El Madrid pide la vez
Los de Messina presentan credenciales derrotando al campe¨®n de Europa

El Madrid lleva demasiado tiempo fuera de la aristocracia europea. Desde hace 14 a?os no logra entrar en la Final Four, y por eso tiene la cita de mayo en Par¨ªs metida entre ceja y ceja. Queda un largo camino por recorrer, unas cuantas cuestiones t¨¢cticas por afinar, alg¨²n jugador que recuperar, pero por ahora va cumpliendo con nota los pasos que le pueden llevar a terminar con esta desafortunada estad¨ªstica. Uno de ellos es demostrar y demostrarse que resulta competitivo ante cualquier rival, actual campe¨®n de Europa incluido. Lo consigui¨® en una actuaci¨®n convincente, de esas que confirman a uno que transita por el buen camino. Cierto que el Panathinaikos es de esos equipos que, con la tranquilidad que le da su extraordinario historial, se toma las cosas con calma hasta febrero (el a?o pasado perdi¨® en el Palau por 30) pero eso no le quita ni m¨¦rito ni bot¨ªn psicol¨®gico al triunfo blanco.
REAL MADRID 80 - PANATHINAIKOS 70
Real Madrid: Prigioni (11), Bullock (9), Hansen (3), Garbajosa (6) y Lavrinovic (15) -quinteto inicial-; Kaukenas (17), Velikovick (7), Vidal (0) y Llull (12).
Panathinaikos: Spanoulis (4), Nicholas (16), Perperoglu (0), Fotsis (8), Pekovic (22) -quinteto inicial-; Tepic (6), Golemac (0), Diamantidis (7), Calathes (1) y Shermadini (6).
Grupo D: Panathinaikos, Real Madrid y Khimki, dos victorias y una derrota. Prokom, Oldenburg y Armani, una victoria y dos derrotas.
En la b¨²squeda madridista del santo grial europeo, la visita del campe¨®n siempre resulta una excelente vara de medir. Pasados los 40 minutos, la sensaci¨®n que deja el encuentro es que el Madrid posee los suficientes mimbres para poder disputar con garant¨ªas la mejor competici¨®n continental esta misma temporada. Su plantilla, sin llegar a la infinita profundidad del Panathinaikos, tiene de todo y permite a Messina jugar de muchas maneras y poder subsanar cualquier contingencia. Se terminaron las dependencias de los tiros de Bullock o de que Felipe Reyes se tornase omnipresente. Acaso, la ¨²nica debilidad que ofreci¨® fue su incapacidad para plantar cara a un p¨ªvot tipo armario ropero como Pekovic. Afortunadamente, son escasos los jugadores que ocupen tanto espacio debajo del aro y que posean la capacidad resolutiva del serbio. Pero en otras alturas de competici¨®n puede convertirse en un problema serio que quiz¨¢s ni el ausente Felipe cubra.
El Panathinaikos asust¨® de entrada. Moviendo muy bien la pelota a partir del juego dif¨ªcilmente escrutable de Spanoulis y con una defensa correosa, cre¨® mil y un problemas al Madrid, que no ve¨ªa la forma de hincar el diente ni en ataque ni en defensa (12-21, final del primer cuarto). Messina recompuso su quinteto y ya con Velickovic y Kaukenas decidi¨® empezar la remontada subiendo unos grados la intensidad defensiva. Las l¨ªneas de pase se fueron cerrando, y los triples dejaron de entrar. A los de Obradovic se les hizo de noche. Una noche que dur¨® ocho minutos y que se cerr¨® con un parcial de 20-0 despu¨¦s de dos triples consecutivos de Garbajosa y Llull (32-23).
A partir de ese momento, el control fue siempre blanco. Ni siquiera cuando Nichols demostr¨® que es un demonio de tirador clavando cuatro triples sin fallo a finales del tercer acto (59-51), el Madrid se desmont¨®. El equipo mantuvo las constantes, busc¨® las mejores opciones, sac¨® provecho de todo y de todos y nunca vio peligrar la victoria. Esa madurez que muestra gente como Prigioni, o Kaukenas, unida a la pujanza f¨ªsica de otros como Llull o Velickovic, un aut¨¦ntico talentazo, conforman una combinaci¨®n que s¨®lo invita al optimismo. Por ahora y a la espera de monta?as m¨¢s altas, es m¨¢s que suficiente.

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