El secreto de los alpes
En su siglo de vida, esta casa de Montreaux, colgada sobre el lago Geneva, ha conocido reencarnaciones diametralmente distintas. Hubo un tiempo, en sus a?os de juventud, en que la gente ven¨ªa aqu¨ª a dar a luz. La cl¨ªnica de obstetricia dio m¨¢s tarde paso a un geri¨¢trico. Se recuerda una mujer, de hecho, para la que estas paredes fueron lo primero y lo ¨²ltimo que vio en este mundo. Hace 10 a?os, el espacio tuvo que familiarizarse con una actividad mucho m¨¢s siglo XXI que la de nacer y morir: no envejecer. Para eso peregrinan hoy a Montreaux -un peque?o pueblo de los Alpes, famoso por su festival de jazz, que se enorgullece de haber inspirado a Chaikovski o Chaplin- pol¨ªticos, actrices y an¨®nimos buscadores de belleza.
"Este oficio no va solamente de estirar la piel. se necesita cierto sentido art¨ªstico"
"La habitaci¨®n por noche cuesta entre 600 y 1.200 euros. Y la ocupaci¨®n es plena con uno o dos meses de antelaci¨®n
La culpa la tiene el cirujano pl¨¢stico Michel Pfulg. Una d¨¦cada atr¨¢s, ¨¦l y su hijo Fabrice encontraron en este id¨ªlico entorno un lugar a la medida de sus ambiciones y abrieron Laclinic. "Una de las pocas cl¨ªnicas del mundo dedicada s¨®lo a la belleza", explica Pfulg (padre) en su luminoso despacho, rodeado de su colecci¨®n de pinturas y dibujos, entre los que destaca uno de Giacometti. "Hay muchos hospitales en los que se practica cirug¨ªa y medicina est¨¦tica, pero lo combinan con otra clase de cirug¨ªas y procedimientos. Nuestra idea era unir bajo un ¨²nico techo, en un edificio bonito, toda clase de tratamientos de belleza. Hace 25 a?os, el cirujano estaba solo en su oficina. No ten¨ªa ni idea de tratamientos dermatol¨®gicos o cremas, pero los pacientes empezaron a pedirle consejo. Hab¨ªa tantas posibilidades nuevas que no pod¨ªa seguir su pr¨¢ctica solitaria y ajena a esos nuevos campos". Fiel a esta filosof¨ªa, Pfulg se ha aliado con Helena Rubinstein para crear una gama de cosm¨¦ticos que le permita expandir su negocio hasta nuestros cuartos de ba?o, por alejados que est¨¦n de su mansi¨®n.
En el men¨² de servicios de Laclinic figura desde una limpieza dental hasta un implante de pecho (a partir de 7.000 euros), pasando por el creciente cat¨¢logo de medicina est¨¦tica (con el botox o la mesoterapia como estrellas). En su plantilla hay cirujanos, m¨¦dicos, un endocrino y un fisioterapeuta. Aunque en la planta baja hay dos quir¨®fanos, las 10 habitaciones repartidas en las cuatro superiores se miran en el espejo de los hoteles de lujo mucho m¨¢s que en el de los hospitales. Lo que no es de extra?ar teniendo en cuenta sus precios: casi 600 euros la noche por un cuarto est¨¢ndar y m¨¢s de 1.200 por una suite doble. Aun as¨ª, aseguran, la ocupaci¨®n es plena con uno o dos meses de antelaci¨®n (aunque no lo parezca, la crisis tambi¨¦n se nota aqu¨ª: antes no bajaba de cuatro).
La televisi¨®n -con la serie Nip/Tuck y realities varios a la cabeza- ha abierto las puertas al p¨²blico de este peculiar mundo en el que la belleza se fabrica. A pesar de la f¨¦rrea rivalidad de las cl¨ªnicas helv¨¦ticas ("se nota en que los nombres aparecen cada vez m¨¢s grandes en el list¨ªn telef¨®nico", bromea Pfulg), Laclinic fue hace un par de a?os el lugar elegido para rodar un documental sobre la profesi¨®n emitido en prime time en la televisi¨®n suiza. Pero todos aqu¨ª defienden su alergia a la pol¨¦mica y a la estridencia artificial, a menudo asociada a la cirug¨ªa est¨¦tica. Violette Gribinski, una mujer de maneras dulces y labios perfectos, dirige el departamento de medicina est¨¦tica. La sensaci¨®n del ¨²ltimo lustro. Sus inyecciones, rellenos y aplicaciones de l¨¢ser permiten retrasar el momento en que la batalla contra el tiempo debe entrar en el quir¨®fano. "En los a?os ochenta, la ¨²nica soluci¨®n para las arrugas era un lifting. Ya no. Con t¨¦cnicas menos agresivas puedes posponerlo una d¨¦cada", reflexiona. "El botox vino de Estados Unidos. Es verdad que all¨ª, al principio, inyectaban dosis muy altas. Pero al ver los resultados se moderaron las cantidades para poder mantener la expresi¨®n, aunque sin arrugas. Es una cuesti¨®n de gusto. En Europa nos atraen las cosas m¨¢s naturales y lo usamos de otra forma".
