De premiados, patronos y centollos
El tradicional ¨¢gape del hotel Reconquista sirvi¨® de proleg¨®meno social a la entrega de galardones y reuni¨® a la cultura, la ciencia, el periodismo y la pol¨ªtica
Se repartieron ayer durante el buf¨¦ previo a la entrega de los premios Pr¨ªncipe de Asturias besos, apretones de manos y abrazos bajo la b¨®veda del sal¨®n Covadonga del hotel de la Reconquista. Y la ministra de Sanidad, Trinidad Jim¨¦nez, y Margaret Chan, de la OMS, galard¨®n a la Cooperaci¨®n Internacional, no hicieron gesto alguno de disgusto, por m¨¢s que la entidad que dirige esta ¨²ltima, vig¨ªa de la salud planetaria, no est¨¦ por las efusividades en estos tiempos de pandemia.
El pr¨ªncipe Felipe escuchaba con asombro las historias de miembros de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, premio de Comunicaci¨®n y Humanidades. "?305.000 alumnos", se admiraba el Presidente de Honor de la Fundaci¨®n que lleva su nombre, mientras do?a Letizia depart¨ªa con viejos conocidos de Oviedo, ciudad que la vio nacer.
Un poco m¨¢s all¨¢, en el sal¨®n de los Gatos, las mesas parec¨ªan dividirse por nacionalidades. En una esquina, los enviados llegados de Berl¨ªn, premio de la Concordia. Los tres alcaldes de la ciudad desde la ca¨ªda del muro estuvieron enfrascados en la conversaci¨®n y en las deliciosas pastas de arroz con yema y guinda de chocolate con forma de corona real. Reino Unido estuvo representado por David Attenborough (Ciencias Sociales) y por Albania contaron Isma¨ªl Kadar¨¦ (Literatura), su esposa, su inseparable traductor (Ram¨®n S¨¢nchez Lizarralde) y sus hijas, rubia y morena, que, a qu¨¦ negarlo, son iguales que el padre.
Martin Cooper, inventor del m¨®vil, fue mucho m¨¢s activo socialmente que Raymond S. Tomlinson, su compa?ero de premio (Ciencia y Tecnolog¨ªa). Cooper se pase¨® con gesto despistado entre los patronos, periodistas, realeza (la princesa Alia de Jordania, que fue invitada por do?a Sof¨ªa) y pol¨ªticos como ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, ?ngel Gabilondo, Manuel Fraga, Miquel Roca o Miguel ?ngel Revilla.
La ex ministra Ana Pastor o el editor Jacobo Siruela dieron buena cuenta de un buf¨¦ donde el pix¨ªn (rape) y las verdinas con centollo pon¨ªan los pies culinarios en el suelo asturiano. M¨¢s de uno busc¨® sin ¨¦xito a la pertiguista Isinbayeva (Deportes) y al arquitecto Norman Foster (Artes) al final del almuerzo. Pero fueron los primeros en escabullirse. Foster disfrut¨® en realidad de una comida privada, dejando a su paso una soberana lecci¨®n indumentaria, con un vestuario vitalista solo apto para valientes. De esos que marcan la frontera entre la elegancia a secas y el inasible dandismo.
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