"Si Internet fuera de pago habr¨ªa m¨¢s respeto a los consumidores"

Los canadienses no son ni una vig¨¦sima parte de los usuarios de Facebook, pero sus quejas han motivado un cambio en la pol¨ªtica de la red social que afecta a sus 300 millones de usuarios en todo el mundo. La culpa es de Jennifer Stoddart, la comisaria de Protecci¨®n de Datos Personales del pa¨ªs, que realiz¨® la investigaci¨®n que acab¨® el pasado julio con un ultim¨¢tum: O cambias, o te denunciamos a los tribunales.

"Les dimos un mes y volvieron con compromisos que tienen que solucionar en un a?o", explica Stoddart. Las quejas que su oficina recibi¨® iban en varias direcciones: la poca transparencia sobre qu¨¦ hacen con los datos de la gente, lo mal explicada que est¨¢ su pol¨ªtica de privacidad o qu¨¦ hacen con las referencias de los usuarios que mueren y, sobre todo, la informaci¨®n de que disponen los desarrolladores de aplicaciones: "Vimos que quienes hacen esos juegos y tests tan populares, alrededor de 10.000 personas, tienen acceso total a la informaci¨®n de los usuarios de la aplicaci¨®n y a la de todos sus amigos", afirma Stoddart.

"Los que fabrican 'tests' ven todos los datos del usuario y de sus amigos"

La comisaria cree "satisfactoria" la actitud de la red, aunque Elisabeth Denham, directora de la investigaci¨®n, a?ade que "tiene mucho trabajo por hacer y ser¨¢ al final cuando podr¨¢ evaluarse". La oficina acaba de recibir otro informe de cambios de los requeridos a Facebook, que Stoddart a¨²n no hab¨ªa visto ayer.

Un riesgo a?adido de las redes sociales, y en general de las tecnolog¨ªas, est¨¢ en lo r¨¢pido que cambian. Quiz¨¢ cuando se cumpla el plazo, los retos al respeto de la privacidad hayan cambiado: "S¨ª, yo llamo a Facebook camale¨®n porque cambia constantemente y es imposible controlarlo, pero hemos marcado unos puntos clave y estaremos atentos", dice Denham. La soluci¨®n al debate entre privacidad y seguridad, y la demanda de servicios gratuitos tiene futuro incierto. "Creo que Internet ir¨¢ hacia una mayor regulaci¨®n, no se puede vivir en un mundo sin reglas"; a juicio de Stoddart, esto podr¨ªa evolucionar hacia "alguna forma de registrarse en servicios o webs donde se pague una peque?a cantidad de dinero para conseguir unos est¨¢ndares m¨¢s altos de privacidad, que har¨ªan que los derechos de los consumidores fueran m¨¢s respetados", concluye.