Los 100 d¨ªas del general de los esp¨ªas
Presentan su dimisi¨®n los dos directivos m¨¢s pr¨®ximos al anterior director - La depuraci¨®n de los 'amotinados' contra Alberto Saiz sigue pendiente
A su regreso de Estados Unidos, la semana pasada, el general F¨¦lix Sanz Rold¨¢n se top¨® con la primera crisis desde que en julio pasado asumi¨® la direcci¨®n del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): el secuestro del atunero vasco Alakrana. La situaci¨®n no le resultaba ajena: en abril de 2008 ya vivi¨® la captura del Playa de Bakio por piratas somal¨ªes. Aunque su perspectiva era distinta en esa ¨¦poca: la que correspond¨ªa al jefe del Estado Mayor de la Defensa. Y, como tal, tuvo sus m¨¢s y sus menos con el entonces director del servicio secreto, Alberto Saiz, quien pretend¨ªa que la fragata enviada por Sanz esperase en Yibuti a los agentes del CNI que llevaban el dinero del rescate. No pudo ser y hubo que montar un rocambolesco operativo con escala en Mogadiscio. Las vueltas que da la vida.
Los responsables de Inteligencia y Operaciones han pedido el relevo
Un diplom¨¢tico y un militar para el gabinete son los ¨²nicos cambios
Sanz explicar¨¢ a puerta cerrada en el Congreso los cambios en el CNI
El centro no ha logrado que Cuba permita volver a sus agentes
Desde que asumi¨® su cargo, hoy hace 100 d¨ªas, Sanz no ha vuelto a ponerse el uniforme. Sin embargo, todo el mundo en La Casa le llama El general. Hace una d¨¦cada hab¨ªa m¨¢s de un general en la c¨²pula del servicio de inteligencia, pero desaparecieron con el nombramiento en 2000 del primer director civil: el diplom¨¢tico Jorge Dezcallar, actual embajador en Washington.
El desembarco de Sanz en el CNI pareci¨® una operaci¨®n propia de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada por ¨¦l. Su antecesor arroj¨® la toalla a los tres meses de haber sido ratificado en el cargo, tras la campa?a de hostigamiento de un peri¨®dico, alimentada desde el interior del servicio secreto. Se entendi¨®, por eso, que Sanz llegaba con el encargo de restaurar la disciplina y depurar a los amotinados. "El nuevo director tomar¨¢ las medidas oportunas", anunci¨® en esas fechas la vicepresidenta Fern¨¢ndez De la Vega.
Si es as¨ª, Sanz se lo ha tomado con calma. Sus m¨¢s pr¨®ximos aseguran que dedica mucho tiempo a estudiar y ponerse al d¨ªa sobre los entresijos de una casa que ni los m¨¢s veteranos conocen en su totalidad. Hasta ahora, los ¨²nicos cambios que ha introducido han consistido en incorporar al frente de su gabinete a un diplom¨¢tico y un militar a los que tuvo a sus ¨®rdenes en los meses que pas¨® en La Moncloa como responsable de preparar la presidencia espa?ola de la UE en materia de defensa y seguridad. A ellos se ha sumado ahora un experto en comunicaci¨®n del c¨ªrculo de confianza de la ministra Carme Chac¨®n.
Aunque su nombramiento cogi¨® a la ministra fuera de Espa?a, lo primero que hizo Sanz tras asumir el mando de los esp¨ªas fue acudir al despacho de Chac¨®n y escenificar que el distanciamiento entre el CNI y el Ministerio de Defensa, que se produjo en los ¨²ltimos a?os de Saiz, se daba por terminado.
Pero en una maquinaria como la del servicio secreto, que funciona las 24 horas del d¨ªa, cuando no pasa nada es que algo est¨¢ cambiando. La secretaria general, Elena S¨¢nchez, sigue en el puesto, aunque muchos consideraron que hab¨ªa pecado de deslealtad por trasladar a Chac¨®n las quejas contra Saiz sin informar al afectado.
Y quien permanece en su puesto se refuerza. La actual estructura del CNI permite entender que la secretaria general es la n¨²mero dos del centro. O s¨®lo la jefa de personal y administraci¨®n. Depende de la confianza que le otorgue el n¨²mero uno.
