El fantasma de los 'dibus' futuros

En los cr¨¦ditos finales de Ratatouille, un r¨®tulo indicaba: "Nuestro Certificado de Calidad garantiza: 100% animaci¨®n genuina. No se ha empleado motion capture o cualquier otro atajo relacionado con la interpretaci¨®n en la producci¨®n de esta pel¨ªcula". La l¨®gica corporativa sigue caminos muy distintos a los de la integridad art¨ªstica: tres a?os despu¨¦s, Disney acoge con los brazos abiertos -y con un contrato para tres pel¨ªculas- al m¨¢ximo valedor del motion capture, t¨¦cnica que vierte toda la informaci¨®n gestual de actores de carne y hueso a figuras virtuales. El proceso obtiene resultados notables cuando sirve para integrar un personaje sint¨¦tico en la imagen real -ah¨ª est¨¢ el convincente Gollum de la trilog¨ªa de El Se?or de los Anillos-, pero supone un radical simulacro de lo que se suele entender por animaci¨®n: la labor del animador tiene su meta en lograr, con sus propios recursos, que sus personajes act¨²en. Cuando una pel¨ªcula se realiza ¨ªntegramente en motion capture, el resultado no es una pel¨ªcula animada, sino su simulaci¨®n.

En Cuento de Navidad, tercer largo de Zemeckis abonado al flamante juguete, el cl¨¢sico de Dickens se transmuta en algo sumamente extra?o: la versi¨®n virtual de un paseo por una Casa Encantada de parque Disney tapizada de moral victoriana, una monta?a rusa de golpes de efecto que permite al cineasta ejercitar su caligraf¨ªa hecha de hip¨¦rboles sin l¨ªmites impuestos por las leyes f¨ªsicas. El dise?o de Mr. Scrooge es el gran triunfo del conjunto, pero la est¨¦tica oscila entre un tenebrismo radical y el kitsch navide?o de escaparate de Harrod's y no logra enmascarar la ausencia de aut¨¦nticos animadores capaces de colocar personajes vivos donde s¨®lo parece haber aut¨®matas.