Los gozos de una comedia tr¨¢gica

?Qu¨¦ buena comedia ¨¦sta que despu¨¦s de cada cosquilla te deja seco en tu butaca! La omisi¨®n de la familia Coleman es fuego helado. Mira que durante un rato largo parece una comedia argentina m¨¢s, con actores excelentes hilando una serie de escenas familiares descerebradas, por puro juego.

Pero llega un momento, cuando entran Vero, la hermana rica, y su ch¨®fer, en el que una chispa ilumina con un sentido inquietante cu¨¢nto parec¨ªa arbitrario hasta entonces. ?Ah, claro! Pasaba que Claudio Tolcachir, su autor, no estaba tan interesado en mantenernos entretenidos como en ir tejiendo quedamente un fant¨¢stico tapiz tr¨¢gico, que se nos revela de s¨²bito. Los Coleman no son la familia Monster, ni una panda de lun¨¢ticos, ni un circo, sino un pedazo de vida, de esa vida que a veces no deja salidas y obliga a convivir bajo el mismo techo a gente que estar¨ªa mejor con algunos kil¨®metros de por medio.

Esta obra s¨®lo pod¨ªa escribirse en Argentina, pa¨ªs que ha hecho de la crisis una manera de estar en el mundo, pero retrata con precisi¨®n a las familias disfuncionales de cualquier lugar, y en nuestra lengua. Pasen, vean, r¨ªan, conmu¨¦vanse y salgan reconciliados con el teatro, el ¨²nico arte que, cuando funciona, provoca un intercambio de energ¨ªa verdadero. Aqu¨ª lo hubo anoche, entre unos actores en estado permanente de gracia y el p¨²blico de a diario que abarrotaba la sala peque?a del Espa?ol. Imposible destacar a actor alguno en un equipo redondo, aunque entre los personajes que interpretan alguno enamore m¨¢s que otro: vayan y escojan el suyo.