Obama y la revoluci¨®n de los datos
El presidente de EE UU innova tambi¨¦n en el acceso de los ciudadanos a la informaci¨®n p¨²blica. El sitio Data.gov, que ofrece innumerables datos, est¨¢ abierto a la participaci¨®n constructiva de los usuarios
Durante la campa?a presidencial de 2008, Obama no se cans¨® de decirlo: de ser elegido presidente, reinventar¨ªa el Gobierno.
Cambiar¨ªa no s¨®lo las pol¨ªticas de su antecesor; las propuestas de campa?a del candidato dem¨®crata ambicionaban m¨¢s. Entre sus prioridades se encontraban una reforma profunda del sistema sanitario y una reestructuraci¨®n de la econom¨ªa basada en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y el desarrollo de energ¨ªas renovables. Una tercera prioridad, a la que se le prest¨® menos atenci¨®n durante la campa?a y que hoy contin¨²a sin captar el pleno inter¨¦s de los medios, tiene que ver con poner en marcha el redise?o m¨¢s ambicioso y exhaustivo del funcionamiento del propio Gobierno federal estadounidense.
Pretende ser el redise?o m¨¢s ambicioso del funcionamiento del Gobierno federal de EE UU
El objetivo es "liberar" la informaci¨®n e invitar a un nuevo tipo de participaci¨®n ciudadana
Obama prometi¨®, entre otras cosas, repensar la burocracia federal -un gigantesco monstruo de cientos de agencias-, modernizar sus infraestructuras y, m¨¢s importante a¨²n, abrir la gesti¨®n gubernamental a la participaci¨®n ciudadana. En un discurso de finales de 2007 lo llam¨® "Google for government": una plataforma accesible por cualquiera que no s¨®lo haga transparente la Administraci¨®n, sino que ordene, clasifique y ponga a disposici¨®n p¨²blica y en un formato abierto y de f¨¢cil acceso toda la informaci¨®n producida por el Gobierno. ?El prop¨®sito? Doble: perfeccionar los mecanismos de rendici¨®n de cuentas e inaugurar una nueva etapa en la forma en la que la ciudadan¨ªa se involucra en los asuntos p¨²blicos.
El 21 de enero pasado, un d¨ªa despu¨¦s de asumir la presidencia, Obama convoc¨® a su consejo de ciencia y tecnolog¨ªa y solicit¨® una recomendaci¨®n oficial sobre c¨®mo "construir y poner en marcha un Gobierno m¨¢s transparente, colaborativo y participativo". No buscaba una reforma cosm¨¦tica; solicit¨® un informe que, partiendo de los avances de la revoluci¨®n inform¨¢tica de los ¨²ltimos 25 a?os, estableciera una hoja de ruta para reinventar su funcionamiento.
A finales de mayo, cuatro meses despu¨¦s de solicitar la recomendaci¨®n, la Casa Blanca present¨® Data.gov: una iniciativa revolucionaria que tiene el potencial de cambiar la forma en la que se concibe el acceso a la informaci¨®n p¨²blica. El nuevo sitio pretende convertirse en un gran repositorio de informaci¨®n federal accesible por cualquiera. En ¨¦l se presentan cientos de miles de sets de datos -data sets- sobre todo tipo de actividades: desde series hist¨®ricas de informaci¨®n meteorol¨®gica, demogr¨¢fica y ambiental, hasta datos sobre los patrones de alimentaci¨®n en cada Estado, el consumo de refrescos, los ¨ªndices de diabetes por regi¨®n y grupo de edad, pasando por todo tipo de estad¨ªsticas econ¨®micas, de comercio y del sistema de transporte. Todo en un mismo sitio, en un mismo formato. Universidades, organizaciones no gubernamentales, periodistas o ciudadanos de a pie tienen acceso. El objetivo es ponerlos al alcance de nuevos ojos que los procesen, analicen y propongan otros enfoques para afrontar los problemas del pa¨ªs.
La iniciativa tiene claros paralelismos con el movimiento de c¨®digo abierto -o software libre- en el mundo de la inform¨¢tica. Durante d¨¦cadas, el modelo que imper¨® en esa industria se bas¨® en el sigiloso resguardo de todos los componentes de una aplicaci¨®n o sistema operativo. Microsoft, el gigante del sector, ha construido su imperio vendiendo licencias de un sistema cerrado que s¨®lo ellos conocen y pueden manipular. Su ¨¦xito se ha basado, m¨¢s que en creatividad e innovaci¨®n, en su capacidad para imponer un est¨¢ndar y crear una dependencia que le garantice el dominio -The Economist compar¨® recientemente este modelo con el c¨ªrculo de dependencia de un consumidor de droga que no consigue desengancharse-.
