Rajoy apela a los valores tradicionales con gui?os a los moderados del partido

Las im¨¢genes en pol¨ªtica son definitivas. Hace cinco a?os, cuando Mariano Rajoy pronunci¨® el discurso final del congreso del PP que le nombr¨® oficialmente sucesor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, se plasm¨® una terrible: decenas de dirigentes abandonaban la sala mientras ¨¦l hablaba. Ya hab¨ªan escuchado a Aznar, y Rajoy no les interesaba. Ayer las cosas fueron muy distintas. El l¨ªder del PP, con Aznar ausente, termin¨® su discurso, uno de los m¨¢s aplaudidos de los ¨²ltimos a?os, con el auditorio puesto en pie y la foto clave del marianismo: todo su equipo de fieles junto a ¨¦l subido al escenario, y todos los barones auton¨®micos detr¨¢s.

Todos menos dos. Mientras Rajoy lograba al fin levantar los ¨¢nimos de los suyos con un discurso que hablaba de austeridad, de la pedagog¨ªa de la pol¨ªtica, de la necesidad de tener un partido "de ¨¢mbito nacional, limpio y unido", Francisco Camps se dejaba ver en Cheste (Valencia) montado en un Ferrari. Esperanza Aguirre se volvi¨® a Madrid por motivos familiares graves.

El l¨ªder pide un PP "limpio y unido", que no hable para "entusiastas"

Rajoy logr¨® levantar a los suyos con un discurso largo y muy elaborado, preparado a conciencia, lleno de gestos hacia el ala m¨¢s conservadora del partido, con constantes referencias a los valores tradicionales de la derecha espa?ola -familia, antiabortismo, supremac¨ªa del individuo, libre elecci¨®n del centro educativo, defensa del castellano-.

Fueron estas ideas las que levantaron a los dirigentes. La menci¨®n del derecho a la vida, esto es de la oposici¨®n al aborto, a pesar de que el PP no toc¨® la ley en sus ocho a?os de Gobierno, puso a todo el auditorio en pie durante un buen rato. Rajoy anunci¨® que promover¨¢ una ley de protecci¨®n de la maternidad, una propuesta elaborada por Eugenio Nasarre y Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, miembros del ala del partido m¨¢s cercana a los planteamientos de la Conferencia Episcopal.

Tambi¨¦n tuvo mucho ¨¦xito su defensa del castellano, precisamente en Catalu?a, y de la libertad de elecci¨®n de centro, que tanto promueven los defensores de la escuela concertada. "Quiero una educaci¨®n en libertad. Quiero que los padres puedan elegir la educaci¨®n que deseen para sus hijos conforme a sus valores y a sus preferencias pedag¨®gicas y ling¨¹¨ªsticas. Las lenguas ¨²nicamente tienen dos enemigos; quienes las proh¨ªben y quienes las imponen".

Rajoy logr¨® combinar estas referencias a los valores m¨¢s tradicionales del PP con el intento por vender la idea de un partido de centro, moderado, que necesita ampliar su espacio para ganar las elecciones. "El discurso duro de la anterior legislatura nos da 10 millones de votos. No basta. Necesitamos 12. Y Rajoy ha hablado tambi¨¦n para los otros dos", se?alaba un bar¨®n auton¨®mico al terminar el discurso del l¨ªder.

Para lograrlo, el jefe de la oposici¨®n primero se justific¨® ante quienes le critican el discurso moderado. "De nada sirve tener la raz¨®n o el mejor proyecto pol¨ªtico si no lo perciben as¨ª la mayor¨ªa de los ciudadanos. El nuestro no es un proyecto para unos pocos entusiastas, es un proyecto que aspira a representar al m¨¢s amplio conjunto de las clases medias y trabajadoras de Espa?a".

Y enseguida trat¨® de apropiarse de las ideas que con m¨¢s fuerza destaca el PSOE para diferenciarse del PP: la defensa del Estado de bienestar. "Quiero reafirmar el compromiso inequ¨ªvoco del PP con la sanidad p¨²blica universal y con nuestro sistema de pensiones. Haremos un plan de reformas que garantice la viabilidad del sistema. Creemos en el Estado de bienestar y tenemos las recetas para contenerlo y mejorarlo".

Rajoy insisti¨® adem¨¢s en lanzar un mensaje positivo, centrado en que el PP conf¨ªa en Espa?a y en los emprendedores espa?oles para salir de la crisis. Siempre con la insistencia en los valores -"la limpieza en la vida p¨²blica es una exigencia moral"-, hasta el punto de que plante¨® un dec¨¢logo. Sin embargo, su mirada hacia el futuro, su defensa de que el PP s¨ª es alternativa -aunque de la convenci¨®n no sale ninguna propuesta concreta de calado- no pudo evitar que buena parte de su discurso estuviera centrado en los problemas del partido.

La crisis no ha desaparecido, los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n a¨²n no est¨¢n resueltos. El l¨ªder habl¨® de ejemplaridad, pero en la crisis valenciana se ha apoyado en Carlos Fabra, imputado por varios delitos, y mantiene a Camps y a los implicados en el caso G¨¹rtel, salvo el expulsado Ricardo Costa.

Rajoy defendi¨® la actuaci¨®n de miles de pol¨ªticos de todos los partidos que, dijo, son honrados. Y para los que no lo son, prometi¨® un nuevo c¨®digo de buenas pr¨¢cticas interno -anunciado ya varias veces y a¨²n no concretado, como el informe sobre la supuesta persecuci¨®n del PP- y un intento de pactar con todos los partidos "un gran acuerdo por la transparencia y contra la corrupci¨®n de la vida municipal espa?ola". Casi nueve meses despu¨¦s del estallido del caso G¨¹rtel, Rajoy admite al fin que hay un problema, y quiere solucionarlo.