La campeona de 97 a?os
Espalda 200, 100 y 50 metros: campeona de Europa. Nadie puede con esta mujer que decidi¨® hacer del agua su mejor amiga. S¨®lo lo conseguir¨¢ el tiempo. En septiembre subi¨® al podio para que le entregaran tres oros en los campeonatos de Europa de nataci¨®n celebrados en C¨¢diz. En junio fueron cuatro oros en los campeonatos de Espa?a que se nadaron en Madrid. Cuatro en las cuatro modalidades en las que se present¨®. A ella le bastaba con llegar. No hay nadie como Bernarda, nadie en la categor¨ªa de m¨¢s de 95 a?os que pueda hacerle sombra. Es s¨®lo ella, el agua y su tes¨®n. Una voluntad de oro mortificada por achaques de la edad, pero, al menos, a d¨ªa de hoy, a salvo.
La Federaci¨®n Internacional de Nataci¨®n reconoce a Bernarda Angulo (Las Palmas de Gran Canaria, 1912) dos r¨¦cords mundiales en la categor¨ªa de 95 a 99 a?os. 400 metros espalda en piscina de 25 metros y 400 metros libre en piscina de 50 metros. Adem¨¢s, posee ocho plusmarcas de Europa.
"Me ba?aba en la orillita de la playa. Ve¨ªa a mis hijas nadar y me daban ganas de aprender. Lo consegu¨ª con 47 a?os"
Tiene 97 a?os. Su cuerpo es un jarroncito de porcelana. Atrae la atenci¨®n por el blanco vibrante de su pelo corto y lacio, su nariz angulosa, ojos azules y una sonrisa amplia y generosa. Desde hace m¨¢s de 50 a?os vive en un barrio humilde de Las Palmas, en el tercer piso de un edificio sin ascensor. Viste un moderno traje blanco con estampados negros. De su cuello, un sencillo cordel sujeta un camafeo negro de bisuter¨ªa con inscripciones doradas. Vive sin ayuda de nadie. Resistiendo desde hace 33 a?os. Bernarda Angulo enviud¨® en 1976. Ten¨ªa 64 a?os. La nataci¨®n ha sido su b¨¢lsamo contra la soledad. Sus marcas, la certeza del triunfo de la voluntad y capacidad de superaci¨®n.
"Nado mejor que camino", explica sin sorna. Entrena cada d¨ªa. De 500 a 800 metros, seg¨²n los ¨¢nimos. Hasta los 45 a?os no aprendi¨® a nadar. "Me ba?aba en la orillita de la playa, ve¨ªa a mis hijas donde no hac¨ªan pie y me daban ganas de aprender yo tambi¨¦n. Ellas me ense?aron". Treinta y cinco a?os despu¨¦s comenz¨® a competir. Con 80 a?os. "Fue empezar una nueva vida. Con la nataci¨®n, la existencia se me hizo m¨¢s llevadera. Mi entrenador, Argimiro Garc¨ªa, me dec¨ªa que, si segu¨ªa, nadar¨ªa hasta los 110 a?os". Ha cambiado de club varias veces. Primero, el Club Nataci¨®n Metropole, donde sigue entrenando. Despu¨¦s, el Victoria, porque le permit¨ªa tambi¨¦n participar en traves¨ªas en mar abierto. Con 80 a?os nad¨® el brazo de mar -2.600 metros en un mar de fuertes corrientes- que separa Lanzarote de La Graciosa. Ahora compite con el M¨¢ster Baleares, de Palma de Mallorca. Su entrenamiento calle arriba calle abajo entre las corcheras de la piscina es tambi¨¦n un combate contra las ausencias. "En los primeros a?os ¨¦ramos muchos de mi edad. Y lo pas¨¢bamos muy bien. Pero me fui quedando sola. Y un d¨ªa era la ¨²nica. Sin compa?eros, sin entrenador, sin ayuda. Fueron los del club de Palma los que me animaron a seguir. Ellos me arropan y me cuidan".
Ha estado en campeonatos del mundo en Nueva Zelanda, Canad¨¢, Par¨ªs, Marruecos, Chipre, Estocolmo, Austria, Alemania... Se recuerda en unos con 81 a?os escrutando desde la distancia a un nadador japon¨¦s de unos 90. "?Era una figura tan delgadita...! Pens¨¦ c¨®mo pod¨ªa ser posible que aquel hombre tan fr¨¢gil se atreviera a meterse en la piscina". Diecis¨¦is a?os m¨¢s tarde, Bernarda sigue prefiriendo el estilo crawl a nadar de espalda porque le gusta lanzarse a la piscina de cabeza antes que salir desde el agua.
