El Madrid rejuvenece al Milan
Los de Pellegrini sucumben ante los 'rossoneri' al darles carrete por su poco engrase y excesivo voltaje
Una nueva evidencia de su poco tacto para dominar todas las teclas del juego conden¨® ayer al Madrid ante un rival con poco ox¨ªgeno y numerosas cicatrices. Un equipo como el Milan, que se aprovech¨® en el ¨²ltimo acto de la incapacidad de su contrario para haber bajado la persiana mucho antes. Pero este Madrid s¨®lo se desliza en una direcci¨®n, tiene el eje partido y no siempre su animadversi¨®n para trenzar el f¨²tbol de forma m¨¢s armoniosa le resulta rentable. Ante un Milan comatoso durante muchos minutos, el grupo de Pellegrini no se tom¨® pausa alguna hasta que propici¨® por su cuenta que el partido fuera un tiro al aire. Un bingo para el Milan, al que le falta vigor, pero le sobra sabidur¨ªa. Todo lo contrario que al Madrid, al que ser un torbellino ofensivo a¨²n no le ofrece todas las garant¨ªas.
REAL MADRID 2 - MILAN 3
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Albiol, Marcelo; Lass, Xabi Alonso, Granero (Drenthe, m. 66); Ra¨²l, Benzema y Kak¨¢. No utilizados: Dudek; Arbeloa, Garay, Diarra y Van der Vaart.
Milan: Dida; Oddo, Nesta, Thiago Silva, Zambrotta; Ambrosini, Pirlo, Seedorf; Pato, F. Inzaghi (Borriello, m. 60) y Ronaldinho (Flamini, m. 90). No utilizados: Roma; Kaladze, Jankulovski, Antonini y Huntelaar.
Goles: 1-0. M. 18. Ra¨²l, tras robar el bal¨®n a Dida. 1-1. M. 62. Pirlo, desde fuera del ¨¢rea. 1-2. M. 66. Pato, tras regatear a Casillas. 2-2. M. 76. Drenthe, a c¨®rner sacado por Ra¨²l. 2-3. M. 87. Pato, a pase de Seedorf.
?rbitro: Frank de Bleeckere (Holanda). Amonest¨® a Albiol, Zambrotta, Ra¨²l, Pepe, Nesta y Marcelo.
Santiago Bernab¨¦u: 82.000 espectadores.
Al equipo blanco le queda mucho para ser sinf¨®nico. S¨®lo conoce algunas notas
Fue un bingo para el conjunto italiano, al que le falta vigor, pero le sobra sabidur¨ªa
Nada como la borrosa huella de Ronaldinho y el resultado final para resumir un duelo de tanto contraste. El brasile?o evoca una nostalgia infinita, resulta conmovedor asistir en directo a su precipitado declive. Pese a su vertiginosa ca¨ªda ha encontrado sitio en el geri¨¢trico de Silvio Berlusconi, alguien que con su retocad¨ªsima cosm¨¦tica debe ser un devoto de la eternidad. O quiz¨¢ alguien le hizo pensar que en Milan Lab, ese laboratorio que lleg¨® a convertirse en la NASA del f¨²tbol, hasta el brasile?o tendr¨ªa una rehabilitaci¨®n. De aquella maravilla de futbolista hoy apenas queda un mutante para el que resultar¨ªa un calvario una cita de f¨²tbol sala para la cuarta edad. No importa, en el universo de Berlusconi y su compatriota Leonardo a¨²n conserva un dorsal. Un s¨ªntoma inequ¨ªvoco de la falta de vitalidad del equipo y la instituci¨®n que le ampara, mod¨¦lica en tiempos muy recientes. Pero hay clubes a los que respalda su historia, a los que pese a tanto desatino hay les queda orgullo. El Milan, como otros de rango, es uno de ellos. M¨¢xime si su adversario le da vida, le da tanto aliento.
