?Por qu¨¦?
Querido Jaime, este diario me ofrece la oportunidad de contestar tu art¨ªculo. Acepto porque, aunque seamos buenos amigos, no comparto casi nada de lo que escribes, ni tampoco el tono y la posici¨®n desde d¨®nde lo haces. Me refiero a ese papel ret¨®ricamente objetivo que, como redactor del texto, te adjudicas.
Comienzas afirmando que el cine espa?ol goza de prestigio internacional, y estoy de acuerdo. Luego, que el mundo del cine tiene mala prensa, y tambi¨¦n estoy de acuerdo porque, aunque no lleguemos a estar tan desprestigiados como los sicarios colombianos, hay una cierta idea latente en el aire de que "los del cine" vivimos de las subvenciones, hacemos pel¨ªculas aburridas y estamos empe?ados en seguir hablando de la guerra civil. No deja de ser curioso que estas acusaciones surjan en un pa¨ªs, el nuestro, que tiene a casi todos los sectores sociales e industriales subvencionados, que ha vivido 40 a?os de dictadura y que es la patria de la picaresca. Por ¨²ltimo, te aventuras a explicar que la raz¨®n de nuestro supuesto desprestigio es que "nos hemos significado pol¨ªticamente en exceso", esperando "recibir una contraprestaci¨®n por ese apoyo" (cito tus palabras).
El peque?o productor deber¨¢ arriesgar m¨¢s dinero que el grande A qu¨¦ viene el delirio de apoyar filmes grandes en una industria mediana
El cine es industria, pero tambi¨¦n cultura, y su colectivo no es un todo, ni una marca ni una empresa (como sugieres comparando nuestro sector a una cadena comercial) y, por suerte, todos los miembros que lo componen no s¨®lo tienen el derecho a opinar sino que lo ejercen. Lo triste es que otros sectores tengan que permanecer callados por miedo, precariedad laboral o por carecer de medios para manifestarse p¨²blicamente. Considero que los que nos dedicamos a la cultura nacemos y vivimos en una ¨¦poca y nos manchamos las manos en ella. La cultura no vive en una torre de marfil, y creo que es un deber, o por lo menos un derecho, que se comprometa con la realidad social del momento. Si lo que quer¨ªas decir es que una parte importante del cine deber¨ªa haber callado ante el NO a la guerra, me gustar¨ªa recordarte que creo que quien lo hizo actu¨® por convicci¨®n y con todo el derecho democr¨¢tico para ello. No conozco a nadie, como acusas tambi¨¦n en tu texto, que lo haya hecho para recibir prebendas. Y, por el contrario, conozco a muchos m¨¢s que por permanecer callados s¨ª que las reciben.
Lo que me sorprende, adem¨¢s, es tu visi¨®n profundamente mercantilista del asunto, y claramente ideologizada aunque quieras negarlo, pues est¨¢ escorada hacia la idea de que el objetivo m¨¢s importante es siempre hacer negocio, y ¨¦sa es la idea dominante del capitalismo actual. Una noci¨®n respetable pero ideol¨®gica, aunque lo niegues, y probablemente origen de la crisis actual. Comparas nuestro sector con una cadena comercial y nos recuerdas que ellos, m¨¢s astutos que nosotros, no se meten en pol¨ªtica y, por tanto, quedan libres para dedicarse al objetivo ¨²nico: el dinero. Luego, afirmas que "una sola excepci¨®n admitir¨ªa la movilizaci¨®n colectiva de toda la industria del cine: el caso de una sociedad bajo una dictadura no democr¨¢tica" (cito tus palabras)... Jaime, ??es que existen dictaduras democr¨¢ticas!?... Con ello realizas una enmienda a la totalidad ante todo tipo de movilizaci¨®n. Seg¨²n los conceptos democr¨¢ticos que he aprendido, una movilizaci¨®n es leg¨ªtima siempre y cuando no sea violenta. Demuestra que la democracia est¨¢ sana y que la clase pol¨ªtica y econ¨®mica en el poder puede seguir siendo cuestionada.
Lo siento, Jaime. No puedo compartir contigo esa idea de democracia raqu¨ªtica que defiendes, la contenida exclusivamente en la esfera de lo privado y manifestada en el voto cada cuatro a?os. La democracia no puede dejarse exclusivamente en manos de los pol¨ªticos o los medios de comunicaci¨®n como sugieres, porque no es de ellos, no les pertenece. La democracia no es el aparato que organiza las elecciones, sino el principio de divisi¨®n de poderes y ejercicio constante de nuestros derechos. Cuando le doy un voto a un partido no le doy un cheque en blanco. Quiero seguir ejerciendo permanentemente mi derecho a disentir y a movilizarme, gobierne quien gobierne. Y esto incluye a los poderes econ¨®micos. Porque la econom¨ªa no vive en el limbo, nunca lo ha hecho, como pretendes sugerir en p¨¢rrafos de tu discurso. Tambi¨¦n est¨¢ comprometida, ensuciada, con la pol¨ªtica. Sinceramente, tus afirmaciones sobre el papel de la democracia me alejan intelectualmente de ti, y me cuestionan todo lo que, a continuaci¨®n, pasas a exponer. Tu pre¨¢mbulo para justificar tu ataque a la iniciativa que un grupo de cineastas, err¨®neamente o no, estamos haciendo por lo que consideramos una defensa de la existencia de un cine peque?o y mediano en la industria espa?ola, me desconcierta. Sobre todo porque quien gobierna ahora es el PSOE, y parece que nos acusas de estar siempre detr¨¢s de ¨¦l.
