La justicia, igual para todos

Ante la aparici¨®n en los medios de uno de los mejores directores de las ¨²ltimas d¨¦cadas por el famoso esc¨¢ndalo sexual que le persigue, surgen preguntas.

?Llover¨ªan la misma cantidad de apoyos a Roman Polanski si en lugar de ser el autor de maravillas como La semilla del Diablo o Repulsi¨®n fuera un camionero de Michigan? ?Se mirar¨ªan entonces con lupa los 30 a?os pasados desde los conocidos hechos? ?Se recordar¨ªan sus 76 a?os? ?No tendr¨ªamos que valorar los hechos recriminables sin tener en cuenta el talento o la profesi¨®n del culpable? ?No falla algo cuando nuestro asqueamiento tiene distintos grados, distintas varas de medir? ?No han hecho las autoridades suizas lo que deber¨ªan haber hecho otros pa¨ªses, entre ellos Espa?a, mientras el director rodaba sus pel¨ªculas en media Europa?

S¨ª, habr¨ªamos perdido obras inolvidables, pero habr¨ªamos ganado un gramo de justicia. Esa justicia, terrenal o no, que buscan muchos de sus personajes, como El pianista. Esa justicia que busc¨® ante el asesinato de su mujer y su futura hija.

Y una ¨²ltima pregunta: ?le doler¨¢ a Polanski su vida, como al Nicholson de Chinatown su nariz, ¨²nicamente cuando respira.