Misi¨®n no cumplida
Las acciones suben. Ben Bernanke dice que la recesi¨®n ha terminado. Y percibo una disposici¨®n cada vez mayor entre los mandamases a declarar la "misi¨®n cumplida" en cuanto a la lucha contra la crisis. No paro de o¨ªr que es hora de dejar de centrarnos en el est¨ªmulo econ¨®mico para ocuparnos del d¨¦ficit presupuestario.
Pues no, no es as¨ª. Y la complacencia que ahora se est¨¢ adue?ando de la visi¨®n de la situaci¨®n de la econom¨ªa es tan absurda como peligrosa.
S¨ª, la Reserva Federal y la Administraci¨®n de Obama nos han "apartado del borde del precipicio" (el t¨ªtulo de un nuevo informe de Christina Romer, que dirige el Consejo de Asesores Econ¨®micos). Sostiene de forma convincente que la pol¨ªtica expansionista nos ha salvado de una posible repetici¨®n de la Gran Depresi¨®n.
No podemos permitirnos no hacer m¨¢s para impulsar la recuperaci¨®n econ¨®mica
Gastar dinero ahora equivale a una econom¨ªa m¨¢s fuerte tanto a corto como a largo plazo
Pero, aunque no tener otra depresi¨®n es bueno, todo indica que, a menos que el Gobierno haga mucho m¨¢s de lo que actualmente est¨¢ previsto para ayudar a la econom¨ªa a recuperarse, el mercado laboral (un mercado en el que actualmente hay seis veces m¨¢s personas buscando trabajo que puestos vacantes) seguir¨¢ en una situaci¨®n terrible durante a?os.
De hecho, la previsi¨®n econ¨®mica de la propia Administraci¨®n (una previsi¨®n que tiene en cuenta los puestos de trabajo adicionales que el Gobierno dice que se crear¨¢n gracias a sus pol¨ªticas) es que la tasa de paro, que estaba por debajo del 5% hace tan s¨®lo dos a?os, ser¨¢ de media del 9,8% en 2010, del 8,6% en 2011 y del 7,7% en 2012.
Esto no deber¨ªa considerarse una perspectiva aceptable. Por un lado, implica una enorme cantidad de sufrimiento durante los pr¨®ximos a?os. Adem¨¢s, un paro que siga tan alto durante tanto tiempo har¨¢ que el futuro de Estados Unidos sea muy sombr¨ªo.
Cualquiera que piense que estamos haciendo lo suficiente para crear empleo deber¨ªa leer un nuevo informe de John Irons, del Instituto de Pol¨ªtica Econ¨®mica, que describe la "cicatriz" que es probable que deje un paro alto y prolongado. Entre otras cosas, Irons se?ala que una prolongada tasa de paro de la magnitud que ahora se prev¨¦ conducir¨ªa a un enorme aumento de la pobreza infantil; y que hay pruebas innegables de que los ni?os que crecen en la pobreza tienen una probabilidad preocupante de arruinar su vida.
Este coste humano deber¨ªa ser nuestra principal preocupaci¨®n, pero las consecuencias en d¨®lares y c¨¦ntimos tambi¨¦n son funestas. Las previsiones de la Oficina Presupuestaria del Congreso, por ejemplo, indican que durante el periodo de 2010 a 2013 (es decir, sin contar las p¨¦rdidas que ya hemos sufrido), la "brecha de producci¨®n", la diferencia entre lo que la econom¨ªa podr¨ªa haber producido y lo que realmente produce, ser¨¢ de m¨¢s de dos billones de d¨®lares. Eso son billones de d¨®lares de potencial productivo tirados por la borda.
Pero esperen. La cosa se pone peor. Un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional muestra que la clase de recesi¨®n que hemos tenido, una recesi¨®n causada por una crisis financiera, suele producir da?os a largo plazo en las perspectivas de crecimiento de un pa¨ªs. "La trayectoria de la producci¨®n tiende a caer sustancial y persistentemente despu¨¦s de las crisis bancarias".
Sin embargo, el mismo informe indica que no se trata de algo inevitable: "Encontramos que una respuesta de pol¨ªtica fiscal a corto plazo m¨¢s en¨¦rgica" -y con esto se refieren a un aumento temporal del gasto p¨²blico- "se asocia de forma significativa a unas p¨¦rdidas de producci¨®n menores a medio plazo".
As¨ª que deber¨ªamos estar haciendo mucho m¨¢s de lo que hacemos para impulsar la recuperaci¨®n econ¨®mica, no s¨®lo porque as¨ª se reducir¨ªa nuestro sufrimiento actual, sino tambi¨¦n porque mejorar¨ªan nuestras perspectivas a largo plazo.
?Pero podemos permitirnos hacer m¨¢s: ofrecer m¨¢s ayuda a los parados y los gobiernos estatales que se ven acorralados, gastar m¨¢s en infraestructuras, ofrecer cr¨¦ditos fiscales a los empresarios que creen empleo? S¨ª, podemos.
Es una creencia generalizada que tratar de ayudar a la econom¨ªa ahora genera beneficios a corto plazo a costa de p¨¦rdidas a largo plazo. Pero, como acabo de se?alar, desde el punto de vista del pa¨ªs en su conjunto, las cosas no funcionan as¨ª en absoluto. La crisis est¨¢ causando da?os a largo plazo en nuestra econom¨ªa y sociedad, y mitigar esa crisis nos conducir¨¢ a un futuro mejor.
Lo que es verdad es que gastar m¨¢s en la recuperaci¨®n y en reconstrucci¨®n empeorar¨ªa la situaci¨®n fiscal del Gobierno. Pero, incluso en eso, la creencia generalizada exagera much¨ªsimo las cosas. Los verdaderos costes fiscales de apoyar la econom¨ªa son sorprendentemente peque?os.
Ya ven, gastar dinero ahora equivale a una econom¨ªa m¨¢s fuerte, tanto a corto como a largo plazo. Y una econom¨ªa m¨¢s fuerte equivale a m¨¢s ingresos, lo que compensa una gran parte del coste inicial. Los c¨¢lculos, grosso modo, indican que la compensaci¨®n no llega al 100%, de modo que el est¨ªmulo fiscal no sale del todo gratis. Pero cuesta mucho menos de lo que uno pensar¨ªa tras escuchar lo que se supone que es una discusi¨®n informada.
Miren, yo s¨¦ que m¨¢s est¨ªmulo es una pol¨ªtica dif¨ªcil de vender. Pero es urgentemente necesario. La pregunta no deber¨ªa ser si podemos permitirnos hacer m¨¢s para impulsar la recuperaci¨®n. Deber¨ªa ser si podemos permitirnos no hacerlo. Y la respuesta es no.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa 2008. ? 2009 New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.