El artista, los frailes y el perd¨®n
La remodelaci¨®n de la cripta de Arantzazu sirve para conmemorar el 25? aniversario las pinturas realizadas por Basterretxea tras la censura de 1955
El de ayer fue un d¨ªa muy importante para N¨¦stor Basterretxea. Sirvi¨® en parte como compensaci¨®n a la humillaci¨®n que vivi¨® en 1955, cuando su trabajo en la cripta del Santuario de Arantzazu fue borrado con agua y jab¨®n y recubierto de pintura blanca porque los franciscanos consideraban que no segu¨ªa los preceptos de la Iglesia en materia de arte sacro. A sus 85 a?os, el artista vivi¨® la reinauguraci¨®n de la cripta en la que termin¨® de pintar, hace 25 a?os, los murales que inici¨® en 1952, como un punto final a d¨¦cadas de desencuentros. "Ha sido un embarazo largo, pero el parto ha salido bien y ha sido hermoso", explic¨® el artista en realizado en el santuario, en el marco del primer Arantzazu Eguna.
"Ha un embarazo largo, pero el parto ha sido hermoso", explic¨® el artista
Adem¨¢s de la remodelaci¨®n de la cripta, que potencia el impacto de los murales y mejora sensiblemente la iluminaci¨®n, el acto de ayer sirvi¨® tambi¨¦n para escenificar el acuerdo con el artista alcanzado en abril en el que los franciscanos se disculpaban por lo ocurrido, cerrando as¨ª las heridas abiertas en 1955.
"Hoy podemos pedir perd¨®n ya sin sonrojo a N¨¦stor Basterretxea y exigir que ya nadie m¨¢s calle contra su voluntad y que ni hombres de fe ni representantes pol¨ªticos tengan nunca la tentaci¨®n de acallar a nadie, artista o ciudadano", resumi¨® en su intervenci¨®n la consejera de Cultura, Blanca Urgell.
Basterretxea lleg¨® al proyecto de Arantzazu de la mano de su amigo Jorge Oteiza casi de casualidad, sin esperarlo. Reci¨¦n casado en 1952, fue a visitar al escultor, que se encontraba trabajando en el santuario y le convenci¨® de que se presentara al concurso convocado para pintar la cripta. Tras la noche negra de 1955, Basterretxea qued¨® al margen hasta que, a principios de los ochenta, se dijo a s¨ª mismo que no quer¨ªa morir sin pintar Arantzazu. Contact¨® con el entonces diputado general de Guip¨²zcoa, Xabier Aizarna, pidiendo tan solo el material necesario y dos ayudantes para rehacer la obra.
Las pinturas, claro est¨¢, no son las mismas que las entonces imaginadas por un joven Basterretxea de 27 a?os. Seg¨²n el artista, el conjunto es una obra equilibrada que, sin renunciar a la abstracci¨®n, cede a una figuraci¨®n plasmada, adecuada en el exigente Cristo que preside la cripta.
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