Los sentidos del cine pol¨ªtico
Como en el caso de la literatura o el arte pol¨ªticos, rechazar por principio la viabilidad est¨¦tica de un cine pol¨ªtico participa de los mismos equ¨ªvocos, por no decir de los mismos errores, que la posici¨®n contraria, para la que ning¨²n cine, como tampoco ninguna literatura ni ning¨²n arte, pueden ser otra cosa que pol¨ªticos. En el ¨¢mbito de la creaci¨®n, no existen normas que no puedan desmentir una obra o un talento nuevos, incluso una interpretaci¨®n cr¨ªtica distinta de la imperante en un momento dado. Cuando, defendiendo la condici¨®n pol¨ªtica de cualquier obra art¨ªstica, Sartre aseguraba que los escritores -aunque lo mismo valdr¨ªa para los cineastas- no pueden escapar de su ¨¦poca, y apoyaba en este punto de partida la necesidad del compromiso, esto es, la necesidad de adoptar la posici¨®n correcta, Julien Benda le record¨® que el problema radicaba en la premisa, no en la conclusi¨®n. ?Qu¨¦ quer¨ªa decir Sartre exactamente, replic¨® Benda, con eso de que el escritor, de que el artista no puede escapar de su ¨¦poca?
Bajo la expresi¨®n aparentemente un¨ªvoca de cine pol¨ªtico se esconde, en realidad, una pluralidad de sentidos, lo mismo que sucede con la literatura y, en general, el arte pol¨ªticos. Cine pol¨ªtico puede ser el que adopta una circunstancia pol¨ªtica como tema o como contexto, para denunciarla, pero tambi¨¦n el que pretende ilustrar o defender una causa pol¨ªtica. Ni en un caso ni en otro el valor art¨ªstico est¨¢ determinado de antemano, ni en contra ni a favor. Otra cosa es que, analizando el pasado, no se pueda advertir el espejismo que hizo muchas veces confundir las intenciones de un creador, buenas o malas, con los logros art¨ªsticos alcanzados. Obras admiradas un d¨ªa se desmoronaron al siguiente, coincidiendo con el desvanecimiento de ese espejismo que llev¨® a tomar por logros art¨ªsticos lo que s¨®lo era una coincidencia de los lectores, los espectadores o los cr¨ªticos con la intenci¨®n, con la causa pol¨ªtica que defend¨ªa el creador. La revisi¨®n a la baja del arte comprometido, seg¨²n lo entend¨ªa Sartre, tiene que ver, no con el reconocimiento de que la causa pol¨ªtica a la que pretend¨ªa servir se revelara abyecta, sino con el hecho de que, utilizando la causa pol¨ªtica como se?uelo, colocara en segundo plano los logros art¨ªsticos. De ah¨ª que el argumento tambi¨¦n opere en sentido contrario: cuando algunas obras alcanzaron logros art¨ªsticos, su vigencia permanece m¨¢s all¨¢ de la causa pol¨ªtica a la que pretendieron servir.
En el cine pol¨ªtico actual, lo mismo que en la literatura y el arte pol¨ªticos, el riesgo, el espejismo que se advierte es de naturaleza distinta al que acech¨® durante la vigencia del compromiso en sentido sartreano. Por lo general, se trata de un cine que es pol¨ªtico no tanto por defender una causa pol¨ªtica, sino por adoptar una circunstancia pol¨ªtica como tema o como contexto, para denunciarla. "La caracter¨ªstica dominante de la actual escena literaria", escribe George Steiner en Lenguaje y silencio, "es la mayor excelencia de la no-ficci¨®n -del reportaje, la historia, el argumento filos¨®fico, la biograf¨ªa, el ensayo cr¨ªtico- sobre las formas tradicionales de la imaginaci¨®n". Una vez m¨¢s, lo mismo podr¨ªa decirse del cine; en concreto, del actual cine pol¨ªtico. En este caso, el riesgo, el espejismo consistir¨ªa en confundir la eficacia en la denuncia de una situaci¨®n pol¨ªtica con sus logros art¨ªsticos. Sobre todo cuando, como ahora sucede, se multiplican las pel¨ªculas, o las novelas y las obras art¨ªsticas, que vuelven una y otra vez sobre las tragedias del siglo XX o sobre lacras sociales sobradamente reconocidas como tales, como los efectos de la globalizaci¨®n sobre los trabajadores, el medio ambiente o el crimen organizado.
Muchos de estos asuntos merecen, sin duda, una reiterada e infatigable denuncia. Pero cabe preguntarse si las obras que se proponen llevar a cabo esa denuncia ser¨¢n siempre apreciadas como arte o quedar¨¢n, por el contrario, como ejemplares testimonios de compromiso civil. Desde luego, no son valores excluyentes, ni es leg¨ªtimo considerar uno como superior al otro. Sencillamente, se trata de ser conscientes de cu¨¢l se escoge, si es que se acepta escoger, a la hora de juzgar sus resultados. -
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