Darwinismo financiero y reformas
En los ¨²ltimos d¨ªas se ha producido una proliferaci¨®n de noticias sobre las necesarias reformas que precisa la arquitectura financiera internacional para prevenir crisis como la actual y sus efectos sist¨¦micos de contagio. Entre otras, la reciente reuni¨®n del G-20 en Pittsburgh, el anuncio de la Comisi¨®n Europea de nuevos organismos de supervisi¨®n o las numerosas propuestas sobre c¨®mo regular la remuneraci¨®n de los directivos bancarios han ocupado gran parte de la informaci¨®n econ¨®mica en todo el mundo. Sin embargo, ni los indicadores econ¨®micos, ni la realidad social, ni las medidas adoptadas hasta la fecha parecen convencer a la mayor parte de la sociedad de que se est¨¦n haciendo adecuadamente los deberes para emprender reformas verdaderamente preventivas y resolutivas.
Puede haber recuperaci¨®n sostenible o una selecci¨®n darwiniana en la que s¨®lo los m¨¢s fuertes se salven La vuelta al equilibrio en el sistema no se lograr¨¢ sin cambios en la arquitectura financiera internacional
La burocracia, los problemas de coordinaci¨®n pol¨ªtica, la excesiva atenci¨®n sobre temas de importancia relativa, y una excesiva autocomplacencia est¨¢n dominando esta pretendida reforma. Los esfuerzos son denodados por parte de muchos dirigentes y organizaciones, pero el alcance y ¨¦xito final de las reformas dependen ineludiblemente de algunos factores que probablemente no se est¨¢n considerando en su justa dimensi¨®n. Entre ellos destacan la asincron¨ªa entre los planes de est¨ªmulo de la econom¨ªa y la recuperaci¨®n de la actividad crediticia, c¨®mo se sustituir¨¢ lo que ahora es actividad p¨²blica por la privada, la expansi¨®n del d¨¦ficit y la deuda p¨²blica (y privada) y sus consecuencias sobre los impuestos y la coordinaci¨®n de la supervisi¨®n financiera para la prevenci¨®n del riesgo sist¨¦mico y futuras crisis.
Se trata de cuestiones de enorme relevancia que pueden decidir si se produce una recuperaci¨®n sostenible o una selecci¨®n natural darwiniana donde s¨®lo los fuertes (bancos, empresas e, incluso, pa¨ªses) prosperen.
Para entender estos temas, su alcance e importancia, es preciso reconocer algunas premisas. En este punto resulta encarecidamente recomendable el libro de George Akerlof y Robert Shiller, titulado Animal spirits. C¨®mo influye la psicolog¨ªa humana en la econom¨ªa. En este libro se retoma el concepto keynesiano de "esp¨ªritu animal" para tratar de explicar c¨®mo los factores psicol¨®gicos y el pensamiento irracional est¨¢n presentes en el comportamiento econ¨®mico, y explican gran parte de los males actuales de la econom¨ªa. Los autores apuntan una paradoja fundamental de la actual crisis financiera: la deuda se ha desorbitado, pero es necesario (y compatible) que el cr¨¦dito vuelva a fluir. Por una parte, las empresas y los hogares se hab¨ªan endeudado de forma muy significativa, y ante la crisis, tan s¨®lo las rebajas de tipos de inter¨¦s han podido relajar relativamente la carga de su deuda financiera. A esta deuda privada y a la escasez de ahorro est¨¢ siguiendo un considerable aumento del endeudamiento p¨²blico, con pol¨ªticas expansivas keynesianas.
En todo caso, la restricci¨®n crediticia se est¨¢ prolongando demasiado y est¨¢ evitando que gran parte de las empresas y los hogares que se encuentran en buena disposici¨®n para tomar cr¨¦dito y emprender sus decisiones de inversi¨®n no puedan hacerlo. Se trata de una incoherencia irracional, un mecanismo de selecci¨®n mal articulado, que tan s¨®lo se explica por la necesidad de las entidades bancarias de recomponer sus maltrechos balances, empleando la abundante liquidez que se pone a su disposici¨®n en este cometido.
Existe un peligro a¨²n mayor detr¨¢s de estas inconsistencias. Dado que ni la pol¨ªtica monetaria expansiva ni los planes de est¨ªmulo son ilimitados, si el cr¨¦dito no se reactiva cuando estas medidas se retiren, el esfuerzo para la recuperaci¨®n podr¨ªa haber sido en vano y muchas econom¨ªas no tardar¨¢n en encarar una nueva desaceleraci¨®n o, incluso, recesi¨®n. Es una situaci¨®n equivalente a mantener a un enfermo vivo con respiraci¨®n asistida y retir¨¢rsela antes de que pueda respirar por s¨ª mismo. Y si finalmente la actividad crediticia se recupera, tendr¨¢ que ser sobre bases m¨¢s racionales que pasar el riesgo de unas manos a otras hasta que ya no haya donde esconderlo, como sucedi¨® con las hipotecas subprime al inicio de esta crisis.
