Un Berlioz a lo grande
Valencia apuesta por la operascope, el espect¨¢culo de gran formato, acorde con el gigantismo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. A la Tetralog¨ªa wagneriana del verano ha seguido ahora el estreno de Los troyanos, inaugurando la tercera temporada del ovni que Calatrava plant¨® en el lecho del Turia. De nuevo para dirigir este montaje se ha recurrido a la m¨¢s gal¨¢ctica de nuestras compa?¨ªas, La Fura dels Baus, secci¨®n Carlus Pedrissa, que est¨¢ que se sale de la estratosfera: pr¨®ximamente tiene cita en la Scala con un Tannh?user dirigido por Mehta. Es decir, que el gran formato no es una exclusiva valenciana, sino una estrategia de mercado: cada vez m¨¢s los montajes l¨ªricos nacen digitalizados para su posterior comercializaci¨®n en las pantallas. Lo cual es leg¨ªtimo siempre que no se ahogue el directo en la sopa tecnol¨®gica.
LOS TROYANOS
Libreto y m¨²sica de Hector Berlioz. Int¨¦rpretes: Stephen Gould, Daniela Barcellona, Gabriele Viviani, Elisabete Matos, Zlata Bulicheva. Direcci¨®n esc¨¦nica: La Fura dels Baus / Carlus Pedrissa. V¨ªdeos: Franc Aleu. Escenograf¨ªa: Roland Olbeter. Orquesta de la Comunidad Valenciana. Coro
de la Generalitat. Direcci¨®n musical: Valeri Gergiev. Palau de les Arts, Valencia. 31 de octubre.
Valeri Gergiev estuvo soberbio, y no se contagi¨® del gigantismo
La traslaci¨®n de la Eneida berliozana al mundo de la astron¨¢utica no crea mayores problemas: finalmente las epopeyas antiguas y las de la ciencia-ficci¨®n se tocan en la com¨²n distancia del presente. Pero siendo el espacio, de 2001 a Alien, el principal referente est¨¦tico, no es el ¨²nico: hay tambi¨¦n mucha alusi¨®n a la pantalla de ordenador, al c¨®mic y hasta a los mu?equitos de Playmobil. La obra permite esta operaci¨®n, pues est¨¢ concebida como una sucesi¨®n de n¨²meros cerrados, muy al gusto de la grand op¨¦ra de mediados del XIX. Arias, d¨²os, tr¨ªos, quintetos, octetos, enormes escenas corales, interludios orquestales, cuadros coreogr¨¢ficos: no hay combinaci¨®n que se le resista al gran orquestador Berlioz, superior a Wagner en esto, aunque ciertamente inferior como compositor dram¨¢tico. El tercer acto de Los troyanos pega un bajonazo obvio y el montaje se resiente de la deficiencia estructural: hay cuadros de una enorme intensidad y belleza, como el de la matanza de las mujeres troyanas o el del palacio de Dido, que recuerda a un acelerador de part¨ªculas, junto con otros m¨¢s discutibles, como el campamento de tiendas Decathlon de los troyanos o unos n¨²meros coreogr¨¢ficos francamente pobres. Pedrissa provoc¨® alguna contestaci¨®n al final. Poca cosa, pues a esa hora, pasada la una de la madrugada, se hab¨ªan registrado notables deserciones en la sala.
Esta ¨®pera aguanta sobre todo por el lado sinf¨®nico y ah¨ª estuvo soberbio Valeri Gergiev. Por un motivo principal: porque no se contagi¨® del gigantismo ambiental. Alguien deb¨ªa mantener la cabeza fr¨ªa. El maestro dirigi¨® sentado, aunque a veces se levantaba, convirtiendo ese gesto en una indicaci¨®n expresiva. No utiliz¨® batuta, mantuvo siempre los brazos muy pegados al cuerpo y aleteaba los dedos en busca del matiz m¨¢s sutil. Eso s¨ª, apenas intu¨ªa el m¨¢s leve desajuste cuadraba con energ¨ªa. La orquesta le segu¨ªa, poderosa, elegante, d¨²ctil.
En el cap¨ªtulo de las voces, descoll¨® la reina cartaginesa de Daniela Barcellona, voz grande y bien calibrada. Triunf¨®. En general las mujeres anduvieron mejor que los hombres: estupenda Casandra de Elisabete Matos y consistente Ana interpretada por Zlata Bulicheva. Pas¨® alg¨²n apuro, con quiebro de voz incluido, Stephen Gould como Eneas, papel rompetenores donde los haya, pero se recuper¨® a tiempo. Correcto el Corebo de Gabriele Viviani. Digno de elogio mayor el coro, cuyo papel no es menos exigente que el de los solistas.
Babelia
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