D¨¦spotas virtuales
El Comit¨¦ para la Promoci¨®n de la Virtud y la Prevenci¨®n del Vicio ya tiene 500 miembros y est¨¢ creciendo r¨¢pidamente. Lo puede encontrar en Facebook, el sitio de Internet donde todo es posible. Ahora les cuento m¨¢s sobre el Comit¨¦ Antivicio. Sitios como Facebook ayudan a reencontrar viejos amores y a hacer nuevas amistades, a organizar fiestas y buscar trabajo. Tambi¨¦n sirven para luchar contra las dictaduras, denunciar a pol¨ªticos corruptos o recaudar fondos para salvar la vida de un ni?o enfermo. Con sus 300 millones de usuarios que se comunican en 68 idiomas, Facebook es el m¨¢s popular de los nuevos veh¨ªculos creados gracias a Internet. Los micromensajes enviados por Twitter, los blogs, YouTube, Flickr y otras tecnolog¨ªas similares tambi¨¦n est¨¢n cambiando el mundo. Es tentador pensar que todo esto no puede sino tener efectos liberadores y positivos. Los monjes budistas de Myanmar (antigua Birmania), los estudiantes antichavistas de Venezuela o los opositores a Ahmadineyad en Ir¨¢n han potenciado su impacto pol¨ªtico con estas nuevas tecnolog¨ªas. Las utilizan para reclutar nuevos miembros, coordinar sus actuaciones, mostrar los abusos de los d¨¦spotas, llevar a miles de personas a la calle o recaudar fondos. La Red es buena para la democracia y mala para los dictadores.
Los 'cibertontos' de hoy ya no son los Gobiernos autoritarios, sino los activistas
?Estamos seguros de esto? No. Evgeny Morozov, uno de los m¨¢s l¨²cidos analistas del impacto pol¨ªtico de Internet, nos recuerda que "la historia demuestra que las nuevas tecnolog¨ªas suelen ayudar a todas las fuerzas pol¨ªticas por igual, no s¨®lo a las que tienen las intenciones m¨¢s nobles o democr¨¢ticas". A pesar de esto, la suposici¨®n dominante es que los Gobiernos, especialmente los m¨¢s autoritarios, est¨¢n perdiendo terreno frente a redes de activistas cibernautas hambrientos de democracia. Pero la realidad es que Gobiernos como los de Rusia, Ir¨¢n, China o Cuba ya no se limitan a leer subrepticiamente los correos electr¨®nicos de sus ciudadanos, a bloquear el acceso a ciertos sitios de Internet, censurar la b¨²squeda en la Red de palabras o nombres de personas u organizaciones disidentes o simplemente suspender temporalmente el servicio de telefon¨ªa celular. Todo esto sigue pasando, pero las tiran¨ªas tambi¨¦n aprenden y los Gobiernos autoritarios ya no son los cibertontos que eran tan s¨®lo hace un par de a?os. La nueva sofisticaci¨®n en el uso de Internet con fines represivos es espeluznante. El Gobierno chino cuenta con 280.000 personas dedicadas a identificar chats donde se discuten temas que el r¨¦gimen cree inconvenientes. Estos funcionarios intervienen en los chats present¨¢ndose como simples participantes. Pero su misi¨®n es la de sabotear la conversaci¨®n, introduciendo otros temas, confundi¨¦ndola o abrum¨¢ndola con una avalancha de mensajes. El Gobierno les paga 50 centavos chinos por cada palabra que escriben. En Rusia, el Kremlin financia nuevas empresas de Internet que diseminan mensajes de apoyo al r¨¦gimen o que sabotean los sitios en la Red que lo critican. Recientemente, un jefe policial en Mosc¨² reconoci¨® que ¨¦l y sus colegas son ¨¢vidos lectores de los mensajes en Twitter. "Eso nos permite enterarnos de lo que est¨¢ pasando, qui¨¦n est¨¢ diciendo qu¨¦, conocer sus planes y reaccionar inmediatamente", dijo.
Internet ha dado m¨¢s posibilidades y aumentado la agilidad de los activistas democr¨¢ticos, pero tambi¨¦n les ha dado nuevos y poderosos instrumentos represivos a los reg¨ªmenes autoritarios. Seg¨²n Morozov, "el activismo en Internet es m¨¢s f¨¢cil de estudiar y controlar que el activismo f¨ªsico y en la calle. ?Cu¨¢l es la ventaja de lograr, gracias a una convocatoria v¨ªa Twitter, que 100 j¨®venes activistas iran¨ªes se concentren en una plaza a protestar si el Gobierno lee esos mismos mensajes y as¨ª se entera de qui¨¦nes son estos j¨®venes?". Adem¨¢s, los Gobiernos hoy pueden comprar las m¨¢s avanzadas tecnolog¨ªas para intervenir comunicaciones telef¨®nicas o mensajes electr¨®nicos, detectar patrones de conducta y estructuras sociales en la Red, as¨ª como penetrar los ordenadores de sus enemigos pol¨ªticos.
Crecientemente, los activistas internautas terminan apaleados o encarcelados y, sin quererlo, sirviendo de valiosos colaboradores del r¨¦gimen al suministrarle a trav¨¦s de los mensajes electr¨®nicos interceptados los nombres e intenciones de sus aliados. Los cibertontos de hoy ya no son los Gobiernos autoritarios, sino los activistas cuya pasi¨®n por la libertad y desesperaci¨®n ante los abusos de los tiranos los lleva a fiarse demasiado de la privacidad de sus comunicaciones v¨ªa Internet. ?Y el Comit¨¦ para la Promoci¨®n de la Virtud y la Prevenci¨®n del Vicio? Es la iniciativa en Facebook de la polic¨ªa religiosa de Arabia Saud¨ª.
mnaim@elpais.es
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