El modelo comenzar¨ªa a cambiar lentamente a partir de principios de los noventa, cuando un desconocido programador finland¨¦s -Linus Torvalds- present¨® Linux, un sistema operativo que funciona bajo el principio opuesto: abrir y compartir la mayor cantidad de informaci¨®n posible. En 20 a?os el modelo tradicional de la industria inform¨¢tica ha sido puesto patas arriba por plataformas abiertas que prescinden de sistemas operativos y que se conocen simplemente como the cloud: cientos de miles de servidores interconectados que distribuyen informaci¨®n en tiempo real a cualquier soporte; con est¨¢ndares abiertos y sin las costosas licencias del software tradicional.
Podr¨ªamos estar ante algo similar con el lanzamiento de Data.gov.
Durante siglos, la mayor¨ªa de la informaci¨®n generada por las administraciones p¨²blicas se ha perdido y desaprovechado por trabas burocr¨¢ticas e incapacidad institucional para darles sentido o utilidad. En a?os recientes y debido a las nuevas posibilidades que han tra¨ªdo consigo las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n para medir y cuantificar todo tipo de actividades, los Gobiernos se han convertido en gigantescos almacenes de informaci¨®n -desaprovechada, por lo general, por la ardua tarea que supone clasificarla y procesarla-.
Data.gov se propone cambiar esto. Y lo pretende hacer de la mano de la sociedad civil. "Liberar" la informaci¨®n e invitar a un nuevo tipo de participaci¨®n ciudadana; darle un giro a la manera en la que la ciudadan¨ªa se involucra en los asuntos del Gobierno. Lo llaman democratizing data.
Un ejemplo que ilustra lo que pretende conseguir la iniciativa lanzada por Obama es Google Maps -una revolucionaria aplicaci¨®n cartogr¨¢fica abierta en la web que permite ser manipulada-. Cualquiera puede acceder al c¨®digo de la aplicaci¨®n y a?adir capas de informaci¨®n que se sobreponen y enriquecen su funcionamiento -mashups-. Un grupo de periodistas de Chicago, por ejemplo, cre¨® Everyblock.com, un sitio que se nutre de ficheros estatales y municipales para ofrecer informaci¨®n hiperlocal que se superpone a la ya disponible en Google Maps. Informes de accidentes viales, fallas en los servicios p¨²blicos, homicidios; actualizados al minuto y presentados manzana por manzana. En pocos meses se ha convertido en un sistema de denuncia ciudadana y recopilaci¨®n de informaci¨®n paralela al de las instituciones p¨²blicas, utilizado con frecuencia por la polic¨ªa. El proyecto es financiado por la prestigiada Knight Foundation de periodismo y actualmente cuenta con ediciones locales en 15 ciudades de Estados Unidos.
Data.gov pretende ser el germen de iniciativas similares a mayor escala. Se enmarca en un contexto m¨¢s amplio de reformas que buscan obligar al Gobierno a que adopte las tecnolog¨ªas y pr¨¢cticas que ha tra¨ªdo consigo la revoluci¨®n inform¨¢tica.
Como parte de este esfuerzo Obama cre¨® dos nuevas oficinas responsables de coordinar e implementar la pol¨ªtica tecnol¨®gica del Gobierno. El CTO y CIO -Chief Technology Officer (Oficina Principal de Tecnolog¨ªa) y Chief Information Officer (Oficina Principal de Informaci¨®n), respectivamente- son responsables de incentivar la creaci¨®n de un marco para modernizar el funcionamiento de la Administraci¨®n p¨²blica. La primera se encarga de dise?ar la pol¨ªtica tecnol¨®gica macro del Gobierno. En otras palabras, de imaginar la operaci¨®n ¨®ptima de ¨¦ste en 15 o 20 a?os y comenzar a tomar las decisiones necesarias para conseguirlo. El CIO coordina el flujo de informaci¨®n entre las diferentes agencias. Su trabajo consiste en dise?ar o poner en pr¨¢ctica iniciativas como Data.gov.
Un dato sobresaliente de las dos nuevas oficinas es que sus titulares no se llaman John Smith, Robert Baker o Elizabeth Drew; Aneesh Chopra y Vivek Kundra, ambos nacidos en la India, son responsables de poner en marcha el cambio de paradigma.
"Necesitamos reestructurar dr¨¢sticamente la forma en la que organizamos el trabajo", coment¨® Kundra durante el lanzamiento de Data.gov. El objetivo, detall¨®, es poner la mayor cantidad de informaci¨®n posible en manos de los ciudadanos. "Es un reconocimiento", dijo, "de que el Gobierno no tiene un monopolio ni sobre las mejores ideas ni sobre las soluciones a nuestros principales problemas".
La historia de este tit¨¢nico esfuerzo apenas comienza. Aunque por ahora pueda sonar a un aburrido redise?o burocr¨¢tico en los s¨®tanos del Gobierno, es todo lo contrario. Nada menos que los primeros pasos de una transformaci¨®n may¨²scula que terminar¨¢ reinventando la relaci¨®n entre ciudadan¨ªa y Gobierno.
Diego Beas es periodista y actualmente colabora en la organizaci¨®n del Personal Democracy Forum Europe, un encuentro sobre el impacto de las nuevas tecnolog¨ªas en la pol¨ªtica.
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