Camilo Cibin, el '¨¢ngel custodio' de Juan Pablo II
Vel¨® por la seguridad de los ¨²ltimos cinco papas
Siempre detr¨¢s del Papa, alto, atl¨¦tico, en los ¨²ltimos a?os con un aspecto venerable y el pelo blanco, la presencia de Camilo Cibin era omnipresente en todas las apariciones p¨²blicas de los ¨²ltimos cinco pont¨ªfices, en especial del viajero Juan Pablo II, con quien comparti¨® 104 traslados apost¨®licos internacionales. Siempre iba dos pasos detr¨¢s del Papa o del papam¨®vil, el coche con una urna acristalada antibalas con la que se mueven los pont¨ªfices entre la gente despu¨¦s de los dos atentados sufridos por Juan Pablo II en los a?os ochenta. El ex director de los Servicios de Seguridad y Protecci¨®n Civil del Estado de la Ciudad del Vaticano falleci¨® ayer, 25 de octubre, en Roma, a los 83 a?os. Las causas de su muerte, natural, no han sido dadas a conocer.
"Legendario"
El comendador e inspector general hab¨ªa nacido en 1926 en Venecia. De su juventud poco han informado los medios vaticanos, como el diario Avvenire. Tan s¨®lo citan que trabaj¨® en los servicios de seguridad del peque?o Estado cat¨®lico durante 58 a?os. Mientras tanto, se gan¨® el t¨ªtulo de "legendario", y una fama de gran discreci¨®n. En 2006 decidi¨® presentar su dimisi¨®n por motivos de edad (ten¨ªa 80 a?os). Antes salv¨® hasta tres veces la vida de un Papa.
La primera fue en Filipinas, durante un viaje de Pablo VI. En Manila, en 1970, una persona con desequilibrio mental trat¨® de agredirle con un arma blanca. Cibin tambi¨¦n se encarg¨® de organizar la seguridad durante el Concilio Vaticano II, que reu-ni¨® a cardenales de todo el mundo en un c¨®nclave que signific¨® el primer -y tal vez el ¨²ltimo- paso hacia la modernizaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica.
La protecci¨®n al Papa polaco, Karol Wojtyla, le puso por primera vez a prueba en 1981. El 13 de mayo, el turco Al¨ª Agca intent¨® acabar con la vida del Pont¨ªfice en plena plaza de San Pedro. Le dispar¨®, camuflado entre la muchedumbre. Cibin estaba detr¨¢s de las vallas de seguridad, y los testigos afirman que salt¨® por encima de ellas para proteger a Juan Pablo II, mientras a toda prisa otros miembros de la escolta lo met¨ªan en el coche papal (iba saludando a pie a los fieles congregados en la plaza) para llevarlo al hospital.
La segunda oportunidad de salvaci¨®n lleg¨® en F¨¢tima (Portugal), casi dos a?os despu¨¦s, el 12 de mayo de 1983. Un sacerdote integrista espa?ol intent¨® asestar un bayonetazo al Papa, pero se encontr¨® con el corpach¨®n de Cibin, que lo desarm¨® en el acto. Estas acciones le hicieron merecedor del apodo de ¨¢ngel guardi¨¢n en c¨ªrculos cristianos.
Con Juan Pablo II, que antes de estos atentados pose¨ªa una forma f¨ªsica fuerte y atl¨¦tica, compart¨ªa tambi¨¦n las vacaciones en las cumbres de los Alpes, y ambos sub¨ªan habitualmente de excursi¨®n.
Cuando se retir¨®, Benedicto XVI le manifest¨® su "estima y gratitud": "Se ha hecho int¨¦rprete de los sentimientos comunes".
![Camilo Cibin, detr¨¢s de Juan Pablo II, en 1996.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XPOU6IVXRGFPIO64T34A3M6DSQ.jpg?auth=9d0360338f79f463536406088012406b5dae526f49b90dd6d9bd913160383c15&width=414)
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