Pasi¨®n por Richard Strauss, desde Oviedo hasta Sevilla

La presencia de ¨®peras de Richard Strauss es cada vez m¨¢s frecuente en los teatros espa?oles. Oviedo ha abierto su actual temporada l¨ªrica con Ariadne auf Naxos mientras Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria se han repartido en las ¨²ltimas semanas Salom¨¦.

El acontecimiento ha estado, no obstante, en Sevilla pues, por primera vez en Espa?a, se ha representado en el teatro de la Maestranza Die schweigsame Frau (La mujer silenciosa), la ¨²nica ¨®pera del compositor alem¨¢n con libreto de Stefan Zweig. Es adem¨¢s un t¨ªtulo en clave de comedia, idealizado en la memoria del aficionado musical a trav¨¦s de las grabaciones discogr¨¢ficas, y en particular de la del Festival de Salzburgo de 1959, con un reparto encabezado por G¨¹den, Wunderlich, Hotter y Prey, con la Filarm¨®nica de Viena dirigida por Karl B?hm.

Richard Strauss ha sido uno de los compositores l¨ªricos que m¨¢s cuidado ha puesto en la elecci¨®n de sus libretistas. El poeta Hugo von Hoffmansthal, por ejemplo, ha escrito media docena de sus ¨®peras, entre las que se encuentran Electra o El caballero de la rosa. La colaboraci¨®n con Zweig fue especialmente comprometida, al no gozar el autor de El mundo de ayer, La embriaguez de la metamorfosis o Veinticuatro horas en la vida de una mujer de ninguna simpat¨ªa por parte del r¨¦gimen de Hitler. Prueba de ello es la casi inmediata prohibici¨®n p¨²blica de la ¨®pera en Alemania.

La versi¨®n que se ha podido ver en Sevilla es espl¨¦ndida y a ello ha contribuido especialmente la direcci¨®n musical de Pedro Halffter, que ha conseguido algo tan aparentemente sencillo, pero sin embargo de un m¨¦rito extraordinario, como es que la Orquesta Sinf¨®nica de Sevilla sonase estil¨ªsticamente a Strauss en todo momento.

La madurez de Halffter se asienta a cada nueva propuesta. Las ¨®peras de Zemlinski, Busoni, Shreker o la mism¨ªsima Lulu, de Berg, han tenido en las ¨²ltimas temporadas sevillanas lecturas tan competentes como estimulantes, dando un sello de distinci¨®n a una programaci¨®n con toques de originalidad en el contexto de los teatros espa?oles.

Se recurri¨® para La mujer silenciosa a la realizaci¨®n esc¨¦nica de 1996 de Marco Arturo Marelli, coproducida entre las ?peras de Viena y Dresde. Ha sido un acierto.

El reparto vocal, sin grandes aspavientos, supo dar el tono teatral que la obra requiere. Julia Bauer, Klaus Kuttler o Bernhard Berchtold destacaron por m¨¦ritos m¨¢s que sobrados. Las representaciones han constituido un ¨¦xito en toda regla.

Es dif¨ªcil encontrar una explicaci¨®n racional a por qu¨¦ una ¨®pera de tanto inter¨¦s ha tardado tanto tiempo en representarse en Espa?a pero, en fin, as¨ª es la vida. Y sus circunstancias.