Quiere seguir, pero a los 97 salir de casa con maletas para coger un taxi al aeropuerto es tarea complicada. En el sal¨®n de su piso mira con ayuda de una lupa las inscripciones en trofeos y medallas. Le cuesta sujetarlas. "?Tan pesadas que son...!". Ense?a la ¨²ltima placa recibida, este a?o, de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n por su contribuci¨®n al desarrollo de la nataci¨®n m¨¢ster y sus actuaciones en campeonatos del mundo y Europa. "A veces me pongo con la lupa a ver qu¨¦ pone, pero despu¨¦s me olvido". Anota con letra temblorosa en hojitas arrugadas lo que no debe olvidar. En su piso, las copas y diplomas se a?aden a las inevitables fotos familiares. Casi todas antiqu¨ªsimas. De su boda, en 1931. "Nac¨ª en 1912 en Firgas, en el interior de la isla, entre ¨¢rboles frutales, mucho sol y una gran finca de plataneras. De ni?a era inquieta y juguetona. Participaba en todo, lo mismo en juegos de ni?os que de ni?as. Eso es lo que creo que me ha dado la resistencia que tengo. A los 6 a?os me llevaron interna a un colegio de monjas en Las Palmas. Nada m¨¢s salir del colegio me cas¨¦. Todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los 19. Fueron s¨®lo cuatro meses de noviazgo".
Bernarda es ama de casa desde hace 80 a?os. Su marido regentaba una tienda de comestibles. Un hombre "bueno y cari?oso. Me llevaba 11 a?os. Era mi marido y mi padre a la vez. Me ayud¨® a ser constante". Ella administraba el hogar y ¨¦l la ayudaba con la casa. Un hombre ma?oso para los arreglos dom¨¦sticos, lo que hoy m¨¢s echa en falta. "Fui muy feliz en el matrimonio". Tambi¨¦n cuelgan fotos con sus cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. "Los hijos son lo que m¨¢s se quiere, porque son un trozo del alma de uno". Los hombres murieron repentinamente, con 5 y 37 a?os. Hace unos meses falleci¨® una de sus dos hijas. "A mi edad vivo pendiente de saber si cuando me levanto por la ma?ana tengo fuerzas para hacer todas las cosas que necesito. Pero siempre es bonita la vida, aunque se sufra". Se siente insegura en su casa, pero no quiere dejar la vivienda familiar. No, al menos, sin la garant¨ªa de que en la residencia de ancianos le permitir¨¢n salir a entrenar. "Cuando nado me concentro en que tengo que llegar, dar bien la vuelta para que no me descalifiquen y contar las piscinas que me faltan. A veces me olvido y los compa?eros me tienen que parar porque sigo nadando". En Madrid nad¨® los 200 metros espalda en 08:49:98, r¨¦cord de Europa por m¨¢s de 11 segundos de diferencia con el anterior. A?os antes, en Gij¨®n, hab¨ªa mejorado la plusmarca mundial de los 200 metros libre con un crono de 09:26:22. "Antes la vida se reduc¨ªa a tu familia y el barrio donde viv¨ªas. La idea de igualdad es positiva, pero depende del uso que se haga de ella. Porque no todos somos iguales".
La memoria de una luchadora
Bernarda Angulo fue senderista hace m¨¢s de 50 a?os, cuando caminar por el campo no estaba de moda. Lo conoc¨ª porque hablaba ingl¨¦s y ten¨ªa contacto con extranjeros. Ellos lo practicaban. Me un¨ª al grupo. Me he pateado las siete islas. Era la ¨²nica canaria y siempre fui la mayor del grupo. Tambi¨¦n he hecho senderismo en Alemania. Bernarda Angulo tiene una m¨¢xima: Siempre es bonita la vida, aunque se sufra. Hay que aprender a sufrir antes que a disfrutar. Sin embargo, reconoce que no todo es tan f¨¢cil: Me voy olvidando de cosas de mi vida, dice.
Y sus palabras emocionan porque las pronuncia como disculp¨¢ndose. Pero se acuerda. Con 5 a?os, de la Primera Guerra Mundial. Con 19, de la proclamaci¨®n de la Segunda Rep¨²blica. ?Qu¨¦ barata era la vida! Recuerdo los carros tirados por mulas, los caminos de tierra, las tartanas. Tambi¨¦n se refiere a las represalias contra los jesuitas en la misma calle donde viv¨ªa. Con 24 a?os estall¨® la guerra de Espa?a. Con 27 lleg¨® la escasez y el estraperlo de la posguerra y el comienzo de la guerra de Alemania. Recuerdo venir con mis ni?os a la playa y ver a extranjeros en el mar con sus hijos muy delgaditos. Era gente que hu¨ªa de la guerra y no ten¨ªa nada que echarse a la boca. Vivi¨® el franquismo entre los 27 y los 63 a?os. La vida se fue estabilizando poco a poco, pero los odios entre los dos bandos eran muy fuertes. Insuperables. Hoy veo el mundo malentendido. Y cada vez m¨¢s dif¨ªcil de arreglar. Somos m¨¢s que antes. Y todos no cabemos en el mismo cesto. Mucha gente con ideas muy diferentes. Aprendo mucho de los j¨®venes, pero me sorprende la falta de educaci¨®n y respeto con los mayores. El respeto y el temor es bueno mientras sirva para establecer los l¨ªmites.
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