Por el contrario, los directivos m¨¢s pr¨®ximos al anterior director est¨¢n en desbandada. Tanto la directora de Inteligencia como el director de Operaciones han presentado su dimisi¨®n, a la espera de que Sanz decida su relevo. La primera fue la apuesta de Saiz, tras el fiasco que supuso el nombramiento y cese de Cassinello en s¨®lo cuatro meses. El segundo ha sido, para sus adversarios, el hombre fuerte del centro desde 2006.
As¨ª que la depuraci¨®n s¨ª se estar¨ªa produciendo, aunque en sentido contrario al esperado: los perdedores no ser¨ªan quienes tumbaron al anterior director sino los que lo respaldaron. No habr¨ªa expedientes, pero s¨ª renuncias voluntarias.
Aun falta que el nuevo director juegue sus cartas. Transcurridos tres meses, el tiempo se agota. La Comisi¨®n de Fondos Reservados del Congreso ha aceptado sendas peticiones de IU y PP para que ¨¦ste explique, en sesi¨®n secreta, "la situaci¨®n interna y la reorganizaci¨®n" del CNI. La comparecencia se producir¨¢, previsiblemente, a final de mes. Y Sanz acudir¨¢, a buen seguro, con los deberes hechos.
M¨¢s all¨¢ de los cambios de personas, el director del centro de inteligencia se propone modificar y completar su entramado normativo. Empezando por el organigrama, que tantos quebraderos de cabeza ha dado. Procedente de las Fuerzas Armadas, donde hizo toda su carrera, Sanz ha contado siempre con un Estado Mayor -es decir, un ¨®rgano de asesoramiento del mando- y no ser¨ªa extra?o que quisiera copiar ese esquema.
Adem¨¢s, se ha mostrado partidario de acabar con la discrecionalidad en la atribuci¨®n de cargos y destinos, aprobando una plantilla de puestos y vacantes y desarrollando una aut¨¦ntica carrera de esp¨ªa. La ventaja es que se evitar¨ªan ascensos tan fulgurantes como la posterior ca¨ªda en desgracia. El inconveniente es el riesgo de burocratizar y anquilosar el servicio secreto.
Aunque legalmente el mandato de Sanz es de un lustro, su plan s¨®lo abarca hasta 2012. Da por sentada su sustituci¨®n tras las pr¨®ximas elecciones, cuando ya habr¨¢ cumplido 67 a?os.
Entretanto, el reto es mantener la eficacia. Resulta parad¨®jico que, mientras dejaba caer a su director, el Gobierno reconociera en julio que el CNI jugaba un papel determinante, sobre todo en la lucha contra ETA.
No siempre fue as¨ª. Aznar presum¨ªa de haber consensuado con el PSOE el nombre del director del centro, pero no le hac¨ªa el menor caso, como demostr¨® al deso¨ªr los informes que negaban la existencia de armas de destrucci¨®n masiva en Irak.
Algunos responsables pol¨ªticos se conforman con que el CNI no est¨¦ en los peri¨®dicos, aunque resulte inoperante. Un objetivo in¨²til -pues la ¨²nica forma segura de lograrlo es disolverlo- y, sobre todo, caro: aunque su presupuesto se recortar¨¢ un 5,4% el a?o pr¨®ximo, a¨²n dispondr¨¢ de 241,37 millones de euros; incluidos 17,8 de gastos reservados.
Adem¨¢s de Somalia o Afganist¨¢n, Sanz tendr¨¢ que ocuparse con urgencia de otros escenarios, como Cuba, donde el CNI est¨¢ ausente desde que la pasada primavera tuvo que retirar a sus agentes despu¨¦s de que se les vinculara con el confuso compl¨® que provoc¨® la ca¨ªda en desgracia de Carlos Lage y Felipe P¨¦rez Roque, hasta entonces dos pesos pesados del r¨¦gimen. La falta de presencia en Cuba, en un momento de cambio interno y en su relaci¨®n con EE UU, supone un grave d¨¦ficit para el servicio espa?ol de inteligencia. La visita que este mes har¨¢ a La Habana el ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, deber¨ªa servir para remediarlo.
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