Y adem¨¢s, sin jaima
Aseguran los eruditos que no se ha hecho un estudio real de los discursos que se pronuncian en la Asamblea General de la ONU, sencillamente porque nadie los escucha. A lo sumo se presta una atenci¨®n circunstancial a los dirigentes m¨¢s controvertidos o extravagantes. Se comprob¨® el mi¨¦rcoles, en la sesi¨®n de apertura, con el inacabable parlamento (90 minutos frente a los 40 de Obama) de Muammar el Gaddafi, primero que dirige a la ONU en sus 40 a?os como due?o del petr¨®leo de Libia. Tan evidente debi¨® resultarle al dictador vitalicio el desinter¨¦s del auditorio que reconvino a los presentes por mostrar signos de fatiga o dormitar abiertamente.
Y ello pese a que se esforz¨® en adornar su soflama, opinando, por ejemplo, que el Consejo de Seguridad deber¨ªa denominarse Consejo del Terror. O figurando romper y arrojar tras de s¨ª, en expresiva composici¨®n coreogr¨¢fica, una copia de la carta fundacional de la ONU.
El coronel habl¨® de lo divino y lo humano: pidi¨® m¨¢s luz sobre el asesinato de John Kennedy y Luther King, insinu¨® que la nueva gripe es un arma de laboratorio o defendi¨® el derecho talib¨¢n a un emirato isl¨¢mico. Pr¨¢cticamente el ¨²nico tema ignorado por el aut¨®crata africano fue el recibimiento triunfal en Tr¨ªpoli al terrorista libio convicto de la matanza a¨¦rea de Lockerbie, liberado recientemente en el Reino Unido.
Gaddafi ha atra¨ªdo en cambio la atenci¨®n p¨²blica fuera del sal¨®n de sesiones de la ONU. Y no s¨®lo por las manifestaciones en su contra. Pese al empe?o de sus diplom¨¢ticos no ha conseguido desplegar en la ciudad de los rascacielos la jaima beduina en la que se aloja en sus viajes. En ella durmi¨® en el Kremlin, en el El¨ªseo y en un parque romano. En Nueva York, las ordenanzas urbanas le han impedido erigirla en Central Park y en otros dos emplazamientos; el ¨²ltimo, un terreno del supermillonario Donald Trump. Hay algo de justicia po¨¦tica en el hecho de que hombre tan poderoso, tras vagabundear metaf¨®ricamente como un sin techo m¨¢s, haya acabado recibiendo a sus interlocutores en la misi¨®n oficial de su pa¨ªs, junto a la detestada ONU.
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