Humanitario del a?o
Jos¨¦ G¨®mez-M¨¢rquez, premiado por el MIT por inventar instrumental m¨¦dico para pa¨ªses necesitados
Ni Zelaya ni Micheletti. El humanitario del a?o es el hondure?o Jos¨¦ G¨®mez-M¨¢rquez. En tres ediciones ha sido ganador de premios por sus invenciones tecnol¨®gicas para mejorar la medicina en el Tercer Mundo y este a?o la revista del Massachussets Institute of Technology (MIT), Technology Review, le ha proclamado "humanitario del a?o".
En una aparente contradicci¨®n, G¨®mez-M¨¢rquez dedica todo su tiempo en el MIT, centro de la vanguardia tecnol¨®gica, a pensar el instrumental menos sofisticado para uso en pa¨ªses pobres. Vacunas que se aspiran prescindiendo de jeringuillas y agujas, inhaladores para asm¨¢ticos, vaporizadores sin necesidad de red el¨¦ctrica, seguimiento eficaz del tratamiento contra la tuberculosis, bastones para ciegos que detectan obst¨¢culos a¨¦reos, como ramas de ¨¢rboles...todo sale de la mente de este hondure?o que naci¨® con dos meses de antelaci¨®n por un fallo m¨¦dico.Para entrar en el MIT, un centro de excelencia en la investigaci¨®n tecnol¨®gica, hay que olvidarse de los t¨®picos. Que nadie busque batas blancas o caras circunspectas, porque no las hay. El centro es un ir y venir de gente desenfadada con sus locos cacharros. G¨®mez-M¨¢rquez es uno de ellos.
Los inventos de este hondure?o de 32 a?os, de habla suave y cadenciosa, funcionan, se mencionan en la revista m¨¦dica Lancet y se convierten en productos de masas. Es el caso de Aerovax, un sistema de vacunaci¨®n tan simple como inhalar por la nariz la dosis. Sustituye a la aguja, la jeringuilla, el frasquito y hasta a la enfermera.
"Mi objetivo es facilitar la medicina en pa¨ªses donde no se puede practicar por falta de instrumental".
Al Aerovax le sigui¨® un bast¨®n para ciegos y m¨¢s recientemente el XoutTB, un sistema de seguimiento del tratamiento contra la tuberculosis.
Pese a lo que pudiera parecer, G¨®mez-M¨¢rquez no es m¨¦dico. Sali¨® de Honduras a los 21 a?os para estudiar ingenier¨ªa en Estados Unidos. Luego ampli¨® sus estudios a direcci¨®n de empresas. En principio intent¨® que sus inventos se convirtieran en empresa, "pero hab¨ªa que buscar inversores, planes de negocio... se perd¨ªa mucho tiempo". En 2005 se instal¨® en el MIT para dedicarse exclusivamente a inventar. Dos a?os despu¨¦s el MIT le cre¨® el Laboratorio de Salud Internacional, que dirige.
"Creo que estamos en la cresta de una ola que va a ir a m¨¢s. Podr¨ªa parecer que a nadie le interesa fabricar productos baratos para pa¨ªses necesitados, pero creo que hay m¨¢s oportunidades empresariales all¨ª que aqu¨ª. Para tener el mismo impacto en Estados Unidos deber¨ªamos haber inventado algo sofisticad¨ªsimo y car¨ªsimo".
'Low cost' a tope
Todo lo contrario al objetivo de este ingeniero hondure?o. "El coste es una dificultad a?adida a nuestro trabajo. Nosotros pensamos en objetos baratos y que puedan ser reparados por ellos mismos".
El laboratorio cuenta con 17 investigadores, ninguno m¨¦dico. "Nuestra ignorancia nos acerca a otros campos y nos hace ser m¨¢s osados. En el edificio de enfrente ya tenemos a los m¨¦dicos para corregirnos. M¨¢s de una vez se han asustado con nuestras propuestas. Recuerdo un avioncito de control remoto dise?ado para transportar medicinas".
Su laboratorio se parece m¨¢s a un garaje o un centro de reciclaje: el plato de una bicicleta, un banco con llaves, tuercas y alicates, juguetitos de pl¨¢stico. "La esencia del MIT es interactuar entre las diferentes disciplinas. De ah¨ª salen ideas y diferentes enfoques". Es, en palabras de G¨®mez-M¨¢rquez, "un lugar ecl¨¦tico".
Lo ¨²ltimo es una cajas de herramientas con muchas piececitas. "Son seis tipos de botiquines (se?ales vitales, diagn¨®sticos qu¨ªmicos, microflu¨ªdicos, telefon¨ªa celular, pr¨®tesis modulares y administraci¨®n de la dosis) llenos de piezas para alguien que quiera inventar. La escasez fomenta la creatividad y el ingenio, pero en esos pa¨ªses les faltan los materiales. Con estos botiquines podr¨¢n convertir su ingenio en instrumental sanitario".
Premios por tomarse las medicinas
El gran problema de los tratamientos largos es que el paciente deja de tomarse las medicinas, bien por olvido, bien porque siente una mejor¨ªa y se cree que ya est¨¢ curado (cuando el virus sigue latente) o bien porque la medicaci¨®n le acarrea efectos secundarios, como diarreas o cefaleas. Es un fallo end¨¦mico, y no s¨®lo de los pa¨ªses pobres. Ocurre con los retrovirales del sida, la diabetes y otras enfermedades.
Para acabar con esos olvidos, que comportan un gasto in¨²til de f¨¢rmacos, G¨®mez-M¨¢rquez se invent¨® en 2007 el XoutTB, en principio un sistema de seguimiento de la medicaci¨®n para el tratamiento de la tuberculosis, que sigue matando en el Tercer Mundo a millones de personas.
El XoutTB es un sistema que premia la buena conducta del paciente. Como todo lo que hace G¨®mez-M¨¢rquez, es muy simple: un papel de textura similar al filtro de los caf¨¦s, numerado por d¨ªas. Tras tomarse la p¨ªldora, el enfermo deja una gota de su orina (con rastros de la medicina) sobre el n¨²mero que, al contacto con el l¨ªquido, desvela un c¨®digo. El paciente lo env¨ªa por SMS. Si a final de mes no ha fallado ni un solo d¨ªa, recibe premios.
La experiencia en Nicaragua ha sido bastante positiva (al paciente se le daban microcr¨¦ditos o llamadas gratuitas por valor de dos d¨®lares) y ahora se ensaya en Pakist¨¢n, donde se pretende sustituir las llamadas gratuitas por el m¨®vil (no muy bien visto) por alimentos energ¨¦ticos.
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