Tom¨¢s Mart¨ªn Blanco, la voz de 'Los 40 principales'
Fue un grande. Y ha de estar en el Olimpo radiof¨®nico un pelda?o por debajo de Antonio Calder¨®n y uno por encima de todos los dem¨¢s. En la SER anterior a la llegada del Grupo PRISA, Eugenio Font¨¢n era el patr¨®n, Calder¨®n el cerebro y Tom¨¢s el jefe.
Su experiencia ante el micr¨®fono, oficio en el que hab¨ªa llegado a la excelencia, le dot¨® de un instinto de lobo para olfatear al oyente, para intuirlo, casi verlo, y para programar con una punter¨ªa de alta precisi¨®n. Su autoridad entre los compa?eros era absoluta precisamente por eso. Mucho antes de que naciera el EGM, las audiencias le resultaban transparentes.
Ten¨ªa cartografiada la sociedad por v¨ªa epid¨¦rmica y adivinaba las reacciones de los p¨²blicos antes y mejor que nadie. En aquellos a?os, con la dictadura en plena forma, la radio iba explorando los caminos prohibidos de la informaci¨®n con la ayuda de distintos disfraces -Hora 25 nace como un programa "de cuestiones actuales"-, pero esta batalla, la politica, no le excitaba.
Luch¨® para abrir las puertas porque era consciente de que en el futuro Espa?a no podr¨ªa seguir encerrada en el cuartel. Y a ¨¦l le importaba que la radio tuviera tambi¨¦n sitio en este futuro. Una postura con poco de ideolog¨ªa y con mucho de previsi¨®n. Una postura que compart¨ªa con Font¨¢n y que ser¨ªa injusto minusvalorar, pues supieron confiar la acci¨®n a profesionales que s¨ª viv¨ªan el compromiso con las libertades. Esa pol¨ªtica de la casa, realismo empresarial, hab¨ªa quedado clar¨ªsima cuando Calder¨®n, que no cre¨ªa en la democracia, encarg¨® Hora 25 a alguien que s¨ª cre¨ªa en ella, Manuel Mart¨ªn Ferrand.
A Tom¨¢s no se le encontraba entre los primeros pedruscos de las primeras barricadas. ?l viv¨ªa para la radio. Sus horas las consum¨ªa la elucubraci¨®n o el dise?o de nuevos productos. Junto a Mariano de la Banda ideaba y volv¨ªa a idear. Y analizaba hasta el menor detalle cada emisi¨®n, con una preocupaci¨®n obsesiva por la forma, las voces, los fondos musicales, los acabados perfectos.
Todo lo que la SER emiti¨® entre los a?os 62 y el 85 llev¨®, si no su firma, s¨ª su sello. Desde aquel Gran Musical, que dirigi¨® y present¨® hasta el a?o 69 y que le convirti¨® en un ¨ªdolo de los j¨®venes, su carrera fue una sucesi¨®n de ¨¦xitos ante el micr¨®fono y en los puestos directivos. Varios de ellos le habr¨ªan asegurado un lugar en la historia del medio, pero hay uno, Los 40 principales, que naci¨® con ¨¦l y hoy es marca y contrase?a entre los adolescentes.
Las fonotecas conservar¨¢n su voz, una de las mejor timbradas y m¨¢s c¨¢lidas de cuantas se colocaron ante un micr¨®fono, y su gran clase como comunicador. Y los que quieran contar con justeza y sin prejuicios aquellos a?os de gran radio maniatada, se lo encontrar¨¢n abriendo muchos de los cap¨ªtulos m¨¢s significativos. Mand¨®, luego se equivoc¨® y tuvo enemigos. Como Di St¨¦fano -el s¨ªmbolo del Madrid que acab¨® su carrera en el Espa?ol-, Tom¨¢s, s¨ªmbolo de la SER, acab¨® sus d¨ªas en Onda Cero. Son las travesuras de la vida. ?l fue el que me confi¨® la ma?ana de la SER y cambi¨® mi vida. Hoy, al saber que ha muerto, he recordado que lo que el viento se lleva nunca es tanto como parece porque hay vibraciones que permanecen con una salud exuberante. Las reconozco cada vez que oigo a Pepe Domingo Casta?o, heredero ilustr¨ªsimo de la radio de Tom¨¢s.
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