Karzai acepta ir a una segunda vuelta

La comunidad internacional, con EE UU a la cabeza, celebr¨® ayer la decisi¨®n del presidente de Afganist¨¢n, Hamid Karzai, de aceptar una segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que la comisi¨®n encargada de ese pa¨ªs fij¨® para el pr¨®ximo 7 de noviembre. "Es un importante precedente para una nueva democracia en Afganist¨¢n", manifest¨® el presidente norteamericano, Barack Obama.

Karzai comunic¨® su decisi¨®n en Kabul en una conferencia de prensa en la que compareci¨® acompa?ado del presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, John Kerry, y del m¨¢ximo representante de la ONU en Afganist¨¢n, Kai Eide, como prueba de la influencia decisiva que la presi¨®n internacional ha tenido desde el principio en el desarrollo de este proceso electoral y, en ¨²ltima instancia, en la postura asumida por Karzai.

Abdul¨¢ Abdul¨¢, el segundo candidato m¨¢s votado, ser¨¢ el rival del presidente

Es dudoso que la OTAN sea capaz de garantizar el control de cada urna

El presidente afgano dijo que la celebraci¨®n de una segunda vuelta, necesaria despu¨¦s de que los observadores de la ONU atribuyeran a Karzai menos del 50% de los votos en la primera ronda, era "leg¨ªtima, legal y acorde con la Constituci¨®n de ese pa¨ªs".

Exist¨ªan hasta ese momento algunas dudas sobre la posici¨®n que tomar¨ªa Karzai, quien, pese a ser durante a?os un fiel colaborador de la misi¨®n que la OTAN desempe?a en su pa¨ªs, hab¨ªa relativizado las denuncias de fraude detectadas por los observadores y se hab¨ªa resistido a acudir de nuevo a las urnas.

Para los pa¨ªses que participan en la operaci¨®n militar, especialmente para EE UU, resultaba, sin embargo, perentorio aclarar el panorama electoral y ofrecerle a Afganist¨¢n, en la medida de lo posible, un futuro pol¨ªtico limpio y razonablemente democr¨¢tico.

La celebraci¨®n de la segunda vuelta, en la que Karzai competir¨¢ contra el segundo candidato m¨¢s votado el 20 de agosto, Abdul¨¢ Abdul¨¢, representa una oportunidad para hacer esa oferta m¨¢s cre¨ªble. "La Constituci¨®n y las leyes de Afganist¨¢n se ven fortalecidas por la decisi¨®n de Karzai, que est¨¢ en l¨ªnea con los mejores intereses del pueblo afgano", declar¨® Obama.

Esa segunda vuelta conlleva, al mismo tiempo, nuevos riesgos en una misi¨®n que ahora ya hace frente a enormes dificultades. Por un lado, nada garantiza que una victoria de Karzai lo convertir¨ªa autom¨¢ticamente en el l¨ªder fuerte, al estilo del primer ministro iraqu¨ª, Al Maliki -con quien Obama estaba ayer, precisamente, cuando habl¨® sobre Afganist¨¢n-, que Washington quiere instalar en Kabul.

En segundo lugar, la celebraci¨®n de nuevos comicios retrasa la decisi¨®n que tiene que tomar el presidente norteamericano sobre el rumbo que se pretende dar a la guerra en Afganist¨¢n. Por ¨²ltimo, la extensi¨®n del calendario electoral obliga de nuevo a las fuerzas de la OTAN a un esfuerzo extraordinario para crear condiciones de seguridad para los votantes al mismo tiempo que combaten la creciente amenaza de los talibanes. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, admiti¨® ayer que se trata de "un gigantesco desaf¨ªo". Karzai recibi¨® ayer garant¨ªas formales de que, como respuesta a su gesto generoso, los pa¨ªses aliados cumplir¨¢n su parte en la protecci¨®n del proceso de votaci¨®n. "La comunidad internacional est¨¢ comprometida al 100% en ayudar para la celebraci¨®n de estas elecciones", asegur¨® el senador Kerry.

Para EE UU, donde actualmente se desarrolla un intenso debate sobre la posibilidad de un significativo incremento del n¨²mero de tropas en Afganist¨¢n, la clarificaci¨®n del horizonte pol¨ªtico es decisiva para el dise?o de una nueva estrategia.

Obama ofreci¨® ayer se?ales de que, si este proceso electoral avanza de forma convincente, EE UU mantendr¨¢ su involucraci¨®n en el conflicto. "Continuaremos trabajando", dijo, "con el Gobierno afgano, sea cual sea el resultado de las elecciones, para asegurarnos de que Afganist¨¢n avanza hacia la paz, la seguridad y la prosperidad, y que la voluntad de su pueblo se ve finalmente cumplida".

Para todo ello es preciso, primero, salvar el obst¨¢culo del 7 de noviembre. Como Karzai sugiri¨® ayer, la falta de seguridad en algunos centros de votaci¨®n convierte estos lugares en blanco f¨¢cil de los talibanes, con el riesgo posterior de que los resultados vuelvan a ser considerados fraudulentos. S¨®lo un control estricto de cada urna puede garantizar un proceso completamente limpio. Pero es dudoso que la OTAN sea capaz de aqu¨ª al d¨ªa 7 de poner en marcha una operaci¨®n suficiente para asegurar ese control.

Un nuevo fiasco, con masivas denuncias de irregularidades y quejas por parte del candidato derrotado, crear¨ªa una situaci¨®n inmanejable que podr¨ªa obligar a Obama a reconsiderar la continuaci¨®n de la guerra.

Pero, por otra parte, una victoria de Karzai, un l¨ªder desprestigiado entre algunas comunidades de su pa¨ªs y que ha despertado tambi¨¦n recelos en Washington y otras capitales de la OTAN, tampoco es el milagro que EE UU necesita para unificar el pa¨ªs.

Puede ser, no obstante, suficiente para que Obama acabe de deshojar la margarita y responda positivamente a la petici¨®n de aumento de tropas hecha por su jefe militar en Afganist¨¢n, general Stanley McChrystal.