Nuevos materiales did¨¢cticos viejos
El curso escolar comenz¨® en Catalu?a hace algo m¨¢s de un mes. Desde entonces, unos 100 institutos catalanes est¨¢n desarrollando una experiencia piloto que consiste en utilizar libros y contenidos digitales con su correspondiente ordenador individual. A vista de p¨¢jaro, la idea parece excelente; as¨ª que, como persona interesada en la educaci¨®n, decido aplicar la lupa y observar de cerca estos materiales. El desenga?o es may¨²sculo.
Lo primero que indigna es observar que est¨¢n realizados sin perspectiva de g¨¦nero. Igual que en los manuales de la ¨¦poca franquista, mujeres y ni?as apenas tienen cabida. Cierto es que el curr¨ªculo escolar sigue ignorando a las mujeres, de modo que el alumnado sigue careciendo de modelos femeninos, tales como Hipatia, Cristina de Piz¨¢n, Camille Claudel, Emily Dickinson, Frida Kahlo, Alma Mahler, Artemisia Gentileschi o la pitag¨®rica Teano, por citar s¨®lo algunas. Pero cierto tambi¨¦n que, ya hace m¨¢s de 20 a?os, la norma de obligado cumplimiento era que las mujeres aparecieran como ciudadanas y profesionales en ilustraciones, en ejemplos y en ejercicios. Por lo visto, el Departamento de Educaci¨®n ha hecho la vista gorda en los libros digitales. Y tambi¨¦n ha tirado la toalla con relaci¨®n al lenguaje, plagado de masculinos plurales o con exhortaciones al alumnado siempre en masculino singular ("no te quedes corto"), f¨®rmulas que hace unos a?os la propia Administraci¨®n desaconsejaba.
Eliminar el sexismo en educaci¨®n exige rehacer el sistema de valores que se transmite y repensar los contenidos
Las pocas referencias femeninas que aparecen caen en estereotipos tan rancios que provocan verg¨¹enza ajena. Por ejemplo, en tecnolog¨ªa para explicar la diferencia de potencial se utiliza el s¨ªmil de la motivaci¨®n: un electr¨®n motivado se mueve m¨¢s r¨¢pido que uno que no lo est¨¢. En el dibujo, el electr¨®n motivado est¨¢ representado por una esfera azul con brazos, piernas, cabeza y unos ojos en forma de coraz¨®n. ?Adivinen qui¨¦n le motiva a moverse deprisa? Una esfera rosa, con lacito verde y ca¨ªda de ojos (?una electrona?).
Por fin, tropiezo con este texto que propone la igualdad, desafortunadamente ilustrado con una imagen de Isabel la Cat¨®lica: "En el mundo en el que nos toca vivir, una mujer puede ejercer las mismas labores directivas que un hombre. Un hombre puede realizar las tareas dom¨¦sticas como las mujeres. Ambos pueden ser igual de rudos o sensibles, tranquilos o impulsivos, temerarios o sensatos. Quien se empe?e en buscar diferencias entre seres masculinos y femeninos, las hallar¨¢". No se necesita gran perspicacia para comprender que quien ha redactado este p¨¢rrafo ni sabe de qu¨¦ habla ni domina la ret¨®rica. Y es que elaborar materiales did¨¢cticos exige una preparaci¨®n y una experiencia que a juzgar por los resultados no se han tenido en cuenta en estos libros electr¨®nicos.
En el a?o 1988, escrib¨ªa la soci¨®loga Marina Subirats: "Eliminar el sexismo en educaci¨®n y construir una escuela coeducativa requiere instaurar una igualdad de atenci¨®n y de trato a ni?os y ni?as; pero exige, adem¨¢s, rehacer el sistema de valores y actitudes que se transmiten, repensar los contenidos educativos". En el a?o 2009, con los nuevos materiales, no avanzamos, sino que regresamos a las cavernas.
En segundo lugar, causa perplejidad que en ellos se pueda pasar del catal¨¢n al castellano, y viceversa, con un simple clic. Tanto ruido medi¨¢tico con la tercera hora de castellano "desaparecida" y ahora la lengua de transmisi¨®n de contenidos es optativa. Pero el cambio de idioma implica mucho m¨¢s; representa tambi¨¦n un giro radical en la orientaci¨®n de los contenidos. Desde finales de la d¨¦cada de 1970 y hasta ahora las materias escolares ten¨ªan un curr¨ªculo troncal y otro espec¨ªfico de cada comunidad aut¨®noma, que, sobre todo, reflejaba el propio punto de vista ?A partir de ahora servir¨¢n los mismos materiales, ya en Aranjuez ya en Cardona, como sugieren los comentarios de la p¨¢gina de sus creadores?
Los nuevos materiales irritan por estas razones pero, sobre todo, porque los contenidos se desarrollan sobre un soporte tecnol¨®gicamente avanzado y sin embargo huelen a rancio.
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