Vivaldi, a color

Conciertos y arias de Vivaldi vehicularon un triple y feliz debut en el Liceu: el de la mezzosoprano checa Magdalena Kozen¨¢, figura que no hab¨ªa actuado a¨²n aqu¨ª, el de la Orquesta Barroca de Venecia y el de su director, Andrea Marcon.

A partir de un instrumento bello pero no potente ni extenso, que se debilita cuando se sumerge en la zona grave y pierde exactitud y fluidez cuando enfrenta coloraturas, Kozen¨¢ cosech¨® un ¨¦xito importante porque logr¨® insuflar vida y verdad dram¨¢tica a su interpretaci¨®n y logr¨® que afloraran todos los colores emotivos de la m¨²sica del veneciano.

Si en una ¨®pera ya es m¨¦rito transmitir calidez expresiva, m¨¢s lo es alcanzarla en la frialdad de un concierto. Aun as¨ª, Kozen¨¢ cant¨® Ho gi¨¤ il cor lacero de Griselda, Sol da te mio dolce amore, de Orlando Furioso y Misero spirto mio de Ottone in villa con la intensidad y la verdad del gran Gardel en La cumparsita y mostr¨® que era una gran int¨¦rprete, aunque quiz¨¢ no gran cantante.

Kozen¨¢ fue secundada en su vigor expresivo por la Orquesta Barroca de Venecia, correcta, no brillante. Intercaladas entre las arias, el grupo interpret¨® una sinfon¨ªa y tres conciertos, tambi¨¦n de Vivaldi, que permitieron lucir a los solistas. Destac¨® Anna Fusek que, tras interpretar parte de viol¨ªn, se revel¨® como notable solista de flaut¨ªn con el Concierto en Do mayor RV 443.