Los asesinos no s¨®lo mataron
Hallados en Barro las pruebas de un brutal asesinato cometido en 1936
Los asesinos no s¨®lo mataron. Antes de acabar con la vida de Castor Corral y Ram¨®n Barreiro, de 27 y 19 a?os, torturaron y humillaron a sus familias. Y despu¨¦s, mutilaron el cuerpo de Ram¨®n para robarle el anillo que llevaba en un dedo. Es la terrible historia que los restos hallados en una fosa en Curro, en el municipio pontevedr¨¦s de Barro, ha sacado a la luz 73 a?os despu¨¦s. Los arque¨®logos de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica mostraron ayer las pruebas de este terrible crimen a la polic¨ªa judicial: los cr¨¢neos inequ¨ªvocamente agujereados por el tiro de gracia y numerosos casquillos de bala.
Castor Cordal era electricista y miembro de la CNT. Estaba casado y no ten¨ªa hijos. Sab¨ªa que iban a por ¨¦l, y por eso intent¨® huir. Se escondi¨® en distintos lugares hasta que un delator lo descubri¨®. Una vez detenido, se lo llevaron al Pazo de Fefi?¨¢ns (Cambados), donde fue recluido con varias personas. "Mi padre quiso verlo y no le dejaron. Cuando lo intent¨® el tercer d¨ªa, le dijeron que se hab¨ªa escapado a Portugal", relata Josefina, de 83 a?os, hermana de Castor. Pero no hab¨ªa huido a Portugal. Estaba ya muerto.
A Ram¨®n Barreiro le cortaron un dedo para robarle un anillo. Ten¨ªa 19 a?os
"Hicieron bailar a mis hermanas desnudas", cuenta la hermana de Castor
"Unos amigos de la familia que se iban de madrugada a la feria de Pontevedra vieron c¨®mo los asesinos se los llevaban a enterrarlos atados en una escalera", relata Josefina, que entonces ten¨ªa 9 a?os. "As¨ª que enviaron a una persona para que le dijera a mis padres que no le buscaran m¨¢s".
Poco antes del asesinato de Castor, los falangistas hab¨ªan acudido a su casa. "Mi padre les pidi¨® que le hicieran a ¨¦l lo que quisieran, pero que no molestaran a su familia. Pero sacaron a mis hermanas y las hicieron bailar desnudas delante de ellos", cuenta Josefina. "Sufrimos much¨ªsimo. Mi madre no se quit¨® el luto por su hijo hasta que muri¨®. Los dos murieron con esa amargura, pensando siempre en el hijo que le hab¨ªan matado. Parece que estuviera viendo ahora a mi hermano: era un hombre como un castillo, fuerte, bueno...".
Los falangistas tambi¨¦n visitaron la casa de Ram¨®n Barreiro antes de matarle. Torturaron a sus padres para que le dijeran d¨®nde estaba escondido. Violaron y raparon al cero a su madre, que muri¨® poco despu¨¦s. Y una vez muerto Ram¨®n, le cortaron un dedo para robarle un anillo que ten¨ªa y que llevaba en la foto familiar que ilustra este reportaje.
Ram¨®n ten¨ªa s¨®lo 19 a?os y se hab¨ªa ganado cierta fama con las gacetillas locales que escrib¨ªa. Pertenec¨ªa a una familia de tradici¨®n republicana y su hermano, movilizado para la guerra por las tropas franquistas, se pas¨® al lado contrario. Al parecer, fue un cu?ado de su madre quien delat¨® a Ram¨®n.
El equipo de expertos de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica (ARMH) que ha rescatado los restos de las dos v¨ªctimas, asesinadas el 15 de septiembre de 1936, ha encontrado numerosas pruebas de violencia. "Hay impactos de bala en los cr¨¢neos, pero tambi¨¦n en las piernas, y numerosos casquillos lo que indica que fueron tiroteados", explic¨® Santiago Mac¨ªas, vicepresidente de la ARMH.
El equipo, dirigido por el arque¨®logo Ren¨¦ Pacheco, ha estado trabajando en la fosa bajo la lluvia y ayer recogi¨® ya todos los restos, que previsiblemente ser¨¢n llevados a un laboratorio de Ponferrada para su identificaci¨®n.
Antonio Cordal, sobrino de Castor, y Santiago Mac¨ªas, denunciaron ayer en un cuartel de la Guardia Civil el hallazgo de los restos con signos de muerte violencia lo que motiv¨® que se desplazara hasta la fosa a polic¨ªa judicial. 73 a?os despu¨¦s, los agentes visitaron el lugar del crimen e interrogaron a los expertos sobre sus hallazgos.
Josefina confes¨® que no hab¨ªa podido dejar de llorar por su hermano durante todo el d¨ªa, a pesar de haber logrado llevar a cabo una misi¨®n familiar muy importante. "Mis padres y mis hermanos ya murieron. Yo me acordaba del sitio que me hab¨ªan dicho y lo se?al¨¦ para que fueran a desenterrarlo. Ahora podr¨¦ entregar los restos de mi hermano a mis padres, enterrarlos juntos y morirme tranquila. Mi madre nunca se recuper¨®. Constantemente preguntaba: '?Pero por qu¨¦ me lo mataron?'. No nos lo explic¨¢bamos. En el pueblo nos dec¨ªan que le hab¨ªan denunciado unos falangistas que le ten¨ªan mucha envidia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.