"La prostituci¨®n en Italia es pura tradici¨®n"
Buscamos a una de esas togas rojas que no dejan dormir a Silvio Berlusconi. Giancarlo de Cataldo, de 53 a?os, prefiere definirse como toga noir, aunque es bastante rojo para los est¨¢ndares italianos. La broma tiene sentido porque, adem¨¢s de magistrado, es un novelista negro muy popular. Es autor de Italia Cosa Nostra y de Novela criminal (editadas por Roca Editorial), la historia de la banda de la Magliana que fue pel¨ªcula y luego serie de televisi¨®n (Canal + la estrenar¨¢ pronto en Espa?a con el t¨ªtulo de Roma criminal).
A De Cataldo, barbudo y fumador de puros, s¨®lo le faltar¨ªa trabajar en Mil¨¢n o Palermo para encarnar del todo la pesadilla del primer ministro. Pero est¨¢ en la Corte de Apelaci¨®n de Roma, y ya no se ocupa de mafia y terrorismo, sino de delitos comunes. Lo cual le deprime un poco: "Se gana m¨¢s, unos 5.000 euros, pero se disfruta menos. En cuanto a lo de Mil¨¢n, Palermo o Roma, la diferencia no la hace el comunismo sino el coraje: en todas partes hay jueces y fiscales m¨¢s valientes que otros".
Autor de novela negra, este juez 'toga roja' no deja dormir a Berlusconi
Anda escribiendo una novela que transcurre en los a?os de la unidad de Italia, y viene de reunirse con los guionistas que escriben para la RAI la segunda parte de Romanzo criminale. Llega puntual al Zen Sushi, que le gusta por varias razones: "Est¨¢ cerca del tribunal, aqu¨ª trabaja el mejor master shushi de Roma, Wata Nabe, y yo soy de la Puglia, as¨ª que como pescado crudo desde los cinco a?os".
Mientras devora con pericia el futomaki tempura con los palillos, cuenta que decidi¨® escribir sobre la banda de la Magliana (barrio de la periferia romana) tras dirigir el proceso contra ellos en 1997. "En la historia de aquel clan mafioso que domin¨® Roma en los a?os setenta y ochenta conflu¨ªan muchos misterios. A Pasolini lo mataron cuando escrib¨ªa Petr¨®leo, una historia del pa¨ªs desde un perfil criminal. La Magliana sab¨ªa casi todo sobre esa zona gris tan italiana: mafia, terrorismo, droga, masoner¨ªa, Brigadas Rojas, servicios secretos... Ten¨ªan una inteligencia criminal casi prof¨¦tica, y muchos sab¨ªan que la clave era la pol¨ªtica".
Desencantado y mordaz, De Cataldo ataca con entusiasmo el sashimi, y explica que muchos de los males italianos actuales se deben a "la mezcla de televisi¨®n y coca¨ªna, drogas de masas que han sustituido a los valores que un d¨ªa ense?aban el Partido Comunista y las parroquias". ?Y el goteo recurrente de esc¨¢ndalos con prostitutas, transexuales y velinas? "Eso es pura tradici¨®n. En el siglo XVIII, la V¨ªa Nazionale de Roma se asfalt¨® con las tasas que pagaban las putas al Papa".
Con el caf¨¦, llegamos a la conspiraci¨®n de la justicia comunista. De Cataldo niega la mayor. "Primero, la izquierda italiana ya no es de izquierdas. Fini parece m¨¢s de izquierda que ellos. Segundo, cuando la justicia es igual para todos crece la civilizaci¨®n de un pa¨ªs. Tercero, si se investigan asuntos sucios siempre sale un pol¨ªtico detr¨¢s. La pregunta es si a la opini¨®n p¨²blica le interesa saber si la mafia negoci¨® con el Estado y si los jueces derramaron su sangre por oponerse. La gran tragedia es que hemos pasado de ser el pa¨ªs del derecho romano a las patrullas ciudadanas y las devoluciones de inmigrantes a Libia".
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