adem¨¢s del FDP, tambi¨¦n ese partido est¨¢ benefici¨¢ndose de la poco entusiasta gesti¨®n de la crisis econ¨®mica mundial por parte de los partidos pol¨ªticos tradicionales.
Lo m¨¢s probable es que, cuando los alemanes voten el 27 de septiembre, el ¨²nico "vencedor" sea el "partido" de los abstencionistas. Yo no simpatizo con ese grupo, pero entiendo que los abstencionistas s¨®lo esperan una cosa de los partidos pol¨ªticos de Alemania en este momento: "Pr¨¢cticamente lo mismo".
? Project Syndicate, 2009.
Traducido por Carlos Manzano.
Peter Schneider es ensayista y novelista alem¨¢n. Su libro m¨¢s reciente, Rebellion und Wahn (Rebeli¨®n y falsa ilusi¨®n), trata de las protestas de 1968.
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