Al paso de Ronaldinho, hasta los ¨²ltimos minutos siempre de espaldas en una baldosa, acongojado ante la posibilidad de recibir un ara?azo, el Milan fue extraordinariamente previsible durante m¨¢s de una hora. Con una defensa agrietada por los laterales, no ofreci¨® otra receta que los pases diagonales de Pirlo o Seedorf, que mantienen la clase pese a las canas, hacia Pato, el ¨²nico futuro un rossonero. O, en su defecto, un intento de servicio filtrado a Inzaghi, un dinosaurio que ha hecho carrera regateando toda su vida al fuera de juego. Nadie ha vivido al l¨ªmite como ¨¦l, pero ahora es ¨¦l quien est¨¢ al l¨ªmite.
Ante la escas¨ªsima oposici¨®n inicial del Milan, el Madrid pudo vivir una jornada fraternal, sin m¨¢s sobresaltos que su falta de sosiego para adiestrar con calma el partido. El v¨¦rtigo no siempre es su mejor virtud. A veces, su irresistible tendencia a atacar en manada resulta arrolladora para sus adversarios, pero el equipo se agrieta, se hace tan largo que pierde el hilo. Pellegrini no ha logrado a¨²n que sus jugadores gobiernen los tiempos. El f¨²tbol tiene sus momentos, no hay solo una partitura. Con el Milan entregado tras la circense pifia de Dida, que ante Ra¨²l se hizo un c¨®mico nudo con la pelota cuando ya la ten¨ªa mansa entre sus mu?ones, el Madrid no supo cerrar el encuentro. Lejos de agotar a su veterano rival con un juego m¨¢s articulado, con m¨¢s toques, con pausas para distraer y luego acelerar, con las l¨ªneas m¨¢s grapadas para evitar cualquier rendija, el equipo espa?ol se mostr¨® febril en exceso.
Alterado el equipo de Pellegrini, sin embridar de todo el juego, de forma repentina la escuadra italiana se sinti¨® protagonista, no un mero telonero. Pirlo, con lejan¨ªsimo disparo, le dio vuelo. Nada hab¨ªa hecho presagiar que el Milan tuviera dictado alguno; la invitaci¨®n del Madrid fue clamorosa. Destemplado por el emboque de Pirlo, hasta Casillas se enred¨®. Tras la en¨¦sima asistencia en diagonal para Pato -esta vez de Ambrosini, el matraca del medio campo italiano-, el meta madrile?o se desmelen¨® sin motivo fuera del ¨¢rea. Fuera de ¨®rbita, evit¨® la expulsi¨®n y dej¨® pasar la pelota al ver que s¨®lo con las manos hubiera podido interrumpir la jugada. Pato no perdon¨®. Definitivamente, el Milan hab¨ªa salido del cuarto oscuro. Entonces s¨ª que al Madrid no le quedaba otro remedio que la embestida permanente. Al toque de corneta de Ra¨²l, que se anim¨® a lanzar un c¨®rner ante el absentismo general por la ausencia para entonces de Granero, empat¨® Drenthe, pero el encuentro ya estaba dislocado, como desde el principio hab¨ªa querido el grupo de Chamart¨ªn. Una temeridad que pag¨® cara, porque por un instante pareci¨® que hasta Ronaldinho ten¨ªa pulso. En medio del trasiego final, el ¨¢rbitro, que se hab¨ªa hecho el longuis en un may¨²sculo penalti de Zambrotta a Benzema, tuvo la ocurrencia de anular un gol visitante porque Thiago Silva debi¨® soplar en la nuca de alg¨²n contrincante. El Madrid estaba a la intemperie y Seedorf cogi¨® la matr¨ªcula a Marcelo, otra vez con la espalda desprotegida. Pato, nadie mejor que ¨¦l, escenific¨® el rejuvenecimiento moment¨¢neo de este Milan al que el Madrid dio carrete por su poco engrase y excesivo voltaje. Le queda mucho para ser sinf¨®nico. S¨®lo conoce algunas notas. Pellegrini tiene tajo por delante.
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