En este debate sobre la racionalidad no s¨®lo hay que analizar el lado de la oferta -de la que siempre se dice que necesita una reestructuraci¨®n notable-, sino tambi¨¦n el lado de la demanda. En este ¨²ltimo punto resulta curioso, satisfactorio y esperanzador que en muchos pa¨ªses se est¨¦ apostando por la educaci¨®n financiera como uno de los principales mecanismos de prevenci¨®n de crisis futuras. En este sentido, existen programas de educaci¨®n financiera para buena parte de la poblaci¨®n que propugnan el conocimiento de principios de decisi¨®n b¨¢sicos sobre criterios racionales.
Estos programas se est¨¢n promoviendo desde instituciones como el FMI o el Banco Mundial, y en Europa cuentan con exhaustivos planes de educaci¨®n financiera en pa¨ªses como Espa?a, a instancias del Banco de Espa?a y de la CNMV. En este sentido, la Comisi¨®n Europea tambi¨¦n ha hecho p¨²blica la voluntad de orientar sus decisiones de acci¨®n econ¨®mica y financiera partiendo de un mayor conocimiento de los principios de decisi¨®n de consumo y ahorro, incluyendo estudios sobre racionalidad en decisiones de consumo, ahorro e inversi¨®n por parte de los agentes econ¨®micos.
A pesar de alguno de estos avances, la vuelta al equilibrio en el sistema financiero no se lograr¨¢ si no se encauzan los pretendidos cambios en la arquitectura financiera internacional. Algunas de las propuestas de la reuni¨®n de abril del G-20 de Londres en el ¨¢mbito de la reforma financiera mundial pueden ser de utilidad. Pero resulta sorprendente que casi ninguno de los principios de acci¨®n que se expresaron se haya puesto en marcha y que, de un solo golpe, en la cumbre de Pittsburgh se pase r¨¢pidamente por una bater¨ªa de temas tan dispares que van desde la compensaci¨®n y los bonus de los directivos bancarios hasta los programas de ayuda para la recuperaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s pobres.
?Qu¨¦ pasa con algo tan fundamental para la prevenci¨®n de crisis como los mecanismos para paliar el riesgo sist¨¦mico? En Europa, al menos, cabe reconocer que la creaci¨®n del Sistema Europeo de Supervisores Financieros anunciada esta semana puede tener competencias para que la futura supervisi¨®n financiera tenga mayor coordinaci¨®n. Sin embargo, el riesgo sist¨¦mico puede tener un alcance global y Europa no puede caminar sola por esta senda.
Tal vez muchos de estos problemas y asimetr¨ªas pudieran empezar a resolverse mediante un ejercicio de humildad. Y es que es una falacia afirmar que esta crisis "es diferente", en el sentido de "nueva" o "impredecible". El mismo d¨ªa de apertura de la cumbre de Pittsburgh se public¨® una obra que ayuda a entender (y demostrar) que esto no es as¨ª. Sus autores son Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff y el libro se titula This time is different: eight centuries of financial folly (Esta vez es diferente: ocho siglos de necedad financiera). En el mismo se hace un repaso concienzudo y exhaustivo de las principales crisis econ¨®micas a lo largo de la historia para concluir que ni los procesos inflacionarios mal gestionados, ni las burbujas financieras especulativas, ni los ciclos inmobiliarios, ni el comportamiento irracional, ni la exuberancia incontrolada de la deuda, son factores nuevos o impredecibles. Esta vez "no es diferente", es s¨®lo una suma de muchos de estos factores derivados de nuestra corta capacidad para recordar errores pasados (short memories) en la que, adem¨¢s, nos enfrentamos a demasiadas incertidumbres con el sector bancario internacional a la cabeza.
Por todo ello, para ofrecer luz a preguntas como ?qu¨¦ entidades financieras podr¨¢n soportar este envite?, o ?qu¨¦ econom¨ªas estar¨¢n mejor preparadas para cuando vengan los tiempos de pol¨ªticas monetarias y fiscales m¨¢s restrictivas? hace falta, como m¨ªnimo, aprender las lecciones del pasado y comprobar los agentes que sobrevivieron.
En este contexto parecen oportunas las palabras de Darwin en El origen de las especies cuando se?alaba que "la selecci¨®n natural es una fuerza siempre dispuesta a la acci¨®n y tan inconmensurablemente superior a los d¨¦biles esfuerzos del hombre como las obras de la naturaleza lo son a las del arte". Nada m¨¢s ni nada menos.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Granada y consultor del Banco de la Reserva Federal de Chicago.
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