Obras
A¨²n vivimos en la cultura del tocho. Y no me refiero s¨®lo a la industria inmobiliaria, omnipresente a¨²n pese a la crisis. No. Me refiero a la "cultura" del tocho. A esta sensaci¨®n de que para poner en marcha cualquier proyecto cultural hace falta siempre hacer obras. De hecho, algunas veces las obras acaban convirti¨¦ndose en el ¨²nico proyecto cultural.
Algo de esto ha pasado en el Palau de la M¨²sica, en donde las obras, de ampliaci¨®n o de reforma, han sido durante a?os el principal activo cultural de la instituci¨®n, la raz¨®n de su prestigio. Es verdad que el edificio es extraordinario y su recuperaci¨®n ha coincidido con la revalorizaci¨®n de la arquitectura modernista, en estos momentos la gran baza tur¨ªstica de Barcelona, pero incluso sin el saqueo de F¨¨lix Millet no parece justificada tanta desproporci¨®n entre lo que se ha invertido en el tocho y, vistas las muchas cr¨ªticas que a estas deshoras tiene su programaci¨®n musical, lo destinado a las corcheas.
Parec¨ªa que hab¨ªa que "farcir el gall" cultural con pi?ones, y no, era con tochos
Y no es s¨®lo el Palau. Cada vez que ha habido un nuevo proyecto para el Centro de Arte Santa M¨®nica la decisi¨®n m¨¢s urgente e inmediata ha consistido en hacer obras de reforma. Si se decide hacer un museo del dise?o, antes que nada se dise?a un macroedificio. Para ayudar a los artistas emergentes lo primero que se piensa es en recuperar edificios, en los que hay que hacer obras, para instalar all¨ª "f¨¢bricas de creaci¨®n". Incluso los centros "acabados", como el Auditori, el CCCB o el MNAC, por citar algunos, siempre tienen pendiente alguna obra...
Es como una epidemia. Llevamos d¨¦cadas invirtiendo grandes cantidades de dinero p¨²blico en hacer obras que se suponen imprescindibles para poder ofrecer cultura de calidad. El problema es que cuando llega el momento de invertir en la cantera, de plantear programas ambiciosos, de gastarse los cuartos en grandes producciones, en formaci¨®n, en investigaci¨®n o en compras, ah!, entonces se acab¨® el dinero. O las ideas. O tal vez la cultura no da para m¨¢s... O lo ¨²nico que interesa de la cultura es que es una excelente excusa para hacer obras y dejar as¨ª para m¨¢s tarde la funci¨®n principal.
En fin, Maragall tal vez no lo recuerde, pero hace ya tres lustros dijo que hab¨ªa llegado el momento de far?ir el gall. Pens¨¢bamos que de pi?ones. Y no, se ve que era de tochos.
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