Fr¨ªo, niebla, recelo
El env¨ªo al Congreso del proyecto de Presupuestos Generales para 2010 ha despertado en la opini¨®n p¨²blica la atenci¨®n que siempre debe merecer un acontecimiento situado en los or¨ªgenes hist¨®ricos del Parlamento. La crisis econ¨®mica y la elevaci¨®n de la presi¨®n fiscal anunciada por el Gobierno se hallan reflejadas en esta edici¨®n de las cuentas anuales del Estado; sus contenidos afectar¨¢n a los trabajadores sin empleo (en torno al 18% de la poblaci¨®n activa) o en v¨ªsperas de perderlo, a los empresarios amenazados por el cierre de sus negocios y a los contribuyentes m¨¢s castigados por una subida de impuestos que alcanzar¨¢ en cualquier caso a toda la poblaci¨®n a trav¨¦s del IVA. El calendario obligado de elecciones en la legislatura -las catalanas de oto?o de 2010, las municipales de mayo de 2011, las legislativas de 2012- estar¨¢ condicionado poderosamente por la incertidumbre econ¨®mica.
El Gobierno aprueba el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2010 y lo env¨ªa al Congreso
Sobre ese trasfondo social y esas perspectivas pol¨ªticas, los partidos han puesto en marcha sus estrategias para el debate presupuestario del ¨²ltimo trimestre: defensiva, en el caso de los socialistas; belicosa, por el lado del PP; calculadora, para aquellos grupos parlamentarios que podr¨ªan reforzar la mayor¨ªa relativa de los 169 diputados socialistas a cambio de contraprestaciones materiales o simb¨®licas. Los candidatos para esas operaciones de trueque son grupos nacionalistas o regionales centrados en reivindicaciones territoriales: PNV (6 esca?os), ERC (3), CC (2) y UPN (1). Por esa raz¨®n, ser¨ªa demasiado precipitado analizar el proyecto de las cuentas del Estado elaborado por el Gobierno como si fuesen definitivas: la subasta de apoyos y las negociaciones entre actores modificar¨¢n probablemente algunas partidas.
Los mensajes contradictorios lanzados por diferentes portavoces del Gobierno y de su partido sobre el sentido ¨²ltimo del proyecto presupuestario y de la subida impositiva han sembrado la confusi¨®n entre los ciudadanos, con independencia de sus preferencias ideol¨®gicas y pol¨ªticas. El aumento de la presi¨®n fiscal y la disminuci¨®n del gasto de inversi¨®n p¨²blica significar¨ªan una reducci¨®n de la demanda agregada disponible, lo que implicar¨ªa un mayor enfriamiento de la econom¨ªa (y un mayor porcentaje de desempleo) y el incumplimiento del llamamiento de Pittsburgh -suscrito por el propio Zapatero- a favor del mantenimiento de los est¨ªmulos.
Mientras el presidente del Gobierno invoc¨® el ego¨ªsmo de los poderosos (la exorbitante pensi¨®n vitalicia garantizada al consejero delegado del BBVA viene en su ayuda) para justificar la subida de impuestos, la vicepresidenta Salgado reconoci¨® la obviedad de que el peso principal de esa carga seguir¨¢ recayendo sobre las capas medias. Y mientras el PP acusa a Zapatero de disfrazarse del nuevo Robin Hood que despoja de su dinero a los ricos para d¨¢rselo a los pobres, los recelosos pobladores del bosque de Sherwood tratan de adivinar en medio de una densa niebla ret¨®rica el futuro que les aguarda.
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