El verano de los membrillos
Hemos tenido que esperar al veranillo en que maduran los membrillos para tener al fin noticia de brotes verdes en la afligida Espa?a. Brotes verdes repartidos por doquier: Madrid, Valencia, Castilla y Le¨®n, Galicia, Andaluc¨ªa, Baleares; tambi¨¦n en Catalu?a. Incluso en Alcorc¨®n, donde un equipo de menor cuant¨ªa ha arrastrado por el barro al s¨ªmbolo de la opulencia futbol¨ªstica.
Deben ser las paradojas del cambio clim¨¢tico: en el tiempo en que, bajo el efecto de las primeras nieves, las setas est¨¢n a punto de plegar, en el solar patrio brotan los chorizos cuando menos se los esperaba, al tiempo que pol¨ªticos incorrectos celebran un Halloween de declaraciones disparando para dentro. Esto tiene mucho m¨¦rito en un pa¨ªs que gusta de muertos bien sellados y en el que los partidos pol¨ªticos fabrican en serie militantes que no hablan, ni vivos ni muertos, de las cosas de comer. Eso no impide llegar alto, m¨¢s bien al contrario, como lo demuestra la brillante carrera de Zapatero en su paso silencioso por la pol¨ªtica durante varias legislaturas.
Cobo ha dicho lo que piensa; bueno ser¨ªa que otros dieran su visi¨®n m¨¢s all¨¢ de los dictados del jefe
Y en esto llegaron Garz¨®n y Cobo y armaron la marimorena. Estando as¨ª las cosas (rebus sic stantibus, que dicen los letrados) ?qui¨¦n les invit¨® a organizar esta zapatiesta? Porque demostrado est¨¢ que el problema de Espa?a no es la corrupci¨®n, que lleva d¨¦cadas campando a sus anchas. El problema es que ni la justicia ni los partidos que albergan a muchos de sus protagonistas han hecho nada para evitarla. ?Qui¨¦n no ha conocido a un corrupto o a una cuerda de ellos en su pueblo, en su partido o en su actividad profesional?
Curiosamente la expansi¨®n de los corruptos corri¨® pareja a la de los buitres carro?eros, que en la ¨²ltima d¨¦cada desplazaron su h¨¢bitat m¨¢s all¨¢ de las c¨¢rcavas y los roquedos hasta alcanzar bastas extensiones de la Pen¨ªnsula donde jam¨¢s hab¨ªan sido vistos. Al principio llamaban la atenci¨®n, luego pasaron a formar parte del paisaje y, cuando la gente los ve¨ªa planear en el alto cielo, sab¨ªa que debajo de ellos hab¨ªa un basurero. Con la corrupci¨®n ha sucedido otro tanto: se convirti¨® en paisaje.
Toda Espa?a est¨¢ al corriente de que la prosperidad de los ¨²ltimos lustros se asent¨® en gran medida en la industria del pelotazo y en la corrupci¨®n administrativa a todos los niveles, pero ?qu¨¦ problema hab¨ªa en ello? ?Estaba mal visto? ?Rend¨ªan cuenta de sus tropel¨ªas los felones o acaso eran apartados de las grandes mesas?
A alguno bien notable hemos visto desfilar, inhiestas las puntas del mostacho, harto de gloria, -ateni¨¦ndonos al veguero que le preced¨ªa- en el d¨ªa de la asunci¨®n de Aznar a los cielos, en El Escorial. ?Vamos a recriminarle algo al ex presidente del Gobierno por andar en compa?¨ªas que nunca hubieran resultado inconvenientes de no mediar la actuaci¨®n de un juez tocahuevos y una Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n dispuesta a hacer honor a su nombre? Si toda Espa?a era una fiesta, maric¨®n el que no baile.
Lo que s¨ª se le puede reprochar a Aznar es haber puesto en la horca la soga que hoy lleva al cuello un n¨²mero creciente de militantes y dirigentes del PP que no parece tener fin. Pero, hombre de Dios, ?c¨®mo se le ocurre decir aquello de que "el PP es incompatible con la corrupci¨®n", s¨®lo comparable en su desvar¨ªo predictorio al "todo est¨¢ atado y bien atado" del Caudillo? C¨®mo bien han demostrado los cl¨¢sicos espa?oles en sus novelas de enredo, marido que pone a prueba la virtud de su mujer, cornudo seguro. ?Pues est¨¢ la tropa como para que le pongan desaf¨ªos!
