Nadie muerde como Dr¨¢cula
La continuaci¨®n oficial de la novela de Bram Stoker a cargo de un descendiente del escritor resucita al rey de los vampiros en medio de un 'boom' del g¨¦nero
?Atr¨¢s vampiros modernos!, fuera Lestats, truebloods, crep¨²sculos y otros nosferatus contempor¨¢neos: Dr¨¢cula, el rey de la noche, el canon (no) viviente, ha vuelto. "He atravesado oc¨¦anos de tiempo para encontrarte", podr¨ªa decirnos a sus a?orados fans. Acaba de publicarse en varios pa¨ªses a la vez, entre ellos Espa?a, Dr¨¢cula, el no muerto (editorial Roca), la secuela oficial de Dr¨¢cula, escrita por Dacre Stoker, un descendiente canadiense del autor original, Bram Stoker, que ha usado material in¨¦dito de las notas de su ancestro.
En la nueva novela, que arranca en 1912, 25 a?os despu¨¦s de los acontecimientos explicados en la primera, el gran arist¨®crata de las sombras no pronuncia la rom¨¢ntica frase de la pel¨ªcula de Coppola, pero hay que surcar mares de p¨¢ginas (exactamente 349) para que el transilvano por excelencia aparezca -sin disfraz- en el relato. No importa: est¨¢ presente en cada l¨ªnea y en la memoria de su amada Mina Harker, que no s¨®lo conserva, sospechosamente, toda su belleza sino que sigue sintiendo una secreta pasi¨®n por el vampiro ("?Que Dios me perdone, a¨²n te deseo!"). Una pasi¨®n irrefrenable que ha destruido su matrimonio y empujado a su marido, el bueno de Jonathan Harker, a la desesperaci¨®n y la bebida.
25 a?os despu¨¦s, Mina Harker se ha hecho insaciable en la alcoba
La condesa B¨¢thory y los cr¨ªmenes de Jack el Destripador figuran en la trama
Calidad como amante
Pero es que ?cualquiera se compara con Dr¨¢cula! No s¨®lo es imbatible por su inmortalidad, su fuerza sobrehumana, su capacidad de convertirse en diferentes animales o de manejar los fen¨®menos atmosf¨¦ricos, por no hablar de la capa, sino por su calidad como amante. Jonathan, se nos explica en la continuaci¨®n de la famosa novela, descubri¨® en un lapsus de su mujer que "Dr¨¢cula, con siglos de experiencia, la hab¨ªa introducido en la pasi¨®n" y "hab¨ªa dejado una impresi¨®n tan profunda en ella que su marido, por m¨¢s que lo intentara, nunca podr¨ªa igualar". Mina, abunda la novela, "se hab¨ªa hecho insaciable en la alcoba" y "a Jonathan le resultaba f¨ªsicamente imposible seguir su ritmo". ?Vaya con el conde!, y pensar que cre¨ªamos que lo peor que hac¨ªa era morderlas...
El tema de los problemas conyugales de los Harker y el oscur¨ªsimo deseo de Mina por Dr¨¢cula es sin duda de los m¨¢s entretenidos de la secuela. Una secuela llena de acontecimientos -con mucha sangre nueva, por as¨ª decirlo- y, pese a lo que uno podr¨ªa esperar, bastante revisionista. Est¨¢ centrada en el rebelde joven Quincey Harker, hijo de Mina y ?Jonathan? (lo han adivinado: alg¨²n vampiro tendr¨ªa que hacerse pruebas de paternidad), que vive unas asombrosas aventuras inici¨¢ticas y afronta grandes peligros. ?stos no vienen de Dr¨¢cula, al que todos tienen por (definitivamente) muerto desde aquel rojizo atardecer en Transilvania que cerraba la novela de Bram Stoker, sino del verdadero villano de la continuaci¨®n, la condesa magiar Erzs¨¦bet B¨¢thory, la que sol¨ªa ba?arse en sangre de doncellas y que aqu¨ª adquiere categor¨ªa de verdadero vampiro, ex amante y rival de nuestro conde. De paso, tiene una escena l¨¦sbica con Mina, a lo Carmilla.
