La mudanza
Me vine a vivir a este piso pese a la mancha de humedad. La reparan el mes que viene, me prometieron. Han pasado cuatro a?os de otras promesas, de presupuestos desestimados y de reuniones de la comunidad de propietarios (la versi¨®n contempor¨¢nea del purgatorio). Al fin han comenzado las obras para reparar las terrazas y eliminar las filtraciones. Pero ma?ana me mudo. Me niego a pensar en la mancha como en una met¨¢fora. No es m¨¢s que una mancha color caf¨¦, con hongos, con grietas en la capa de pintura. Pero la casualidad de que vaya a desaparecer al d¨ªa siguiente de que yo me vaya no deja de inquietarme.
Como el incendio. La semana pasada la polic¨ªa nos desaloj¨® a las cuatro de la ma?ana: estaba ardiendo el 4? 1? y la escalera y el patio de luces eran sendas humaredas. El agente que golpe¨® mi puerta nos dijo que cogi¨¦ramos s¨®lo lo importante. Me met¨ª el pasaporte, la VISA y el cash en el bolsillo; bajamos los siete pisos con los ordenadores port¨¢tiles en los brazos. ?ramos una pareja extra?a entre los ancianos en pijama, las mujeres descalzas, los vecinos con gatos y perros y beb¨¦s en brazos. Pero, ajeno al rid¨ªculo, pens¨¦ en mi biblioteca. Me he dejado mi biblioteca. Por fortuna, los bomberos apagaron el fuego en menos de una hora. Pero el ascensor conservar¨¢ hasta ma?ana, cuando lo llenemos de cajas de libros, de maletas y de electrodom¨¦sticos, el olor del humo. Tampoco hay met¨¢fora en ello.
Entre los libros que podr¨ªan haber ardido se encuentra Las bibliotecas de D¨¦dalo, de Enis Batur, en la edici¨®n de Errata Naturae que a¨²n huele a papel reci¨¦n impreso. Se trata de un ensayo breve sobre bibliotecas perdidas, en la ficci¨®n y en lo real. A Batur le ardi¨® su biblioteca. En las otras ha ido buscando huellas de las cenizas de la suya. Podr¨ªa pasar toda mi vida a la sombra de los l¨ªquenes de una mancha de humedad; pero vivir sin libros... Lo dir¨¦ entre par¨¦ntesis: (la versi¨®n contempor¨¢nea del infierno). El libro de Batur est¨¢ ahora en una caja cerrada, una de las decenas de cajas cerradas que ocupan mi sal¨®n, bajo la mancha parda, aguardando su mudanza. A partir de ma?ana, cada uno de esos vol¨²menes significar¨¢ algo diferente, porque hay met¨¢foras en ellos.
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