?Espect¨¢culo o s¨®lo f¨²tbol?
Hace ya mucho tiempo que hemos aceptado que el f¨²tbol de nuestra Liga es una mezcla de deporte y espect¨¢culo. Podremos discutir hasta d¨®nde prima cada una de las partes y qui¨¦n antecede a qui¨¦n: ?deporte-espect¨¢culo o espect¨¢culo-deporte? Ya digo que as¨ª es nuestra Liga y para no tener que discutir con todos le doy un 50% a cada una de las partes. Est¨¢ claro que la base es un deporte abierto, susceptible a las sorpresas, abierto a todo tipo de perfiles f¨ªsicos, no en balde en el f¨²tbol han sido elegidos como mejores jugadores desde un Flaco hasta un Pelusa; un deporte rico en lo t¨¢ctico y en lo t¨¦cnico, pero abierto a la inspiraci¨®n individual, a la capacidad colectiva para cambiar el rumbo de un encuentro. Pero tambi¨¦n es cierto que el f¨²tbol ha crecido de la mano de las retransmisiones deportivas, del marketing y de crear 90 minutos de juego atractivo, din¨¢mico, divertido, en la medida en la que podemos esperar que la afici¨®n de los equipos acude a divertirse en la grada de un campo de f¨²tbol o a purgar las angustias de la semana para volcarlas en 90 minutos de emociones. Seguramente hay tantos motivos como espectadores o... casi.
En el Bosnia-Espa?a habr¨¢ deporte y m¨¢s, mucho m¨¢s. Croacia empez¨® a ser visible al jugar el Mundial de 1998
Pero un d¨ªa llegamos a un pa¨ªs lejano en lo geogr¨¢fico y en lo deportivo como Armenia, nos instalamos en la grada para disfrutar de un partido tranquilo con la clasificaci¨®n ya conseguida, dispuestos a disfrutar del espect¨¢culo que en cada partido los chicos de la selecci¨®n ponen a nuestra disposici¨®n, unas veces en grandes dosis, otras en acciones m¨¢s aisladas, pero siempre con alguna postal para el recuerdo, y el rival nos responde con algo que no tiene que ver con todo lo que estamos acostumbrados, sino con el orgullo de quien sabi¨¦ndose inferior tiene que hacer del partido una cuesti¨®n personal. Y la grada les responde poniendo de su lado el aliento de los que saben que necesitan de todo para estar dentro del partido, para competir con una de las mejores selecciones del momento. Y no les piden acciones brillantes ni grandes gestos t¨¦cnicos. Les acompa?an en cada despeje defensivo, en cada acci¨®n a bal¨®n parado aunque ¨¦sta se bote desde el centro del campo. Cada vez que el bal¨®n supera la l¨ªnea del centro del campo para adentrarse en el terreno del equipo espa?ol, la grada ruge y no importa si la pelota est¨¢ conducida por un jugador armenio en situaci¨®n de crear peligro (las menos de las veces) o si vuela a 15 metros de altura dirigi¨¦ndose a la cabeza del delantero centro, un n¨¢ufrago en medio de la defensa, que sabe que su papel es ingrato y decisivo a partes iguales.
Y all¨ª estaban, grada y jugadores, en busca de la gloria de un empate ante la poderosa Espa?a con el attrezzo de una tremenda tormenta con lluvia y truenos impresionantes, como si hasta los dioses quisieran tomar partido por el equipo armenio. Y siguieron juntos cuando el ¨¢rbitro se?al¨® el final con resultado favorable a Espa?a y todos los jugadores juntos se fueron a celebrar la haza?a con la grada, que les ovacion¨® como se premia a los que han dado todo y de los que nos sentimos orgullosos hasta cuando pierden, otra hermosa lecci¨®n para nuestro deporte-espect¨¢culo, ese orgullo de pertenencia en la derrota, ese sentirse juntos aun cuando el resultado haya sido desfavorable. Debe de ser que me recordaba a esos seguidores del Athletic que est¨¢n dispuestos a darle todo a su equipo en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, aunque todo ello suene a otro tipo de ceremonia.
Y, si todo fue tan intenso en Yerevan, imaginen lo que puede ser en Bosnia-Herzegovina en un partido que puede llevar al equipo local a una repesca mundialista con la que, parec¨ªa, nunca pod¨ªa so?ar. Dicen que Croacia empez¨® a ser visible en el campo de la pol¨ªtica internacional cuando consigui¨® estar en Francia 1998. Por tanto, ma?ana, en Z¨¦nica, habr¨¢ deporte, espect¨¢culo y m¨¢s, mucho m¨¢s, o, simplemente, habr¨¢ f¨²tbol, s¨®lo f¨²tbol.
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