La maldici¨®n del diamante azul
La piedra se muestra en Washington
Desnudo y refulgente, de un azul tan sutil y sedoso a la vez que parece una joya inofensiva. Desde la semana pasada, el Museo Smithsonian de Historia Natural, en Washington, exhibe el diamante Hope, una piedra preciosa de 45 quilates de la que han emanado p¨¢ginas y p¨¢ginas de mitos y leyendas, oscuras historias de maldiciones y augurios de muerte segura para aquel que lo posea.
Para celebrar el cincuentenario de la donaci¨®n del diamante al Gobierno estadounidense, el museo convoc¨® un concurso para saber c¨®mo quer¨ªan los ciudadanos que se exhibiera la joya. Los votantes decidieron que desnuda, sin m¨¢s ornamentos que su belleza. Y as¨ª se exhibir¨¢ hasta el a?o que viene.
Cuenta la leyenda negra que el diamante Hope procede del ojo de una deidad hind¨² y que, arrancado en 1642 por el explorador y aventurero franc¨¦s Jean Tavernier, ¨¦ste fue su primera v¨ªctima. Muri¨® en Mosc¨², dec¨ªan los cuentos de la era victoriana, acorralado y despedazado por una jaur¨ªa de perros salvajes. Tavernier vendi¨® el diamante, que entonces era de 112 quilates, al rey Luis XIV, que lo puli¨® y lo tall¨®, d¨¢ndole el nombre azul de Francia.
Desapareciendo y apareciendo a lo largo de la historia, como un fantasma de joyer¨ªa, del diamante se dice que destron¨® al sult¨¢n Abdul Hamid II de Turqu¨ªa, quien se lo compr¨® a su amante a principios del siglo XX. En 1911 acab¨®, a trav¨¦s de la firma de joyer¨ªa Cartier, en manos de Evelyn Walsh McLean, esposa del due?o del Washington Post.
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