Lejos de Europa
Espa?a sigue en recesi¨®n, lastrada por el colapso inmobiliario, mientras la eurozona vuelve a crecer
Mal que le pese al Gobierno espa?ol, las trayectorias de salida de la recesi¨®n de Espa?a y Europa son divergentes. Es un hecho confirmado por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y Eurostat en el tercer trimestre de este a?o. En ese periodo, el crecimiento intertrimestral en la zona euro fue positivo (0,4%) por primera vez despu¨¦s de cinco trimestres. Alemania confirm¨® que ha encontrado una senda de crecimiento sostenido (0,7%), igual que Francia (0,3%) e incluso Italia (0,6%). En cambio, la econom¨ªa espa?ola se encuentra todav¨ªa en plena fase recesiva. Por sexto trimestre consecutivo, la variaci¨®n intertrimestral fue negativa (-0,3%) y en tasa interanual fue del -4,0%. Europa ya no est¨¢ en recesi¨®n, mientras que Espa?a tendr¨¢ que sufrir todav¨ªa al menos dos trimestres cr¨ªticos antes de contabilizar tasas intertrimestrales positivas. El Gobierno ya no tiene fundamento para defender que la econom¨ªa espa?ola se recuperar¨¢ al mismo tiempo que Europa.
La divergencia entre Espa?a y Europa se explica principalmente por la crisis inmobiliaria espa?ola, que ha suprimido casi de ra¨ªz uno de los motores de la actividad desde 1997 y ha destruido m¨¢s de 1,5 millones de empleos. Ahora se comprueba lo justificadas que estaban las advertencias contra la burbuja inmobiliaria y el d¨¦bil patr¨®n de crecimiento que el exceso de endeudamiento inmobiliario estaba contribuyendo a formar. Las diferencias pueden aumentar en el ¨²ltimo trimestre. El consenso de los economistas se?ala una nueva ca¨ªda, similar a la de julio-septiembre.
La recuperaci¨®n adelantada de Europa respecto a Espa?a tendr¨¢ dos consecuencias: la primera, que contribuir¨¢ a aumentar la demanda, a trav¨¦s de las exportaciones y la mejora competitiva que supone la transitoria desinflaci¨®n espa?ola. ?ste es el factor en el que conf¨ªa el Gobierno para apuntar cualquier indicio de reactivaci¨®n en 2010. Pero, por el contrario, favorecer¨¢ en segundo lugar la retirada de los est¨ªmulos monetarios del Banco Central Europeo (BCE). Si esa retirada se produce antes de que cajas y bancos hayan terminado sus ajustes, el efecto sobre la actividad econ¨®mica ser¨¢ devastador.
No hay muchos argumentos para el optimismo. El equipo econ¨®mico se ha agarrado al clavo ardiendo de que las estad¨ªsticas del ¨²ltimo trimestre han sido mejores que los avances publicados por el Banco de Espa?a. Estas mejoras relativas, en cualquier caso de matiz, le han parecido suficientes a la vicepresidenta Elena Salgado para amagar con un nuevo retorno al optimismo. "El cuadro macroecon¨®mico del Ejecutivo se va cumpliendo y se pueden esperar mejores resultados en pr¨®ximos trimestres", asegur¨® el jueves. Aunque se pronuncie en t¨¦rminos tan discretos, su optimismo no es contagioso. Es natural que la ca¨ªda de la actividad, como tendencia, sea menos pronunciada. Pero medir la salida de la recesi¨®n s¨®lo por el indicador de crecimiento desenfoca la percepci¨®n del principal problema de la crisis espa?ola hoy, que es la destrucci¨®n de empleo y, en consecuencia, la expectativa de que el paro se mantenga en tasas muy altas durante los pr¨®ximos cinco trimestres.
Lo que diferencia la recesi¨®n espa?ola de las del resto de Europa es el hundimiento del empleo. Las interpretaciones complacientes de la ¨²ltima EPA est¨¢n equivocadas porque la contenci¨®n del paro s¨®lo se consigue a costa del descenso de la poblaci¨®n activa -el efecto des¨¢nimo- y la destrucci¨®n de empleo ya empieza a afectar a la contrataci¨®n fija. El Gobierno deber¨ªa asimilar r¨¢pidamente dos certezas. Una, que la persistencia de la recesi¨®n nos deja como los enfermos de Europa. Dos, que urge introducir mejoras en la contrataci¨®n para taponar la hemorragia del empleo. No es momento de sugerencias ni de globos sonda.
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