Balonmano, capital Granollers

En pocos deportes hay una identificaci¨®n tan precisa con una ciudad. Si alguien habla de balonmano, la asociaci¨®n de ideas le lleva directa e ineludiblemente hacia Granollers. La ciudad vallesana, de 60.000 habitantes, fue la cuna de este deporte en Catalu?a y el Balonmano Granollers permanece como la mejor cantera de Espa?a y sigue nutriendo de jugadores a varios equipos punteros, entre ellos el Barcelona. De ah¨ª han salido figuras como Perram¨®n, Masip, Garralda, Puig, Serrano, Rocas, Malmagro y Davis, entre otros.

"El balonmano es el deporte de referencia en Granollers", asegura Josep Mayoral, alcalde de la ciudad. "Tenemos una entidad con 65 a?os de historia que permanece en la m¨¢s alta categor¨ªa y es emblem¨¢tica, no s¨®lo por los t¨ªtulos que ha conseguido, sino porque ha llevado el nombre de Granollers a todos los confines de Europa y es el punto de mira de todos los ni?os. El balonmano ha sido uno de los elementos m¨¢s importantes de educaci¨®n, integraci¨®n y cohesi¨®n social en el Vall¨¨s".

"No ha habido filtros de ninguna clase. Nadie se siente marginado"

Un torneo escolar y la Granollers Cup atraen a ni?os de todo el mundo

El Balonmano Granollers tiene un equipo en la Divisi¨®n de Honor y 33 equipos m¨¢s en la base que mueven a 500 jugadores. "Nuestra filosof¨ªa es crear los equipos necesarios para acoger a todos los ni?os interesados en jugar al balonmano", explica Juan Mar¨ªa P¨¦rez Ortiz, presidente de la entidad en los ¨²ltimos 10 a?os, sustituido por Jos¨¦ Luis Ca?as el pasado 3 de noviembre. "El balonmano moderno comienza en Granollers en los a?os cincuenta y va creando ra¨ªces, porque el club ha mantenido siempre las puertas abiertas a todo el mundo, no ha habido filtros extradeportivos ni deportivos. Nadie se ha sentido marginado".

En 1960 un grupo de socios compraron un metro cuadrado de terreno cada uno para poder construir la primera pista de balonmano de Granollers. Aquel patrimonio se convirti¨® en un elemento fundamental, no s¨®lo porque fue el lugar donde se jugaron los primeros partidos, sino porque cuando la ciudad se fue urbanizando, all¨ª se construyeron una plaza y varios bloques de pisos y permiti¨® al club quedarse con tres viviendas, propiedad de la fundaci¨®n, que ahora son la residencia de j¨®venes jugadores del Granollers. "El club naci¨® con la pretensi¨®n de ser un polo de atracci¨®n social en los a?os cuarenta (se fund¨® en 1944), que se fue transformando en vocaci¨®n de formar jugadores", agrega P¨¦rez Ortiz.

Es dif¨ªcil encontrar en Granollers a alguna familia sin vinculaci¨®n con el balonmano. Es el deporte m¨¢s practicado en las escuelas y el mejor elemento de integraci¨®n. "Para m¨ª, hay dos elementos fundamentales en este desarrollo", explica Mayoral. "Uno es el torneo Coaliment, que lleva ya 14 ediciones, en el que 1.500 ni?os y ni?as de edades escolares juegan al balonmano durante cuatro fines de semana en mayo, con la ¨²nica funci¨®n de iniciarse en este deporte. El segundo es la Granollers Cup, que lleva ya 11 ediciones y se disputa en junio. La ciudad recibe a 3.000 ni?os de todo el mundo: unos 200 equipos que van de alev¨ªn a j¨²nior. Ah¨ª participan jugadores de nivel, cuya aspiraci¨®n es acabar jugando en el primer equipo. Eso genera ilusi¨®n y expectativas".

Esa identificaci¨®n de la ciudad con el balonmano es crucial. El Granollers sobrevive en gran parte gracias a la aportaci¨®n de peque?os comercios y de grandes empresarios locales. Su presupuesto creci¨® desde 800.000 euros en 1999 hasta 2,5 millones esta misma temporada. "Entendemos que es bueno que no haya un patrocinador que aporte m¨¢s del 30% del presupuesto", explica Josep Blanchart, gerente del club. "Nos nutrimos de m¨¢s de 100 patrocinadores peque?os que aportan desde 1.000 euros a cifras ya importantes. El club sobrevive, pero no tenemos dinero para recuperar los laureles del pasado".

Sin embargo, no tienen problemas para obtener la indispensable colaboraci¨®n de los ciudadanos. "Hay campa?as de la alcald¨ªa para promocionar la idea de que el club es patrimonio de la ciudad. Esta filosof¨ªa se vive en el entorno econ¨®mico de Granollers", concluye P¨¦rez Ortiz. "Es dif¨ªcil sentirte solo en la presidencia del club. En los momentos duros, descubres que la gente siente esta entidad como algo suyo".