Lorenzo Iturriaga, 'ertza?a' del 36
Parafraseando la conocida cita borgiana, al t¨ªo Lorenzo, "como a los dem¨¢s hombres, le toc¨® vivir tiempos dif¨ªciles". Lorenzo Iturriaga (Etxebarri 1912-Bilbao 2009) vino a encontrarse al final de su vida con un inesperado protagonismo por ser uno de los ¨²ltimos miembros de la Ertza?a, el cuerpo de seguridad creado en plena Guerra Civil por el Gobierno vasco de Jos¨¦ Antonio Aguirre y del que proviene la actual Ertzaintza. Es posible que quede alg¨²n otro ertza?a de 1936 que a¨²n viva. Es posible que se nos haya muerto el ¨²ltimo. ?Qui¨¦n sabe? Lo cierto es que Lorenzo Iturriaga, mi t¨ªo, m¨¢s que al h¨¦roe militar, representaba a la perfecci¨®n al hombre sencillo que nunca hubiera salido en un peri¨®dico, si no llega a ser por el azar y su propia longevidad.
"Trabajo y decencia", les aconsejar¨ªa Lorenzo a los j¨®venes vascos
Hoy conmemoramos aquellos episodios de la Guerra Civil espa?ola como si fuera cierta la visi¨®n que un poco de informaci¨®n hist¨®rica y nuestra propia ideolog¨ªa nos ofrecen. Seguramente ser¨¢ mentira. Si algo puede decirse de aqu¨¦lla, como de las dem¨¢s guerras, es que fue un desprop¨®sito donde las m¨¢s miserables manifestaciones del ser humano salen a relucir, como bien ha analizado Hanna Arendt.
En realidad, muy pocos, si hubo alguno, conoc¨ªan lo que hac¨ªan y por qu¨¦. Tanto mejor para ellos. Si es as¨ª, supieron las razones de su lucha, de su miedo, de su hambre, de su angustia, de sus a?os perdidos, de su muerte; y, lo que es a¨²n peor, creyeron conocer y comprender las sutiles diferencias por las que deb¨ªan matar a quien por lo dem¨¢s era un semejante. Supieron, pues, las razones de su odio.
Lorenzo, no. Al t¨ªo Lorenzo, como a sus hermanos Jos¨¦, Ant¨®n y Juli¨¢n, mi padre, y a tantos y tantos otros, simplemente les toc¨® la guerra. As¨ª al menos se lo hemos o¨ªdo contar en casa a los cuatro, sin m¨¢s ¨¦pica que la de sobrevivir. Sin m¨¢s odios ni m¨¢s complicaciones.
?Qu¨¦ hacen los hombres sencillos en semejantes circunstancias? Lo que siempre hicieron: obedecer. Obedecieron a su padre, al maestro, al cura, al patr¨®n, al mando militar de un bando; luego al mando militar del otro. Obedecer y procurar hacer bien lo que a uno le encomiendan. Tan lejos estaban sus peque?as ilusiones de ideolog¨ªas, armas, uniformes y fanfarrias.
Siempre hay, afortunadamente, mucha gente como Lorenzo. Vivieron tiempos odiosos, es verdad, pero jam¨¢s hicieron da?o a nadie y fueron laborando su orgullo con los mimbres del trabajo y la decencia.
Si algo en la vida le satisfizo no ocurri¨®, desde luego, durante aquellos tiempos heroicos y terribles del 36, sino durante sus muchos a?os de trabajo como dependiente en "una de las mejores pa?er¨ªas del Casco Viejo de Bilbao", como ¨¦l mismo dec¨ªa, donde comenz¨® a trabajar siendo ni?o, a las ¨®rdenes del mism¨ªsimo don Gast¨®n, el de la firma Gast¨®n y Daniela.
Hoy hay muchos j¨®venes en Euskadi a quienes padres, profesores y otros prescriptores sociales cuya responsabilidad bascula entre la estupidez y el crimen han llenado la cabeza y el coraz¨®n de falsas viejas afrentas y en cuyos o¨ªdos resuenan himnos patri¨®ticos y llamadas a una violencia que se presenta como necesaria y liberadora. Si algo les dir¨ªa Lorenzo, el ertza?a que vivi¨® el 36 -y con Lorenzo el coro de aquella generaci¨®n diezmada en plena juventud- es: "Trabajo y decencia". ?se es el epitafio de los hombres sencillos.
Rafael Iturriaga Nieva es viceconsejero de Seguridad del Departamento de Interior del Gobierno vasco.
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