Aquella mirada azul y mucho m¨¢s

Bebi¨® millones de litros de cervezas a lo largo de su vida. Tantos, que los alumnos de Princeton, durante a?os, celebraran el d¨ªa de Newman, en el que se met¨ªan entre pecho y espalda 24 latas durante la jornada; o que durante algunos rodajes -y hay fotos- llevara al cuello una cadena con un abrebotellas. Quiso con locura a Joanne Woodward, pero durante el rodaje de la pel¨ªcula Dos hombres y un destino se lio con una periodista, Nancy Bacon, a la que sigui¨® viendo durante meses hasta que ella se desenga?¨® y le espet¨®: "Est¨¢s siempre borracho y ni siquiera puedes hacer el amor".

Y qu¨¦.

Paul Newman (Shaker Heights, Ohio, 1925-Westport, Connecticut, 2008) ha sido uno de los grandes iconos del cine. Seg¨²n Shawn Levy, "probablemente no fue el mejor actor estadounidense, ni siquiera el mejor de su generaci¨®n, pero, sin duda, fue el actor m¨¢s estadounidense, el tipo cuyos papeles y persona mejor representaron el tenor de sus tiempos y de su gente". Levy, cr¨ªtico de cine del diario The Oregonian y escritor de varios libros de cine, entre ellos uno sobre el Rat Pack y otro sobre Jerry Lewis, comenz¨® a escribir una biograf¨ªa de Newman a finales de 2005. Nunca habl¨® con el actor, porque ¨¦ste rechazaba cualquier homenaje desde mediados de los noventa. Tampoco con algunos de sus amigos, que respetaron el deseo de Newman. Pero s¨ª con unas cincuenta personas que le conoc¨ªan. Y tras reunir todas las entrevistas posibles con el cineasta, pari¨® Paul Newman, la biograf¨ªa (Lumen), la primera gran obra publicada despu¨¦s de su fallecimiento y que aparece ahora en Espa?a.

Odiaba que le pidieran ense?ar sus ojos; por eso usaba gafas de sol

La muerte de su hijo Scott por sobredosis en 1978 fue su gran tragedia

El libro no s¨®lo desgrana los lados m¨¢s cotorreables de la vida de Newman, sino que tambi¨¦n navega por su carrera y su vida, marcada casi desde su inicio por "la suerte Newman", como la bautiz¨® su poseedor, un conjuro que hizo que, por ejemplo, se librara de una muerte segura durante la II Guerra Mundial. En 1945 todo su escuadr¨®n recibi¨® instrucciones -estuvo en la Armada- para hacer pr¨¢cticas de aterrizaje en el portaviones Bunker Hill. A la ma?ana siguiente, el piloto del avi¨®n donde serv¨ªa el a¨²n incipiente actor se despert¨® con otitis y no volaron. D¨ªas m¨¢s tarde, dos aviones kamikazes se lanzaron contra el Bunker Hill y murieron 400 personas, todo el escuadr¨®n de Newman incluido. ?l so?¨® durante su adolescencia con ser piloto, pero cuando se alist¨® en el ej¨¦rcito los m¨¦dicos descubrieron que aquellos profundos ojos azules ten¨ªan una tara: era dalt¨®nico.

Para el autor, "Paul Newman encarna el siglo estadounidense y resume los mejores rasgos nacionales en un envoltorio pr¨¢ctico y atractivo" gracias a su trabajo como artista y su oficio, a su empuje para dirigir pel¨ªculas cuando sinti¨® que pod¨ªa aportar algo m¨¢s como realizador, a su amor por las carreras automovil¨ªsticas -una afici¨®n en la que destac¨® pasado los cincuenta, cuando muchos pilotos llevan d¨¦cadas retirados-, o su labor como fil¨¢ntropo, que dieron un valor a?adido a su empresa de salsas, Newman's own.

La carrera de Newman comenz¨® en el instituto. Peque?o, delgado -fue de estir¨®n tard¨ªo-, no destac¨® en el f¨²tbol americano como hubiera querido y s¨ª en clases de interpretaci¨®n. Tras el par¨¦ntesis b¨¦lico, Newman retom¨® sus estudios universitarios en el Kenyon College, donde adem¨¢s de disfrutar de todo tipo de juergas y ser detenido en alguna ocasi¨®n, se licenci¨® en Interpretaci¨®n, aunque ¨¦l prefiriera asegurar que se hab¨ªa graduado "Magna cum Lager". All¨ª debut¨® en un escenario encarnando a Hildy Johnson en Primera plana. Empez¨® a compaginar estudios con giras teatrales, ¨¦stas con su matrimonio con otra aspirante a actriz, Jacqueline Witte, a sus 24 a?os, y todo ello lo combin¨® en un c¨®ctel profesional que le llev¨® a Nueva York y a la televisi¨®n. Y a la m¨ªtica escuela de interpretaci¨®n Actors Studio, en el que en otro ejemplo de "suerte Newman" acompa?¨® a una amiga a una prueba. A ella no la cogieron, y a ¨¦l, que iba de paseo, s¨ª. "Se equivocaron e interpretaron mi sincero espanto como una actuaci¨®n sincera".

Joanne Woodward y ¨¦l se conocieron en aquellos momentos, inicios de los a?os cincuenta, cuando Newman pose¨ªa un ¨²nico traje, de mil rayas, con el que iba por las agencias. A¨²n no hab¨ªa destacado en Broadway con Picnic, ni rodado su debut en la pantalla, El c¨¢liz de plata, de la que siempre reneg¨®, ni hab¨ªa muerto su amigo James Dean -del que hered¨® el personaje de Rocky Graziano en Marcado por el odio-. Aunque ya estaba all¨ª su magnetismo. De 1954 a 1960 pas¨® de promesa a estrella mundial, y durante las siguientes cuatro d¨¦cadas nunca baj¨® el pist¨®n, ni siquiera en 1978 con la muerte de su hijo mayor Scott por sobredosis accidental de alcohol y drogas.

Celoso de su intimidad, fue el primer famoso que us¨® constantemente gafas de sol, harto de que le pidieran que ense?ara los ojos -de azul perfecto-. "No hay cosa que te haga sentir m¨¢s como un objeto. Es como si uno se acerca a una mujer y le dice: 'Desabr¨®chese la blusa, que quiero mirarle las tetas". Sin embargo, us¨® su fama para innumerables batallas pol¨ªticas progresistas. Una de las grandes an¨¦cdotas de Hollywood -demasiado redonda para ser cierta- cuenta que Newman entr¨® un d¨ªa en un comedor de un estudio y pas¨® por la mesa donde almorzaba John Wayne. "Qu¨¦, Paul, ?c¨®mo va la revoluci¨®n?", solt¨® con su voz atronadora. Newman sonr¨ªe y contesta: "?C¨®mo vamos a ganar, Duke, teni¨¦ndote en el bando contrario?". Unos ideales mantenidos hasta el fin. "Me gustar¨ªa que en mi epitafio figurara que fui parte de mi ¨¦poca".