Esa mujer desbocada
El grupo Skunk Anansie ofrece 90 minutos de rock furioso
Las reservas de energ¨ªa de Madrid se desbordaron el jueves por la noche. En La Riviera pas¨® todo. Y la portadora de tanta energ¨ªa fue una mujer de figura fibrosa y estampa ol¨ªmpica. ?D¨®nde son los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos? ?En Londres? Que compita all¨ª esta mujer, por favor. Madre m¨ªa, qu¨¦ br¨ªo demostr¨® desde el primer minuto, cuando irrumpi¨® en el escenario cubierta por una bola plateada de espumill¨®n. Despojada del llamativo disfraz, Skin, nuestra protagonista, embutida esta vez en un traje de lentejuelas, ofreci¨® 90 minutos de rock noventero furioso y combativo. La entrada cost¨® 25 euros. Una ganga, a tenor de los resultados.
Fue como enchufar el Canal Historia. Hoy, especial a?os noventa. En el escenario, una tipa calva, malhumorada y gritona que consigui¨® bastante notoriedad all¨¢ por mediados de esa d¨¦cada. En la pista, en una sala que agot¨® las entradas, un p¨²blico treinta?ero que conoci¨® a Skunk Anansie cuando cursaba a?os de instituto, en esa ¨¦poca nihilista en la que se hace bandera del no-quiero-ser-como-t¨². Y Skunk Anansie era muy diferente a todo. Ni grunge ni pop brit¨¢nico, tendencias que se llevaban por la ¨¦poca.
La cantante Skin era como una pelota que rebota por todas partes
La actual gira de los brit¨¢nicos se encuadra dentro del sarampi¨®n cr¨®nico que aqueja a la m¨²sica: las resurrecciones. El grupo ech¨® el cierre en 2001 y ha regresado ocho a?os despu¨¦s, siguiendo el gui¨®n en estos casos: es importante que sea la formaci¨®n original (eso genera empaque, aunque alguno de los miembros lo haga de muy mala gana) y conviene editar un grandes ¨¦xitos; el de los Skunk se llama Smashes and trashes.
Pero deteng¨¢monos en Skin. Si te colocabas enfrente del escenario parec¨ªa que hab¨ªan lanzado una de esas pelotitas de goma peque?as que rebotan por todas partes de forma enloquecida. Skin (de 41 a?os) era esa pelota y cantaba como si te echara la bronca. All¨ª el que m¨¢s sufri¨® fue el pie del micr¨®fono, que la mujer pantera lanz¨® con furia en repetidas ocasiones en direcci¨®n al suelo. La noche transcurri¨® sin experimentos extra?os. Se trataba de escuchar los temas m¨¢s celebrados de su repertorio con la incorporaci¨®n de un par de piezas nuevas. Sonaron Selling Jesus, I can dream, Weak o Little baby swastikkka. Hubo un momento de sosiego casi al final, cuando interpret¨® Hedonism (Just because you feel good), que sirvi¨® para demostrar que esta mujer se maneja con maestr¨ªa en terrenos soul.
Los Skunk est¨¢n apegados tanto a la d¨¦cada de los noventa que no tiene sentido reanudar ahora una carrera discogr¨¢fica. Pero si te dejas llevar y permites que salga el instinto primitivo que todos llevamos dentro, la verdad es que lo pasas b¨¢rbaro en un concierto de Skunk Anansie. Que se lo pregunten a los 2.500 que estuvieron all¨ª.
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