Las penas del Tratado de Lisboa no han concluido
En Praga, escasos d¨ªas antes de que el pueblo irland¨¦s se pronunciara favorablemente sobre el Tratado de Lisboa, 17 senadores, de derechas y partidarios del presidente de la Rep¨²blica Checa, V¨¢clav Klaus, presentaron un recurso de inconstitucionalidad sobre ese mismo texto. El resultado se sustanciar¨¢ entre bastidores, no ante los ojos del p¨²blico ni del Parlamento. El Tribunal Supremo decidir¨¢ si el Tratado de Lisboa es compatible con la soberan¨ªa checa. Los telegramas de las embajadas y de los corresponsales en Praga van a leerse con mayor atenci¨®n de la habitual en el resto de las capitales europeas y en muchas de fuera de Europa. Si el Tribunal checo tumba el Tratado, no entrar¨¢ en vigor.
El recurso presentado por 17 senadores checos es un acto de agresi¨®n a la Uni¨®n Europea
Si el asunto checo se demorase lo suficiente, el l¨ªder conservador brit¨¢nico David Cameron -que ha estado en contacto con Klaus- podr¨ªa haberse convertido ya en primer ministro y estar¨ªa en condiciones de convocar su anunciado refer¨¦ndum. Dejemos de lado el "peque?o detalle" de que el Reino Unido ya ha ratificado el Tratado de Lisboa. No hay situaci¨®n mala que no sea susceptible de empeorar.
Hace tiempo que en Europa se reflexiona sobre la cuesti¨®n. Se han identificado tres estrategias. Dos son obvias; una tercera, menos. La primera es no hacer nada y dejar que en los misterios de los despachos del Tribunal Supremo checo el expediente siga su curso. La segunda hacer algo:resulta inveros¨ªmil que V¨¢clav Klaus pueda resistir las presiones que podr¨ªan ejercerse sobre ¨¦l. Y hay en preparaci¨®n una bater¨ªa de actuaciones posibles, m¨¢s o menos discretas.
La tercera tiene rasgos de los que las anteriores carecen. Saldr¨ªa a la calle, ser¨ªa conocida. No hace el juego a las maniobras que se resuelven a puerta cerrada, que es lo que busca V¨¢clav Klaus. Y aplica a rajatabla los dos principios fundamentales para el funcionamiento de la Uni¨®n Europea: atenerse al pie de la letra a la legalidad vigente y respetar los compromisos pol¨ªticos p¨²blicos aceptados por la Rep¨²blica Checa. Pondr¨ªa a prueba la voluntad de liderazgo en las instituciones.
La maniobra checa se produce afortunadamente en un momento ¨®ptimo. La nueva Comisi¨®n Europea est¨¢ por constituirse. Si se forma bajo los criterios del vigente Tratado de Niza estar¨¢ compuesta por un n¨²mero inferior a 27 comisarios. Si lo es bajo el Tratado de Lisboa, revisado, la compondr¨¢n 27 miembros. Al menos un pa¨ªs quedar¨¢ fuera. No puede ser Irlanda. Pero s¨ª la Rep¨²blica Checa. Ya se ha insinuado p¨²blicamente.
La futura Comisi¨®n debe abordar importantes asuntos. Uno es primordial: la preparaci¨®n de las pr¨®ximas perspectivas financieras. Ning¨²n Estado puede permitirse el lujo de no tener voz en la Comisi¨®n. Es dif¨ªcil no pensar que el Gobierno checo pondr¨ªa en marcha todos los medios a su disposici¨®n para evitar tan catastr¨®fica situaci¨®n.
El presidente Klaus ha creado un problema para todos los checos. Es justo que sean ellos quienes aporten la soluci¨®n con arreglo a las reglas de la democracia checa, que prev¨¦n incluso la posibilidad de destituci¨®n en ciertos supuestos. Nadie desde el exterior puede hacer ese trabajo por ellos. ?Y qui¨¦n va a atreverse a influir desde fuera sobre un Tribunal Supremo?
Si el Tribunal falla contra los recurrentes, Klaus se ver¨¢ pol¨ªticamente desautorizado. Esto es importante por si a¨²n quisiera retrasar la ratificaci¨®n, por improbable que ello parezca. Si el Tratado de Lisboa entra en vigor, los checos tendr¨¢n su comisario. Los detalles t¨¦cnicos no interesan aqu¨ª. Si el Supremo acepta el recurso, Lisboa se habr¨¢ perdido, con o sin comisario checo. A cada cual sus responsabilidades.
En esta perspectiva es, pues, esencial que la Comisi¨®n se forme r¨¢pidamente. Tambi¨¦n que la opini¨®n p¨²blica y el Parlamento Europeo entiendan los motivos de tal proceder. La tentaci¨®n es acomodar al Parlamento y postergar la formaci¨®n de la Comisi¨®n para cuando el Tratado de Lisboa entre en vigor. ?En este a?o? ?En alg¨²n momento del a?o que viene?
Ahora bien, lo que los 17 senadores checos han hecho es, pura y simplemente, un acto de agresi¨®n contra la Uni¨®n Europea. Y eso es tambi¨¦n lo que tiene en mente el brit¨¢nico David Cameron. Existe el derecho y el deber de defenderse. La UE aparece ante el exterior con harta frecuencia como un tigre de papel. Ser¨ªa lamentable que tambi¨¦n apareciera como temerosa de arreglar a la luz del d¨ªa los asuntos esenciales de su propia casa. Intensificar¨ªa la curiosa estrategia de un sector tory.
Incluso si al Tribunal Supremo checo no le gusta el Tratado de Lisboa, lo mejor que puede hacer es abrir la puerta para que V¨¢clav Klaus lo ratifique. Es el ¨²nico que prev¨¦ la posibilidad de separaci¨®n de la Uni¨®n. As¨ª quedar¨ªa expedito el camino para que la totalidad del pueblo checo aborde las dos cuestiones esenciales. ?Podr¨ªa la Rep¨²blica Checa vivir sin la Uni¨®n Europea? ?En qu¨¦ medida encarnan V¨¢clav Klaus y sus hombres el inter¨¦s nacional? Lo dem¨¢s es ofuscaci¨®n y genera indignaci¨®n en un pa¨ªs que en su momento protagoniz¨® la Primavera de Praga.
?ngel Vi?as es historiador.
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