Este es el punto en que, gracias a la actuaci¨®n singular de algunos jueces y al impulso de la fiscal¨ªa, el trazado judicial de la corrupci¨®n empieza a parecerse al mapa real del fen¨®meno, aunque est¨¦ muy lejos de alcanzarlo en toda su extensi¨®n y profundidad. Pero ya sabemos que salpica a todos los partidos y a todos los ¨¢mbitos administrativos y territoriales. Por este camino llegaremos pronto a concluir que la corrupci¨®n es una de las pruebas indubitables de la unidad de Espa?a, sino la m¨¢s, porque con sus idiosincrasias y sus endemismos (de esto saben mucho los canarios y los baleares), de la batalla del soberanismo no se libran ni las comisiones ni los cohechos.
Hasta la semana pasada media Espa?a cre¨ªa que mister tres por ciento era el bueno de Pasqual Maragall, porque un d¨ªa se atrevi¨® a denunciar en el Parlamento el extratipo con que se liquidaban en Catalu?a las comisiones ilegales de obras, favores y prebendas. Casi lo linchan por el atrevimiento, quedando demostrado que tambi¨¦n en aquella ocasi¨®n el problema no eran las comisiones sino que alguien se atreviera a denunciarlas. Hasta que la semana pasada Garz¨®n puso las cosas en su sitio. ?C¨®mo extra?arnos, por tanto, de que el PP eluda poner orden en sus filas, mientras trata de hacerlo en las judiciales y en la Fiscal¨ªa, buscando denodadamente apartar a Garz¨®n de G¨¹rtel y denunciando al Fiscal por empecinamiento? ?Y qui¨¦n mejor que Trillo para el empe?o, el ¨²nico h¨¦roe de guerra capaz de sobrevivir a decenas de entierros fraudulentos?
Estando as¨ª las cosas en la pol¨ªtica espa?ola, donde el problema no es lo que se hace sino lo que se denuncia, hay que saludar tambi¨¦n el brote verde que ha plantado Manuel Cobo en la mitad de Cibeles, al permitirse el lujo de hablar en p¨²blico de su partido, y ni siquiera mal, sino para criticar razonadamente, y en base a hechos, la actitud de Esperanza Aguirre en el conflicto de Caja Madrid.
Cobo llegaba a cuestionar el liberalismo sedicente de la presidenta madrile?a, pero ?qu¨¦ hay de malo en ello? Porque m¨¢s all¨¢ de lo simp¨¢tica que nos resulte Esperanza Aguirre en su desparpajo, su liberalismo imperial despu¨¦s de la que ha ca¨ªdo en el muro, es de preocupar, incluso en su partido. Para m¨ª que esa reciedumbre ideol¨®gica la ha hecho muy merecedora del t¨ªtulo de Liberal¨ªsima, que le viene como anillo al dedo, porque el de Caudilla de la Causa Liberal es un t¨¦rmino impropio, por cuartelero, para aludir a una marquesa. Noticia saludable es que en este pa¨ªs, en el que la militancia pol¨ªtica es un voto de clausura perpetuo, alguien se atreva a abrir un debate p¨²blico sobre algo que afecta a los ciudadanos, m¨¢s all¨¢ de sus batallitas. Independientemente del lugar concreto contra el que haya disparado, y de las motivaciones de lucha de poder que pudiera haber detr¨¢s, Cobo se ha permitido abrir el pico para decir lo que piensa, y seguro que pensando bien lo que dec¨ªa; bueno ser¨ªa que otros concejales, diputados y senadores de cualquier formaci¨®n nos dieran tambi¨¦n su visi¨®n de los asuntos p¨²blicos, m¨¢s all¨¢ de los dictados del jefe.
Este largo y tedioso silencio de los corderos se hace ya insoportable. En este sentido, hay que tomar nota de los pocos socialistas que como Jordi Sevilla, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra o Carlos Solchaga han dejado constancia de sus discrepancias. No es que hayan dicho gran cosa, pero tiene m¨¦rito que alguien mueva las aguas en el estanque de Zapatero. En el momento en que Cobo parece ir directo a la hoguera ser¨ªa bueno recordarle a la Liberal¨ªsima Esperanza lo que le dijo Castellio a Calvino, a prop¨®sito de Miguel Servet: "No se hace profesi¨®n de la propia fe quemando a otro hombre, sino dej¨¢ndose quemar uno mismo por esa fe".
P. D. Ahora que el Barroco espa?ol y su picaresca est¨¢ de moda en el mundo ?no hay nadie que piense en colgar en el Prado la imagen del Bigotes y su puro, el d¨ªa de la boda, vivo retrato de un momento irrepetible de la historia de Espa?a, el de la edad de oro de la corrupci¨®n? Si la propuesta es excesiva, que hagan al menos un sello de correos conmemorativo.
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