El pastiche que ha perge?ado el sobrino biznieto de Stoker, de 51 a?os, con la colaboraci¨®n del especialista vamp¨ªrico Ian Holt, retoma a los personajes de su antepasado (a varios los va liquidando con un deleite que cabr¨ªa analizar freudianamente: a Jonathan lo hace empalar en una estaca de 12 metros de altura en Picadilly Circus) y a?ade otros m¨¢s o menos nuevos como el detective Cotford, que aparece en las notas manuscritas de Bram Stoker para su Dr¨¢cula pero que no pas¨® entonces del borrador, el enigm¨¢tico (?) actor rumano Basarab -la dinast¨ªa reinante de Valaquia a la que pertenec¨ªa Vlad el Empalador eran los Basarab-, la citada B¨¢thory o ?el propio Bram Stoker!, que resulta que no se ha inventado su historia sino que se la escuch¨® contar a alguien. La escena en que Stoker se enfrenta a Dr¨¢cula es muy jugosa.
El juego de referencias es de las cosas m¨¢s simp¨¢ticas de la novela y permite a los autores gui?os como criticar la grafoman¨ªa epistolar de la familia Harker, que le hagan la autopsia al cad¨¢ver de Lucy Westenra, que Quincey (que, por cierto, ya aparec¨ªa de ni?o al final del Dr¨¢cula original) y Basarab tengan una relaci¨®n de dependencia similar a la que tuvieron en la realidad Bram Stoker y el actor sir Henry Irving o que Van Helsing y Dr¨¢cula intercambien papeles morales. La secuela mezcla tambi¨¦n en su c¨®ctel sangriento los cr¨ªmenes de Jack el Destripador, que en su d¨ªa interesaron al mismo Bram Stroker. ?Qui¨¦n da m¨¢s!
"Ten¨ªamos que a?adir cosas, pensamos que si no sazon¨¢bamos un poco la trama original ¨¦sta pod¨ªa quedar algo aburrida en comparaci¨®n con las modernas historias de vampiros", dice en conversaci¨®n con este diario Dacre Stoker, cuyo nombre de pila no es un seud¨®nimo g¨®tico sino tradicionalmente irland¨¦s y herencia de un c¨¦lebre familiar (el comandante H. G. Dacre Stoker, DSO) que destac¨® en la I Guerra Mundial en submarinos.
Ante varias de las escenas -que se dir¨ªa escritas directamente para el cine- uno puede pensar que a Stoker y Holt se les ha ido la mano: combate a espadas entre vampiros, un monstruo eviscerando a lo gore a su v¨ªctima, lucha en plan filme chino de fantasmas, las misteriosas cajas a bordo del Titanic... No esperen una revisi¨®n inolvidable del mito como Salem's Lot, de Stephen King, o Sue?o del Fevre, de George R. R. Martin, pero s¨ª mucho entretenimiento.
De la carga sexual de Dr¨¢cula opina Dacre Stoker que su antepasado escritor fue muy lejos en una ¨¦poca tan conservadora como la victoriana y que las referencias al intercambio de sangre entre mortales y vampiros como met¨¢fora del acto carnal eran algo muy arriesgado. "Me parece", reflexiona, "que nuestra historia, tomada en perspectiva, es igual en sexualidad a la de Bram". En cuanto al parecido de elementos de la secuela con los de la pel¨ªcula de Coppola -la identificaci¨®n de Dr¨¢cula con Vlad, que no est¨¢ en el original, la relaci¨®n entre el pr¨ªncipe y Mina, e incluso una cierta p¨¢tina est¨¦tica- el novelista apunta que el cineasta hizo un buen trabajo siguiendo la historia de Stoker y que es l¨®gico por tanto que si ellos han escrito una secuela del mismo libro haya similitudes. Para el continuador del mito, los vampiros resistir¨¢n al paso del tiempo, y valga la frase. "Todos tenemos un punto de fascinaci¨®n con la inmortalidad y el poder", medita. "Los vampiros nos ofrecen una oportunidad de explorar esa fascinaci¨®n".
Babelia
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