En efecto, creo que has captado perfectamente el esp¨ªritu que mueve la nueva Orden y que la defiendes porque compartes su filosof¨ªa subyacente: la ordenaci¨®n de la producci¨®n en dos divisiones, dos ¨¦lites. La primera (siempre seg¨²n el texto que conocemos) est¨¢ compuesta por las producciones de m¨¢s de 2 millones de euros que recibir¨¢n una ayuda autom¨¢tica. Lo que cuenta para entrar en este selecto club es que las pel¨ªculas tengan un tama?o financiero que la gran mayor¨ªa de las producciones espa?olas no poseen. Con el peligro evidente de que los que no puedan producir esas pel¨ªculas se dediquen a inflar los presupuestos para alcanzar los m¨ªnimos que exige el Ministerio. Se pide, adem¨¢s, conseguir un m¨ªnimo en taquilla, cosa que parece l¨®gica, y f¨¢cil para las producciones de ese tama?o. La segunda ¨¦lite estar¨¢ compuesta por pel¨ªculas elegidas por una comisi¨®n, supuestamente objetiva, que valorar¨¢ los proyectos de nuevos realizadores, de contenido experimental o inter¨¦s cultural. Es decir, aquellos de "calidad art¨ªstica objetiva". Aparte de que est¨¦ en contra de ese concepto, que no es m¨¢s que una vacuidad efecto del marketing y la moda, todos sabemos c¨®mo han funcionado y funcionan esas comisiones. ?Para qu¨¦ enga?arnos? Podr¨¢n ser m¨¢s equilibradas, pero siempre habr¨¢ un grupo que elegir¨¢ subjetivamente los proyectos. O sea, jarabe ultraliberal o jarabe estatalista. La teor¨ªa de las dos ventanillas obliga a asumir el mayor riesgo al cine de presupuesto peque?o y medio, o que no haya ca¨ªdo en gracia a la comisi¨®n correspondiente. Esa pel¨ªcula peque?a o mediana no podr¨¢ contar, de entrada, con ninguna ayuda. Dicho claramente, el productor peque?o y mediano tendr¨¢ que arriesgar m¨¢s dinero de su bolsillo que el productor grande.
M¨¢s all¨¢ de discusiones t¨¦cnicas, lo importante es reflexionar por qu¨¦ este empe?o, este delirio, en hacer pel¨ªculas grandes en un industria mediana de un pa¨ªs mediano, y por qu¨¦ se quiere imponer una raya que divida las producciones en dos ¨¦lites, dos divisiones, en vez de continuar con el criterio de proporcionalidad que imperaba hasta ahora. Si es, como t¨² defiendes, para acabar con la producci¨®n media, estoy en contra. Porque es el cine que hacemos la mayor¨ªa de los cineastas que no nos consideramos grandes artistas, sino artesanos que tratan de expresarse libremente. Ni hacemos experimentos art¨ªsticos ni hacemos grandes producciones. Cuando dices: "las pel¨ªculas medianas no gozan de prestigio cr¨ªtico, ni del favor del p¨²blico" (cito textualmente) no s¨¦ de qu¨¦ hablas, sinceramente. ?Hablas de El Bola, Siete v¨ªrgenes, Te doy mis ojos? ?Hablas de las tres pel¨ªculas que han ido este a?o a San Sebasti¨¢n? ?De mis pel¨ªculas? ?De qu¨¦ hablas?...
Ese llamado cine medio es la base de la industria cinematogr¨¢fica en cualquier lugar. El verdadero m¨²sculo que da trabajo a la mayor¨ªa de la gente y del que nacen los cineastas que luego realizan grandes pel¨ªculas. Nadie surge de la nada. No es que hacer una pel¨ªcula sea un derecho, como dices, no se trata de eso. Nadie lo ha dicho as¨ª. Es que si el estado decide apoyar la cultura y la industria debe tratar de hacerlo proporcionalmente, de forma justa. Est¨¢ bien que se hagan pel¨ªculas grandes, medianas y peque?as, comerciales y experimentales. No estoy en contra de eso, entre otras cosas porque soy un "amante del cine" (como me han denominado ¨²ltimamente) y me gustan diferentes tipos de pel¨ªculas. Pero advierto que esta concepci¨®n que pretende expulsar la producci¨®n media del mercado, es un ataque directo, quiz¨¢s inconsciente, al coraz¨®n del cine y su industria.
Terminas tu art¨ªculo atacando la discriminaci¨®n positiva. Lo cierto es que, seg¨²n nuestras leyes, deben aplicarse medidas de discriminaci¨®n positiva tambi¨¦n en el cine. ?Por qu¨¦ no? ?Qu¨¦ raz¨®n hay para aplicarlas en otros ¨¢mbitos de la sociedad y no en el nuestro?
Babelia
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