Hombre de Estado
Pocos pol¨ªticos con ambiciones de futuro se har¨ªan cargo del Ministerio de Defensa 48 horas despu¨¦s de sofocado un golpe militar. Exactamente eso es lo que hizo Alberto Oliart el 26 de febrero de 1981. Nacido en M¨¦rida (Extremadura) en 1928, educado en Barcelona, abogado del Estado, ministro de Industria y de Sanidad con Adolfo Su¨¢rez, Oliart desempe?¨® durante apenas dos a?os el mando pol¨ªtico de unas Fuerzas Armadas conmocionadas por el fracaso del golpe y la sorda batalla que se libr¨® entre dem¨®cratas e involucionistas. ?Pero qu¨¦ dos a?os! Repetici¨®n de intentonas, s¨ªntomas peri¨®dicos de malestar en los cuarteles y, sobre todo, el trenzado del camino que permiti¨® juzgar a los principales implicados en el 23-F. Todo ello llevado en estrecha relaci¨®n con el jefe del Ejecutivo, Leopoldo Calvo Sotelo, y con el Rey.
El Gobierno de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD) al que pertenec¨ªa mordi¨® el polvo en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982. El poder pas¨® a manos de Felipe Gonz¨¢lez. Tras abandonar la pol¨ªtica activa, Oliart se ha dedicado a la ganader¨ªa, a la escritura, a colaborar en medios de comunicaci¨®n (como la SER y EL PA?S), a ejercer actividades de promoci¨®n del cine espa?ol y a seguir defendiendo ideas de consenso y lealtad institucional. Lo cual, por cierto, le llev¨® a criticar a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por no haber convocado a la oposici¨®n el 11-M para aparecer unidos frente a la hecatombe.
Es comprensible la sorpresa que el nombre de un octogenario como ¨¦l provoca a la hora de encabezar un grupo de comunicaci¨®n del que han sido prejubilados casi todos los mayores de 52 a?os. Si algo cabe deducir de su trayectoria es la voluntad de consenso y de compromiso con esa actitud -bastante en desuso- atribuida a los "hombres de Estado", expresi¨®n con la que se alud¨ªa a pol¨ªticos que piensan en su pa¨ªs m¨¢s que en bander¨ªas. Si RTVE requer¨ªa o no de una persona as¨ª para consolidar la despolitizaci¨®n y la apuesta profesional iniciadas en los ¨²ltimos a?os, los hechos lo dir¨¢n.
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