La pen¨²ltima soluci¨®n de Camps
El consejero Rafael Blasco asume 'de facto' el poder de una vicepresidencia
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, adopt¨® el pasado lunes la pen¨²ltima soluci¨®n que pod¨ªa adoptar acuciado por los sucesivos esc¨¢ndalos relacionados con el caso G¨¹rtel. Descartada, finalmente, la dimisi¨®n y la convocatoria de unas elecciones anticipadas, Camps ha decidido gastar sus ¨²ltimos cartuchos para llegar en las mejores condiciones a los pr¨®ximos comicios, previstos para mayo de 2011. Unos comicios que, de ganarlos, supondr¨¢n, para Camps, la absoluci¨®n del pecado original.
La soluci¨®n adoptada en el ¨²ltimo Comit¨¦ Ejecutivo Regional supone un cambio de modelo. Hasta ahora, el jefe del Consell hab¨ªa delegado casi todo el poder en dos hombres: Ricardo Costa como secretario general y portavoz parlamentario, y Vicente Rambla, como vicepresidente pol¨ªtico y coordinador de campa?a. A partir de ahora, forzado por la necesidad, el presidente de la Generalitat recurre al consejero de Inmigraci¨®n, Rafael Blasco, para librar la batalla de la opini¨®n p¨²blica -desde el Consell y desde las Cortes- y remontar el enorme desgaste de los esc¨¢ndalos de los trajes regalados, las contrataciones at¨ªpicas y la supuesta financiaci¨®n irregular del PP.
Rus gana peso en las Cortes al situar a Vicente Betoret de portavoz adjunto
En el frente interno, Camps recurre a un grupo de fieles incondicionales sin peso en el partido -Antonio Clemente, secretario general; Jos¨¦ Ciscar, vicesecretario general; y Alberto Fabra, coordinador general del PP- para sofocar la rebeli¨®n de los barones provinciales. Y, en especial, los efectos generados por las desafecciones de Joaqu¨ªn Ripoll en Alicante y Carlos Fabra, en menor grado, en Castell¨®n.
La elecci¨®n de Blasco, que ha negociado h¨¢bilmente con Camps las condiciones para asumir el reto sin conocer el verdadero alcance del caso G¨¹rtel, no es balad¨ª. Blasco se ha revelado como el mejor estratega de un PP y un Consell desnortados, con tres vicepresidentes que durante la crisis no han respondido a las expectativas. El resultado del nuevo escenario es una p¨¦rdida de poder real -otra m¨¢s- del vicepresidente primero, Vicente Rambla; y el alejamiento del vicepresidente segundo, Gerardo Camps, de la l¨ªnea de sucesi¨®n de Camps. El vicepresidente tercero, Juan Cotino, obtiene nuevos galones como coordinador entre el Gobierno y el partido. Un nombramiento que recompensa su lealtad, pero que tiene pocos efectos pr¨¢cticos.
Por el contrario, Rafael Blasco -que durante meses ha trabajado conjuntamente con el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus- obtiene un nivel de poder equivalente al de una vicepresidencia ejecutiva.
El consejero de Inmigraci¨®n asumi¨® ayer, entre ovaciones, el cargo de portavoz parlamentario. Y en los pr¨®ximos d¨ªas asumir¨¢ nuevas competencias del ¨¢rea de Presidencia, fundamentalmente la Direcci¨®n General de Relaciones con las Cortes -todav¨ªa dependiente de Rambla- y la de Cohesi¨®n Territorial -que ostenta la consejera portavoz Paula S¨¢nchez de Le¨®n-.
Dos instrumentos potent¨ªsimos para un hombre capaz de jugar en varios tableros a la vez. Blasco, adem¨¢s, cuenta con el apoyo de la estructura provincial del partido en Valencia. Y Alfonso Rus ve recompensado su apoyo a Camps con el nombramiento de su secretario provincial, Vicente Betoret, como portavoz adjunto en las Cortes Valencianas.
El tal¨®n de Aquiles del nuevo equipo de Camps es, sin embargo, el mismo del anterior: los elementos del caso G¨¹rtel siguen presentes y los cargos salpicados por los esc¨¢ndalos permanecen en el PP y en el Consell.
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