El Salvador hace justicia a ?scar Romero
El Gobierno salvadore?o reconoce por primera vez la responsabilidad del Estado en el asesinato del arzobispo de la capital del pa¨ªs en 1980
Al arzobispo salvadore?o ?scar Arnulfo Romero lo asesinaron el 24 de marzo de 1980. Sus ¨²ltimas palabras, pronunciadas un d¨ªa antes en la catedral de San Salvador, estuvieron dirigidas a los militares: "Est¨¢n matando a sus mismos hermanos campesinos. Ning¨²n soldado tiene que obedecer la orden de matar. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, les suplico, les ruego, les ordeno, cese la represi¨®n". S¨®lo un disparo en el pecho, justo en el momento de alzar el c¨¢liz en la capilla de un hospital, pudo acallar su voz. Pero al disparo se le uni¨® la guerra civil (1980-1992) y m¨¢s tarde los largos a?os que gobern¨® El Salvador un partido de derecha, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), cuyo fundador, Roberto D'Aubuisson, fue tambi¨¦n el autor intelectual del asesinato, seg¨²n determin¨® la Comisi¨®n de la Verdad. Pero la historia ya est¨¢ cambiando.
Las autoridades se comprometen ante la OEA a investigar el crimen
Se empez¨® a notar la noche del pasado 15 de marzo. Mauricio Funes, el candidato del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), acababa de ganar las elecciones. Por primera vez, la izquierda iba a gobernar El Salvador. Funes se quit¨® la chaqueta y la corbata, se puso una guayabera blanca -bajo la que se transparentaba un negro chaleco antibalas- y se dirigi¨® a toda prisa hacia una plaza donde lo esperaba una multitud vestida de rojo. All¨ª, como si estuviera alzando una bandera, el candidato de los viejos guerrilleros convoc¨® a la memoria de monse?or Romero: "?l dijo que la Iglesia ten¨ªa una opci¨®n preferencial con los pobres. Eso har¨¦ yo. Favorecer a los pobres y a los excluidos".
No ten¨ªa sentido que Funes, ya presidente, iniciara tan ingente labor sin empezar reconociendo lo que hasta ahora los sucesivos presidentes de El Salvador -muy cat¨®licos todos- hab¨ªan negado: la responsabilidad del Estado en el asesinato de quien fue llamado "la voz de los sin voz". El pasado viernes, en Washington, una representaci¨®n del Gobierno salvadore?o se comprometi¨® ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), a realizar una investigaci¨®n judicial completa para "identificar, juzgar y sancionar" a todos los autores, materiales e intelectuales, del asesinato. De esta forma, el Gobierno de El Salvador reconoce, por primera vez y de forma plena, la autoridad del organismo y el car¨¢cter vinculante de sus recomendaciones. El paso es grande, pero inicia un camino lleno de obst¨¢culos. Para empezar, en El Salvador existe desde 1993 una Ley de la Amnist¨ªa que bloquea cualquier investigaci¨®n sobre los cr¨ªmenes cometidos durante la guerra. Su derogaci¨®n, como record¨® ayer a este peri¨®dico Juan Jos¨¦ Figueroa, portavoz de la canciller¨ªa salvadore?a, no depende del Gobierno, sino de la Asamblea Legislativa. No obstante, el FMLN ya tiene representaci¨®n suficiente en la Asamblea para proponer, con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito, la derogaci¨®n de la ley. A lo que s¨ª se ha comprometido desde ya el Gobierno de Mauricio Funes es, seg¨²n Figueroa, a llevar a efecto las otras dos recomendaciones de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos: "Una es bautizar una plaza con el nombre de monse?or ?scar Arnulfo Romero. La otra consiste en realizar un v¨ªdeo para rescatar el legado moral y espiritual del arzobispo".
Ya que no la vida, s¨ª al menos devolverle la voz al que alz¨® la suya por los que no la ten¨ªan... Ni todav¨ªa la tienen.
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