El cambio de las t¨¦cnicas ha provocado la consiguiente transformaci¨®n en esa legi¨®n de rostros id¨¦nticos que nacen con ellas. Se modifica la est¨¦tica, permanece la falta de personalidad. Los labios reventones y las narices estrech¨ªsimas de los a?os ochenta y noventa han dejado paso a las expresiones hier¨¢ticas y los mullidos p¨®mulos de los ¨²ltimos cinco a?os. "En EE UU es verdaderamente alarmante: todas las caras son iguales", admite Pfulg. "Los cirujanos tienen parte de responsabilidad, pero tambi¨¦n los pacientes. En Europa hay mayor sensibilidad est¨¦tica. Pero incluso aqu¨ª tienes clientes que entran en un c¨ªrculo vicioso. Acaban por perder la perspectiva y piden m¨¢s y m¨¢s. El cirujano debe hacerles ver que su aspecto es antinatural y que en 20 a?os va a ser peor. Si te retocas demasiado a los 35, ?c¨®mo vas a estar a los 60? Pero no todos los m¨¦dicos tienen el talento para hacerlo. Este oficio no va solamente de inyectar o de estirar una piel, necesitas cierto sentido art¨ªstico. Y no todo el mundo lo posee".
Hace unos meses, Pfulg prob¨® su propia medicina al quitarse las patas de gallo. No fue su primera vez, de todas formas. Una d¨¦cada atr¨¢s se inyect¨® botox, y en su juventud se arregl¨® las orejas ("una experiencia terrible. Todav¨ªa puedo oler el ¨¦ter"). Conocer tan de cerca la evoluci¨®n de la t¨¦cnica no implica ser capaz de predecir exactamente su futuro. "Cuando aparece una innovaci¨®n, siempre es inesperada", razona. "El botox se utiliz¨® durante 15 a?os en tratamientos neurol¨®gicos hasta que se descubri¨® que pod¨ªa tener una utilidad est¨¦tica. Vamos a ver grandes avances con las c¨¦lulas madre porque abren la posibilidad de crear tejidos. En lugar de inyectar o de implantar (pechos, por ejemplo), podremos llegar a estimular las c¨¦lulas para que hagan crecer nuevos tejidos. Eso ser¨¢ ¨²til para los infartos o con prop¨®sitos est¨¦ticos".
Por pulido y lujoso que sea el envoltorio, el caramelo de la obsesi¨®n por la eterna juventud sigue siendo igual de agridulce. Gribinski niega que la presi¨®n, sobre todo para las mujeres, sea ahora m¨¢s intensa o perniciosa. "El deseo de mantenerse joven y bella procede de la antig¨¹edad. Pero la gente muere cada vez m¨¢s tarde y quiere que su aspecto vaya con su mente. Muchos quieren parecer m¨¢s j¨®venes, y no tiene sentido negarles las posibilidades que?ahora existen. No estoy segura de que verse joven sea artificial, aqu¨ª no hacemos cosas exageradas o incongruentes. La medicina est¨¦tica trata de perfeccionar el funcionamiento de las c¨¦lulas, cuyo rendimiento baja a partir de los 35 a?os. Mejoramos la funci¨®n de un ¨®rgano o eliminamos el da?o causado por el sol. Recuperas tu propia piel, pero la que ten¨ªas 10 a?os antes". P
servicio a domicilio
En 2008, Pfulg se asoci¨® con Helena Rubinstein en una gama de productos cosm¨¦ticos, Prodigy Re-Plasty, para disfrutar de sus servicios sin pasar por el quir¨®fano. Ni por Suiza. "Hace tres a?os se pusieron de moda las cremas de doctor. As¨ª que busqu¨¦ un socio", explica el m¨¦dico. Inspirado por la medicina est¨¦tica, el primer fruto de su uni¨®n fue Mesolift, que replica el efecto de una inyecci¨®n de luminosidad. El segundo, High Definition Peel, que acaba de ver la luz y emula los procedimientos de exfoliaci¨®n de la cl¨ªnica. Una crema de d¨ªa (230 euros), un concentrado de noche (150) y una mascarilla (95 euros) con una alta concentraci¨®n de activos. ?Su promesa? Que 15 d¨ªas de utilizaci¨®n equivalen a una sesi¨®n de peeling en Laclinic.
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