El artista que supo pintar el dolor
Lovaina dedica una gran retrospectiva al alma de Roger van der Weyden
El dolor puede ser bello. Sobre todo en los pinceles de Roger van der Weyden, donde, sencillamente, alcanza el grado de lo sublime. No hay m¨¢s que contemplar su obra cumbre: El descendimiento de la Cruz. Las l¨¢grimas que corren por los p¨®mulos de la Virgen resultan sobrecogedoras. La obra sigue ocupando un lugar principal en el Prado. Porque no, la tabla, parte central de un tr¨ªptico que nunca se ha podido reconstruir, no ha viajado al nuevo museo municipal de Lovaina para la exposici¨®n Van der Weyden. La emoci¨®n del maestro, que se expone hasta el 6 de diciembre. Aunque no hay de lo que preocuparse; aqu¨ª aguarda un aut¨¦ntico fest¨ªn para los amantes del pintor belga. Nada menos que 104 obras para trazar su trayectoria art¨ªstica y la importancia de la escuela que lider¨®.
Las piezas proceden de todo el mundo, incluida Espa?a, que ha prestado siete obras. Autor directo de alrededor de 40 tablas, la muestra re¨²ne tambi¨¦m trabajos firmados por su escuela, reproducciones de la ¨¦poca y cuadros de autores contempor¨¢neos.
La pieza estrella de la exposici¨®n es el tr¨ªptico de los siete sacramentos, realizado entre 1440 y 1445 y prestado por el museo de Amberes. La emoci¨®n acompa?a a la contemplaci¨®n de cualquiera de los muchos retratos realizados por encargo del clero o de la nobleza. Sin ir m¨¢s lejos, dos j¨®venes mujeres y una santa Catalina que sobrecogen por su hermosura.
Con Van der Weyden, el arte sacro reconoce su alma. Lo que hasta entonces parec¨ªan puras estatuas, adquieren con el pintor una humanidad plena de sufrimiento, pena y resignaci¨®n. De ah¨ª que su forma de enfrentarse al arte marque un antes y un despu¨¦s. Las divinidades sufren como meros seres humanos. La composici¨®n y el colorido de las tablas giran en funci¨®n de la carnalidad de la pieza. El comisario de la exposici¨®n, Jan van der Stock, ha construido un recorrido en el que junto a la obra se dan a conocer detalles de la casi secreta vida del artista.
Por ejemplo, se sabe que naci¨® en Tournai, en 1400, una zona que entonces era francesa y hoy es suelo belga. El hecho de que en 1436 fuera nombrado pintor oficial de Bruselas suele citarse como el final de las dudas sobre su nacionalidad.
Se sabe tambi¨¦n que su maestro fue Robert Campin, el gran inspirador de la pintura flamenca, y en cuyo taller trabaj¨® durante mucho tiempo. Pero como ocurre con las brumas que rodean la existencia de los grandes artistas de la pintura antigua, los expertos no siempre han podido determinar con claridad qu¨¦ obras fueron ejecutadas por su mano, cu¨¢les por su maestro o cu¨¢les pertenecen a su escuela. La exposici¨®n ha servido tambi¨¦n para que un comit¨¦ de expertos delimite la cuant¨ªa de la autor¨ªa del pintor flamenco en cada una de las obras. Cuatro tablas que se le ven¨ªan atribuyendo en su integridad han pasado a ser firmadas por su escuela. Con un gesto as¨ª se trata de poner las cosas en su sitio.
El comienzo y el final de la exposici¨®n evocan el descendimiento de la cruz. Toda una sala del nuevo museo est¨¢ ocupada por ocho versiones del dram¨¢tico momento. Est¨¢n firmadas por artistas contempor¨¢neos y posteriores al maestro. La versi¨®n m¨¢s sorprendente est¨¢ situada al comienzo del recorrido. Es la obra del videoartista belga Walter Verdin titulada Tiempo deslizante. Los 10 protagonistas de la tabla se mueven en las pantallas con un lento movimiento repetitivo. Es un juego para viajar al coraz¨®n del sentimiento.
Babelia
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