Hambre de soluciones
La cumbre de la FAO termina sin acuerdos frente a una hambruna que se agrava
La noble misi¨®n de acabar con el hambre en el mundo no ha sido reclamo suficiente para que los l¨ªderes del G-8 (a excepci¨®n hecha del anfitri¨®n, Silvio Berlusconi) acudieran a la cumbre de la FAO que termin¨® ayer en Roma. El resultado de la reuni¨®n era forzosamente limitado; m¨¢xime cuando los pa¨ªses m¨¢s ricos ya hab¨ªan aireado su compromiso en julio pasado, en L'Aquila, de dotar al fondo contra el hambre de 20.000 millones de d¨®lares (5.000 m¨¢s que hasta ahora).
Era de esperar que esta nueva convocatoria de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n, FAO, hubiera obtenido una respuesta m¨¢s decidida. En el a?o 2000, la ONU, con el apoyo del entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, lanz¨® a bombo y platillo los Objetivos del Milenio. Uno de ellos era el de reducir a la mitad el n¨²mero de personas que padec¨ªan hambre en el mundo para el a?o 2015. En aquellas fechas, el n¨²mero estimado de hambrientos era de 800 millones. La medida del fracaso colectivo cosechado en estos nueve a?os lo da el hecho de que ese n¨²mero haya aumentado hasta los 1.000 millones de personas; una cifra sin precedentes.
La iniciativa de la FAO de convocar esta reuni¨®n extraordinaria se ha saldado con una renovaci¨®n de aquel objetivo, de cumplimiento ya pr¨¢cticamente imposible, sin nuevos compromisos financieros y con la reforma del llamado Comit¨¦ Mundial de Seguridad Alimentaria, que aspira a coordinar las pol¨ªticas contra el hambre. Los centros de decisi¨®n siguen estando muy lejos de la sede de la FAO. Las subvenciones agr¨ªcolas de Europa y EE UU estrangulan a muchos pa¨ªses pobres y el mercado impone reglas que penalizan a los productores m¨¢s humildes. El 80% de los hambrientos del planeta son agricultores a los que la crisis castiga de forma severa. El aumento de la poblaci¨®n mundial, mayor en las regiones m¨¢s pobres, no har¨¢ m¨¢s que empeorar las cosas si no se adoptan nuevas decisiones.
El hambre, como el cambio clim¨¢tico, es un problema global, pero todav¨ªa m¨¢s agudo, que requiere soluciones globales e inmediatas. Esta denominada Cumbre del hambre ha servido para llamar la atenci¨®n sobre esta vergonzante realidad ("la m¨¢s terrible arma de destrucci¨®n masiva", en palabras del brasile?o Lula da Silva) y la pobre voluntad pol¨ªtica de ponerle freno de manera urgente.
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