"Hay posibilidades, no probabilidades, de esperanza"
Edgar Morin tiene la cabeza de un p¨¢jaro, ¨¢gil, inquieto, contundente, de una raza que no se rinde. Habla con la convicci¨®n de un optimista, pero sabe que las cosas est¨¢n mal, que si esto no se remedia la cat¨¢strofe es inevitable. La ¨¦tica y la memoria (de otros desastres) ayudar¨¢n a que el caos no venga. ?l, fil¨®sofo, soci¨®logo, fue resistente contra los nazis, en Francia, "y seguir¨¦ resistente ante las barbaries". Tiene 87 a?os. Entre los estudiantes de la Facultad de Sociolog¨ªa de la Complutense, en cuyo Foro habl¨® el martes al mediod¨ªa, el autor de La pol¨ªtica de la civilizaci¨®n (una idea que le copi¨® Sarkozy) parec¨ªa un alumno m¨¢s, pero con un cargamento impresionante de sabidur¨ªa. Y de pesioptimismo, como ¨¦l dice.
"Soy pesimista y optimista, un 'pesioptimista', o viceversa"
Pregunta. ?Tiene la sensaci¨®n de que vivimos una cat¨¢strofe nueva, o esto ya lo vimos antes?
Respuesta. El planeta Tierra conoci¨® en el pasado cat¨¢strofes naturales, como el fin de la ¨¦poca primaria, que supuso la destrucci¨®n del 95% de las especies vivas... La novedad es que hoy est¨¢ en camino una cat¨¢strofe que viene del desarrollo humano mismo. Para m¨ª, el calentamiento clim¨¢tico no es lo m¨¢s importante, aunque lo sea, es que estamos en un proceso combinado de destrucci¨®n del planeta que nos lleva a una cat¨¢strofe general o a varias cat¨¢strofes combinadas. El desastre. No se puede continuar mucho tiempo por esta v¨ªa.
P. ?C¨®mo cambiar?
R. Es un problema dif¨ªcil. No podemos cambiarlo con una decisi¨®n; debemos pensar c¨®mo llegaron los grandes cambios del pasado. Todo gran cambio tiene un peso y una forma que en su inicio es muy humilde; piense en Jesucristo, en Mahoma... Una desviaci¨®n crea una tendencia y esta tendencia puede cambiar el camino... Creo que las denuncias contra la mundializaci¨®n del capitalismo son buenas, pero no basta con denunciar, hay que enunciar. La enunciaci¨®n no es un programa, es una idea maestra. Por ejemplo, debemos insistir sobre la calidad de la vida, no sobre la cantidad; es una buena idea... Algunas de esas enunciaciones hice en mi libro La pol¨ªtica de civilizaci¨®n... Y estoy escribiendo otro que llamo La v¨ªa en el que trato de demostrar que hay que buscar algunos caminos (incluido lo bueno que tiene la mundializaci¨®n).
P. En su conferencia hablaba del clima de desesperanza que nos pesa. ?La pol¨ªtica nos puede quitar este peso de encima?
R. Qui¨¦n sabe. Las viejas generaciones tienen la sensaci¨®n de que fueron enga?adas en su fe en el comunismo, en una sociedad democr¨¢tica armoniosa, civilizada; en el progreso como ley de la historia... Todo eso se desintegr¨® y hoy los j¨®venes est¨¢n totalmente desorientados... El an¨¢lisis que hago es que hay posibilidades, no probabilidades, de esperanza. Y la esperanza no se encuentra en el coraz¨®n de la desesperanza. H?lderlin dec¨ªa: "Donde crece el peligro crece tambi¨¦n la salvaci¨®n"; eso significa que el crecimiento del peligro nos remite a la conciencia de lo que pasa y nos enuncia lo que hay que hacer... Antes la esperanza era una fe; ahora es s¨®lo esperanza. Es muy importante, porque si no hay esperanza no hay proyecci¨®n en el futuro.
P. Dec¨ªa usted que Her¨¢clito hablaba de buscar lo inesperado. ?Qu¨¦ es lo inesperado ahora?
R. Lo inesperado es salir de esta v¨ªa mortal que seguimos; pero hay que buscar. Si buscamos encontraremos otra v¨ªa.
P. Y habla usted de la armon¨ªa, de su busca. ?D¨®nde encuentra usted hoy armon¨ªa?
R. Si la buscamos es porque no la hay. Hay momentos de armon¨ªa en el ¨¢mbito privado, en el amor, cuando su equipo gana... Pedazos de armon¨ªa: la poes¨ªa de la vida... No pienso que la pol¨ªtica sola pueda dar la armon¨ªa: la comprensi¨®n humana, la solidaridad, depende de nosotros, y de ah¨ª vendr¨¢ la armon¨ªa. Todo ha de recomenzar. Es algo terrible, pero es tambi¨¦n maravilloso, porque necesitamos una estimulaci¨®n. Esta idea me ayuda a vivir. Soy optimista y pesimista, un pesioptimista, o viceversa. Cuando estaba en la Resistencia hubo un momento de grandeza. Hab¨ªa esperanza. La idea del No de la Resistencia era tambi¨¦n un S¨ª a la libertad, a una esperanza de libertad. No fue la libertad que pens¨¢bamos, pero fue una cierta libertad.
P. Hablaba de la pol¨ªtica. ?Y los intelectuales, qu¨¦ deben hacer?
R. Creo que hoy es m¨¢s importante su papel que en el pasado. Pero se ha producido mucha esclerosis, academicismo... Deben poner sobre la mesa los problemas fundamentales, y no hacerlo de una manera superficial.
P. ?Sigue siendo un resistente?
R. S¨ª, en mi alma lo soy; y seguir¨¦ resistente ante todas las barbaries que existen.
Babelia
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